Entrega de becas de Juventudes Musicales de Madrid
Un grupo de veinticuatro jóvenes músicos han recibido las Becas de ampliación de estudios de Juventudes Musicales de Madrid, en su vigésimo octava edición. Presidido por la reina doña Sofía, se trata de un acto singular porque en ella figura una representación de lo más selecto del panorama musical español, encarnado en quienes, dentro de unos pocos años, tendrán la oportunidad de estar presentes en las mejores salas de conciertos del mundo.
Para aquellos que han podido acudir a este evento, supone una grata satisfacción disfrutar del asombroso talento de adolescentes y jóvenes interpretando piezas de grandes maestros. En esta ocasión, ante una audiencia entregada, fueron de Pucini, Mozart, Chaikovsky, Saint-Janes o Sarasate, entre otros, con la Orquesta de Cámara Andrés Segovia, dirigidos por Victor Ambroa. Si se permitiera invertir a medio plazo, como en una cartera de valores, les diría que tomaran nota de estos nombres: la soprano Estíbaliz Martín, el pianista Daniel Cayuelas, los violinistas Joaquín Torre, Carla Marrero, Patricia Cordeno y María Dueñas –atención a esta última-, el contrabajo Diego de Santiago o el violonchelista Mon-Puo Lee Chu.
Las becas, destinadas a estudiantes de piano, cuerda (violín, viola, violoncello y contrabajo) y canto, serán una oportunidad para ampliar estudios en las principales academias de países como Alemania, Suiza o Estados Unidos, de la mano de prestigiosos maestros, y les permitirán seguir actuando en conciertos a lo largo del año. En este sentido, conviene señalar, por un lado, el alto nivel de los centros de formación españoles, cuna de estos protagonistas, donde se les ha permitido formarse musicalmente desde la infancia y consolidarse en su especialidad para poder optar a más oportunidades; y por otro, el apoyo de sus padres y familiares, una perseverancia que es digna de agradecer, como mentores de su formación.
Asimismo, cabe subrayar el acertado y meritorio mecenazgo que supone el apoyo de las empresas, fundaciones e instituciones públicas, en su empeño por promocionar este tipo de patrocinio cultural, que se sale de la tendencia general. En este caso, los premios han sido posible gracias al patrocinio de Altamar Capital Partners, Fundación Mutua Madrileña y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música. La música clásica es, ciertamente, una actividad más selecta, por eso no tiene eco en las audiencias de televisión, pero sus cimas son más altas y obtienen un impacto mucho más duradero. Y en el caso de talentos propios de adolescencia y juventud, como es este grupo de premiados, se convierten en modelos de conducta, lo que implica una apuesta que convendría resaltar.
Gabriel Cortina