Alberto Miguel Arruti. 6 de marzo.
Hace ahora 400 años de las primeras observaciones astronómicas realizadas con telescopio por Galileo y el mismo año, Kepler publicaba la “Astronomia nova”. Todo ello ha sido ocasión para que el Gobierno italiano, apoyado porla UNESCO, solicitase de la ONU la declaración del presente año, como Año Internacional de la Astronomía. Se trata de una de las ciencias más antiguas. Todas las culturas han elaborado una astronomía, en la que se daban cita elementos religiosos y otros, que hoy calificaríamos de científicos.
Fue Kepler quien con sus tres leyes dio lugar a lo que se llamó Astronomía de posición. En contra de lo que se había sostenido hasta entonces, los planetas describían órbitas elípticas en uno de cuyos focos se encuentra el Sol. Esta visión, esta concepción del mundo, llegó, prácticamente, hasta el siglo XX. Si Newton fue el creador de una visión del mundo, Einstein, con sus dos teorías de la relatividad, de 1905 y de 1915, fue el autor de una nueva visión del mundo, que se ajustaba a los últimos hechos observados. Los datos que hoy se tienen son muchísimos y se reciben continuamente, por lo que es muy difícil hacer una auténtica teoría del Universo. Por ejemplo el satélite WMAP (Sonda Anisotrópica de Microondas Wilkinson), que toma su nombre del pionero de la Cosmología, David Wilkinson, fue lanzado en el año 2001. Con sus potentes sensores, puede detectar la débil radiación de microondas dejada por el big bang y que cubre el Universo, si bien es absorbida en gran parte por nuestra atmósfera, pero el WMAP, situado a 1,6 millones de kilómetros de la Tierra, se encuentra al margen de las perturbaciones atmosféricas. También nos ha dado, con gran exactitud la edad del Universo, que se cifra en 13.700 millones de años. También hoy disponemos de una imagen, relativamente detallada, de cómo morirá nuestro Universo. Precisamente Darwin escribió que “creyendo como creo que en un futuro lejano el hombre será una criatura mucho más perfecta que ahora, es intolerable la idea de que él y todos los demás seres sensibles estén condenados a la completa aniquilación después de un progreso continuado tan lento”. A lo que Michio Kaku, que enseña Física Teórica en la Universidad de Nueva York escribe que “desgraciadamente, los últimos datos del satélite WMAP parecen confirmar los peores temores de Darwin”.
El astrónomo más importante del siglo XX fue, sin duda, Edwin Hubble. Hubble después de analizar 24 galaxias, encontró que cuanto más lejos estaba la galaxia, más se alejaba de la Tierra, tal como habían predicho las ecuaciones de Einstein. El cociente entre las dos (velocidad dividida por distancia) era una constante: la constante de Hubble, que nos da el ritmo al que se expansiona el Universo. Y hoy nuestra visión del Universo afirma que éste se expande y que tuvo un principio: una gigantesca explosión, el big bang.
Uno de los últimos descubrimientos más sugestivos de la Astronomía han sido los llamados agujeros negros. Un agujero negro es un objeto estelar creado por la implosión de una estrella, en el que todo aquello que tenga masa o energía, o masa y energía puede caer, pero del que nada puede salir, ni siquiera la luz, pero si ésta no puede salir tampoco podremos verlo, aunque podemos sentir los efectos gravitacionales, producidos por su enorme masa.
Conocemos que la Astronomía se encuentra en un momento culminante de su Historia. Datos en gran cantidad, teorías cada vez más difíciles de elaborar, todo un mundo que aparece difícil de comprender, porque la naturaleza no es fácil, aunque a veces se haya creído lo contrario.