En el " Altar " de la Izquierda... el Socialismo y el Comunismo siguen causando el Martirio
Daniel Ponce Alegre.Teólogo y Antropólogo.Delegado en Levante del Grupo Diplomacia S.XXI. Se cumple en este año 2015, el 55º Aniversario de la muerte de Monseñor Alojzije Stepinac, Arzobispo de Zagreb nacido en 1898 en una pequeña localidad croata que, en mayo de 1945 al finalizar la II Guerra Mundial, formaría parte de la Yugoslavia socialista y comunista de Josip Broz, más conocido como " Tito ".
En ese mismo mes de mayo, el día 17, tan sólo 9 días después de la llegada al poder de Tito, Monseñor Stepinac es arrestado por la nueva " policía " del Estado yugoslavo, construcción política de base socialista y comunista, recién creada y " ad hoc ". Fue liberado el 13 de junio, y al día siguiente fue recibido por Tito.
La tregua duró poco pues en noviembre de ese mismo año Monseñor Stepinac fue víctima de un intento de asesinato por grupos revolucionarios pro gubernamentales que exigían la desaparición o sumisión de la Iglesia Católica siguiendo el modelo, revolucionario " ilustrado " y anticristiano, leninista y que a modo de avanzada implantó el régimen soviético de Stalin en la Rusia cristiana oriental de los zares, sirviendo de modelo a todos los países de su órbita, incluidos no sólo los del continente euroasiático, sino los que en el futuro formarían parte de ella y que se encuentran geográficamente en América del Sur.
El golpe más duro contra él, y contra la Iglesia, se produjo en septiembre del año siguiente cuando fue detenido a las 05:30, con los falsos cargos pues están acreditadas las gestiones diplomáticas para salvar a judíos y gitanos de los Campos en contra de las órdenes del Gobierno, de colaboración con el anterior régimen filonazi. Acababa de Celebrar Misa.
Empezó entonces una farsa de juicio por crímenes de guerra y alta traición, y fue condenado en pocas semanas a 16 años de cárcel y a 5 años de pérdida de sus derechos civiles y políticos. En 1951 su pena fue conmutada por arresto domiciliario en el presbiterio de Krasic y allí moriría sin recuperar su libertad en 1960.
En el magnífico libro de Philippe Chenaux titulado: La Iglesia Católica y el Comunismo podemos leer que " Stepinac no se plegó a crear un sucedáneo de Iglesia en Yugoslavia, pagana, desvinculada de Roma y dependiente del Estado socialista yugoslavo ".
Pío XII, que estaba escaldado por el trato con el Comunismo, no cedió ni un milímetro más y en 1953 Creó Cardenal a Monseñor Stepinac. La respuesta del Gobierno de Tito fue que el Parlamento votó una ley que reforzaba el control del Estado sobre la Iglesia y sus actividades.
Es muy clarificador el comentario de L´ Osservatore Romano ante esta respuesta del Gobierno socialista y comunista de Tito: " Los gobiernos dominados por comunistas quieren forzar a la Iglesia a que se pliegue a las leyes por ellos establecidas, leyes materialistas y antirreligiosas; un absolutismo ateo ".
El propio Stepinac calificó de esta manera, profunda, perspicaz y profética, al Comunismo, que no olvidemos, según sus ideologos, " es el paso final e inevitable del Socialismo ", que por cierto Juan Pablo II calificó de antropológicamente maligno y por naturaleza ateo; dijo Stepinac sobre el Comunismo:
" Es la viva imagen del infierno, un verdadero mendacium incarnatum ". Es decir, lo calificó de la mentira hecha carne o hecha hombre, lo que es lo mismo que decir: la Mentira, su Padre Satanás, Encarnado.
Creo que es de justicia recordar estas enseñanzas de la Historia, historia vivida por hermanos nuestros en Cristo, y recordarla especialmente en estos momentos en que nuestros hermanos siguen muriendo en el " Altar " del socialismo venezolano, bolivariano, peronista o castrista, y del comunismo norcoreano, chino o africano, y no sólo en el altar del islam, por cierto valga la redundancia pues la historia y la realidad política actual nos enseñan que han ido y siguen yendo de la mano en su objetivo común: borrar los rastros del cristianismo y su presencia.
Con todo, tengo absolutamente claro que la Justicia sólo es de Jahvé, Dios Padre, y de su Ungido, como Rey y Sacerdote, Jesucristo. Y es su Vuelta lo que hemos de esperar con anhelo.
Ven Señor Jesús. Amén.