Endesa avanza en el desmantelamiento de la Central Térmica Litoral
Actualmente cerca de 200 personas, el 75% locales, están trabajando en el proceso de desmantelamiento que se encuentra al 42%.
Para la voladura de la chimenea, una de las tareas más complejas del proceso de desmantelamiento, se han empleado 151 Kg de explosivo que se han colocado a doble altura para lograr el pliegue de la infraestructura.
Además de la chimenea también se ha demolido una estructura metálica de soporte de los conductos del absorbedor del Grupo 2, de 48 metros de altura. Ambas detonaciones han generado alrededor de 13.000 toneladas de residuos que serán completamente valorizados.
El desmantelamiento de la Central Térmica Litoral está participando en un proyecto europeo (ICEBERG) en el que están involucradas 35 empresas europeas de 10 países diferentes, y que tiene como objetivo maximizar la recuperación de residuos gracias a estudios y análisis previos que permiten anticipar los procesos de valorización y su eficiencia antes de que éstos se produzcan.
Para acompañar el desmantelamiento de la central, Endesa está desarrollando desde 2022 cursos de formación para fomentar la capacitación de personal especializado y está promoviendo proyectos para el desarrollo industrial de la zona.
Endesa ha procedido hoy a la voladura de la chimenea y de una de las estructuras metálicas de soporte de los conductos del absorbedor del Grupo 2 de la Central Térmica Litoral, un paso más en el proceso de desmantelamiento de la instalación que culminará en 2025.
“Este proceso de deconstrucción que estamos llevando a cabo, no es un momento de despedida sino el comienzo de una nueva etapa ilusionante que creará empleo y riqueza para la zona. Este espacio que ahora ocupa la central se destinará a asegurar un futuro sostenible para Carboneras mediante proyectos de reindustrialización que mantengan el compromiso histórico de Endesa con este entorno”, ha comentado Rafael Sánchez Durán, director general de Endesa en Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla quien ha presenciado en primera persona la voladura de hoy.
El director general de Endesa en Andalucía, Extremadura Ceuta y Melilla ha realizado estas declaraciones rodeado de autoridades e instituciones presentes en este evento histórico como la delegada de Gobierno de Almería, Aránzazu Martín, el subdelegado de Gobierno, José María Martín, la secretaria general de Medio Ambiente, Cambio Climático y Economía Azul de Andalucía, María López, y el actual alcalde de Carboneras, Salvador Hernández.
Retos técnicos de la voladura
La voladura de hoy han supuesto todo un reto a nivel técnico debido a las características de ambas infraestructuras. Para su realización ha sido necesario diseñar un procedimiento específico con el objetivo de garantizar condiciones absolutas de seguridad y efectivas de demolición. Esta misma prevención se está aplicando en todos los procesos que conforman los trabajos de desmantelamiento y demolición de la planta.
“El empleo de explosivos es el procedimiento más seguro para demoler estructuras esbeltas y especiales, siempre que el entorno lo permite”, ha explicado Beatriz Muñiz, responsable de los proyectos de desmantelamiento térmicos de Endesa. “En el caso de la voladura de la chimenea el proceso ha sido aún más complejo -ha matizado - se han tenido en cuenta todas las variables como la dinámica de la voladura, su secuencia, dirección de caída, medidas mitigadoras de las afecciones, medidas de vibraciones y puesta en seguridad de todos los elementos y estructuras afectadas”.
Para la voladura de la chimenea de cemento armado de la central térmica, de 200 metros de altura y un diámetro en base de 19,5 metros que se estrecha hasta los 12 metros de la punta, ha sido necesario debido a sus dimensiones y su ubicación, el uso de 151 kilos de explosivos que se han colocado por primera vez a doble altura, a cota cero y 96 metros. El objetivo de esta medida ha sido doblar el fuste en dos, como si de una bisagra se tratara, de forma que la huella de caída se redujera a la mitad, minimizando la afección a determinadas infraestructuras que era necesario mantener en servicio mientras se realizan los trabajos de desmantelamiento.
Para esta demolición se han utilizado 380 detonadores electrónicos que han activado la carga de explosivo que se han colocado en la estructura mediante taladros distribuidos para dirigir la caída en la dirección planificada. En el proyecto se ha fijado un radio de seguridad de 400 metros.
En el mismo radio de seguridad, y un segundo antes de la voladura de la chimenea, se ha producido, la voladura de la estructura metálica de soporte de los conductos del absorbedor del Grupo 2, de 47,8 metros de altura y 6 pilares, para lo que ha sido necesaria una carga de 15 kilos de dinamita, 34 cargas de corte lineal y 49 detonadores.
Ambas voladuras han producido alrededor de 13.000 toneladas de residuos (básicamente hormigón), que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental. Estos residuos serán valorizados en obra aplicando criterios de economía circular para ser usados como material de relleno, previa caracterización para verificar su carácter inerte; en cuanto al residuo de hierro que constituía la armadura del hormigón armado y la estructura metálica, será objeto de valorización para su posterior uso.
Para minimizar la afección del polvo derivado de la explosión, además de la irrigación previa de la superficie sobre la huella de caída, se ha instalado una red de cortinas de agua y un cañón de nebulización en la dirección de caída.
Trabajos de desmantelamiento como caso de estudio europeo
La Central Térmica Litoral ha estado más de cuatro décadas operativa creando un vínculo muy arraigado con la zona. Una vez que Endesa desconectó la central en 2021, inició su proceso de desmantelamiento y la elaboración de un plan de futuro para el entorno.
El desmantelamiento, la demolición de todos los edificios y equipos de la central, se encuentra en un grado de ejecución del 42%, y supone una inversión de más de 83 millones de euros. Actualmente más de 200 profesionales están trabajando de forma directa en este proceso, el 75% procedente del entorno, mientras que se estima en casi 200 el empleo indirecto que se está generando.
Los trabajos se están realizando de la mano de la UTE Lecalde, formada por la empresa vizcaína Lezama Demoliciones, especialista en desmantelamientos industriales, y la almeriense Caldererías Indálicas, tras lograr la licitación gracias a su oferta técnico-económica en la que se incluía una apuesta decidida por el mantenimiento del empleo local.
Con este objetivo Endesa ha promovido cursos de formación para capacitar a personas del entorno de la central en Prevención de Riesgos Laborales en trabajos de desmantelamiento y operación en instalaciones industriales. Asimismo, se han llevado a cabo cursos de formación en Montadores de placas solares, y en Operación y Mantenimiento de instalaciones renovables, con el fin de abrir un futuro laboral en un sector en auge como en el de las energías renovables.
En total se han impartido cerca de 1.000 horas de formación de las que se han beneficiado 252 personas del entorno de la central, de hecho, un 87% procedía de Carboneras, de los cuales un 85% eran desempleados y un 25% mujeres, cumpliendo de este modo el objetivo del convenio de formación de mejorar la empleabilidad del personal más directamente afectado por el cierre, que es personal de su entorno, y favorecer la inclusión laboral de las mujeres. De estas personas que han recibido formación 39 están trabajando en el desmantelamiento, es decir un 14% han conseguido un empleo cualificado en la actualidad con Endesa.
Otra de las iniciativas dentro del plan de Creación Valor Compartido que Endesa impulsa en el entorno del cierre de sus centrales, han sido las donaciones de equipos, mobiliario y ciertos elementos de la instalación que han quedado en buen uso tras el cierre de la central, y que están teniendo una segunda vida, reduciendo la cantidad de residuos generados y contribuyendo a la economía circular.
En total se han llegado a firmar un total de 10 acuerdos de cesión con entidades y organismos locales de diferente índole: centros educativos tanto de primaria como de secundaria y la propia Universidad de Almería; consorcio de Bomberos del Levante Almeriense; ayuntamiento y empresas locales entre otros. En total se han donado más de 1.000 elementos que ahora mismo están reviviendo en otras realidades fuera de la que fue su casa durante 40 años.
Desde el punto de vista medioambiental se está aplicando un sistema de demolición selectiva para segregar y caracterizar cada una de las más de 222.000 toneladas que conforman el volumen de la demolición. Para reducir en todo lo posible las afecciones al entorno se ha implantado un plan de vigilancia ambiental con especial atención a las emisiones y vertidos durante la ejecución de los trabajos.
Todo este proceso está participando en un estudio europeo (ICEBERG - = Innovative Circular Economy Based solutions demonstrating the Efficient recovery of valuable material Resources from the Generation of representative EBM) en el que colaboran 35 empresas de 10 países diferentes y que tiene como objetivo el establecer una recuperación de residuos más precisa antes de que estos se produzcan.
El estudio se está realizando en seis ubicaciones repartidas por toda Europa, siendo el único en España el de la Central Térmica Litoral. En concreto se va a estudiar la valorización que se haga de los materiales de construcción del edificio de mantenimiento eléctrico formado por dos plantas de hormigón de 8 metros y una superficie construida de 402 m2.
Para ello, primero de todo, el edificio ha sido escaneado en 2D. Una vez realizado este trabajo se ha llevado a cabo todo el proceso de desmantelamiento, aplicando los principios de demolición selectiva. El estudio previo de los materiales del edificio ha permitido realizar una mejor segregación en origen y una mejor gestión de los residuos finales. El porcentaje de valorización de los residuos en el caso de estudio fue del 80% con una previsión de aumentar este valor hasta más del 90% al finalizar la gestión de todos los residuos. De este modo se confirma el éxito del estudio en el caso de Litoral.
Datos de la central
La Central Térmica Litoral fue construida en el marco del Plan Acelerado de Centrales de Carbón redactado en 1979 para cubrir las necesidades de incremento de potencia eléctrica debido al desarrollo económico que experimentaba España. La infraestructura se ubica en 1.788.547 metros cuadrados en el término municipal de Carboneras y estaba compuesta por dos grupos de generación que sumaban 1.159 megavatios de potencia. Cada uno de estos grupos estaba formado por caldera, turbina y alternador como equipos fundamentales.
El Grupo 1, de 577 megavatios, comenzó su explotación comercial en 1985 y el Grupo 2, con una potencia de 582 megavatios, en el año 1997. La instalación ha llegado a producir durante su vida útil más de 180.000 GWh, es decir, el consumo energético de Andalucía durante 4 años y medio y llegó a ser todo un referente cuando, en 2014, se realizaron mejoras medioambientales que la pusieron a la vanguardia de esta tecnología a nivel mundial.
La central cuenta con una Terminal Portuaria, con acceso para el tráfico marítimo en el Mediterráneo y norte de África, que comenzó su actividad en 1985, tras una inversión de unos 123 millones de euros para su construcción, destinada a la descarga de carbón para la Central Térmica Litoral.
En el año 2014, y gracias a un acuerdo con la Autoridad Portuaria de Almería, se llevó a cabo la inversión para dotar a la Terminal Portuaria de un sistema que permite cargar buques de entre 10.000 y 15.000 toneladas de capacidad con destino a otras centrales del grupo Enel en el Mediterráneo, lo que supuso un incremento de las operaciones de manejo de combustible a desarrollar en el parque de almacenamiento.
Estas características y su situación geográfica la convierten en un enclave único para recibir barcos de gran calado que procedan de cualquier punto del mundo. Desde su construcción se han manipulado un total de 79.480.191 toneladas de graneles sólidos.