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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Enésima reforma educativa ¿será la definitiva?

Elena Baeza.  El Consejo de Ministros ha aprobado este viernes el anteproyecto de ley de reforma educativa, que pretende acabar con los males tan negativos que han producido en el fracaso escolar y en el abandono educativo temprano. Hace más de treinta años que la expresión «fracaso escolar» forma parte de la discusión pública y académica española.

Las leyes de educación que han estado vigentes en España han estado inspiradas por una concepción de la enseñanza que ha producido efectos muy negativos. Últimamente por ejemplo la imposición de una moral de Estado a través de la asignatura Educación para la Ciudadanía, que finalmente desaparece tras una larga lucha de la sociedad civil a favor de la libertad. Aunque no le ha faltado tiempo al señor Oscar López para salir diciendo que esto es una cortina de humo para tapar los recortes. Y es que algunos políticos ven peligrar sus carreras si la juventud es sana, si los jóvenes son críticos, si poseen valores estables desde los que pueden construir su propia vida y no seguir el dictado de una ideología determinada. Saben que el citado tipo de educación los hará libres y por ello les cierran las puertas a una enseñanza en libertad, con leyes de educación manipuladoras ideológicamente.
 
Precisamente uno de los puntos fuertes del nuevo proyecto es que quiere aumentar la autonomía de los colegios y la libertad de los padres. La protección de los conciertos para la educación diferenciada es un buen ejemplo del respeto a la libre elección. Otro punto fuerte es el mejor tratamiento y el fomento de la Formación Profesional, que hasta el momento ha sido una especie de solución de segunda división.
 
Decía Unamuno que para él, “el estudio del bachillerato significó el contacto con el mundo alucinante del saber, es donde empieza para él la “concupiscencia del saber”: “Me consumía el ardor infantil de saber, de penetrar en los misterios de la cultura y una tristeza prematura acompañada de pobreza física”.
Mientras que España no supere la auténtica emergencia educativa que sufre, no podremos salir de todos los demás problemas que tenemos y, que por el momento le estamos dando más prioridad. Con la educación nos jugamos el futuro de la sociedad. En un mundo globalizado sólo se mejorará si preparamos a nuestros jóvenes no para la mediocridad obediente, sino para la libertad, para hacer, en definitiva, grandes cosas.