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Diario YA


 

Errores humanos

Miguel Ángel Guijarro. 23 de enero.

El pasado miércoles, en un partido de fútbol sala del torneo de medios de comunicación, un árbitro amonestó a un jugador de un equipo por una falta a un contrario, el amonestado se revolvió y le espetó al colegiado: “éste es como Burrull”. El árbitro, inmediatamente le mostró la cartulina roja directa. Esto ocurre en la misma semana en la que la comidilla en cualquier esquina es la actuación de Pérez Burrull en el Santiago Bernabeu y demuestra la trascendencia que adquiere cualquier acción de nuestro fútbol en general y de lo que ocurre en el Bernabeu en particular. Preocupante es que esta sociedad (y ese árbitro) entienda como insulto la comparación con un árbitro internacional y preocupante es también, que se viva una vez más la persecución y el tiro al blanco a un colegiado.

Diremos por delante lo que todo el mundo sabe, incluido el árbitro cántabro, que su actuación fue mala y que erró gravemente en dos decisiones que podían haber cambiado el signo del choque pero no son menos graves que las ‘cantadas’ del portero de Osasuna Roberto. Sin embargo los fallos del portero tienen justificación para todo el mundo pero los del que pita se ven como una persecución, mano negra y campañas orquestadas (unas veces para favorecer según qué medios al Madrid y otras, según otros, para perjudicarle).

La semana que está pasando Pérez Burrull no se la deseo a nadie, ni siquiera a sus propios jefes que han sido incapaces de estar al lado públicamente de su árbitro. Sánchez Arminio le quitó de un plumazo el partido de Copa en Montjuic sin hablar con el implicado en un gesto más de cara a la galería que efectivo ya que los errores de los colegiados se seguirán sucediendo en los partidos por muchos meses que les castiguen. A ver si alguien piensa que por haber estado en la ‘nevera’ un árbitro va a acertar siempre; si muchas veces ni siquiera viendo la jugada desde todos los ángulos, somos capaces de ponernos de acuerdo. El error humano es consustancial al fútbol pero se ve de manera diferente si el que se equivoca es el de negro o un jugador ya que nadie acusaría a un portero o a un delantero de liderar una campaña contra su propio equipo si fallan clamorosamente pero si se ve intención en el error del juez.

Los titulares de la prensa durante a semana han hablado de ‘robo’, ‘delincuencia’, ‘atraco’ y demás lindezas que lo único que consiguen es que nadie vea al árbitro persona, ese que sufre con su familia, eses que convive desde el mismo domingo con la certeza de su error y convierten además en objetivo del pim, pam, pum al colegiado que sea designado para pitar dentro de unos días en Pamplona. No podemos ‘calentar’ a la gente de esa forma porque al final, hablamos simplemente de un error humano y no de nada más.

Todos somos culpables, también los árbitros ya que con la consigna de Arminio y Díaz Vega de no abrir la boca, lo único que consiguen es que para el gran público sean unos señores sin personalidad, dirigidos y manejados desde la Federación, Los árbitros son ‘muditos’ que prefieren callar a enfrentarse a sus jefes, entre otras cosas porque hay mucho dinero de por medio (también eso es humano). He echado de menos (y supongo que Burrull también) a Arminio contestando al presidente de Osasuna, Patxi Izco defendiendo, no a Pérez Burrull, si no a todo el colectivo arbitral.

Si algo habrá aprendido el cántabro, es que la próxima vez, se equivocará él y no hará caso (por mucho que insista Díaz Vega) a los auxiliares, porque Burrull pitó penalti, el asistente le dijo que no y el que se lleva los palos es el árbitro principal ya que nadie sabe, ni le interesa cómo se llamaba el de la bandera… lo que si sé, es que no se apellidaba Pérez Burrull.

 

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