Eslovaquia construye un muro para aislar a los gitanos
Edgar Sánchez
El asedio a los gitanos en la Europa del siglo XXI está alcanzando cotas del todo insospechadas hace poco menos de una década. Después de la deportación masiva iniciada por el Gobierno de Sarkozy en Francia y el anuncio de sus homólogos italianos de seguir sus directrices, ahora, es la población de origen romaní de la localidad eslovaca de Ostrovany la que ha quedado completamente aislada del resto de la ciudad gracias a un muro de 150 metros de largo y dos de altura, una obra que ya fue aprobada en 2008 por las autoridades municipales.
Los vecinos de la zona acusan a los miembros del asentamiento gitano de robar y provocar diversos altercados en recintos cercanos.
La polémica tapia es el último capítulo de una creciente tensión entre los habitantes de Ostrovany y la minoría gitana que vive en un asentamiento próximo. Estallidos de violencia recientes terminaron incluso con un vecino muerto y otro herido a manos, según la prensa eslovaca, de miembros de la comunidad romaní asentada en los campamentos colindantes. Según publica el diario eslovaco SME, unas 60 familias ayudaron a completar este verano los últimos 50 metros de una pared de hormigón cuya construcción fue iniciada hace dos años por el Ayuntamiento y que ahora ha alcanzado una longitud de hasta 500 metros.
El ya famoso muro aisla el barrio de Vychod de la aldea gitana de Angy Mlyn, donde viven 1.800 personas, e impide que los miembros de esa comunidad acorten el trayecto a pie hasta el centro de la ciudad. Desde el Gobierno local se ha justificado la construcción del muro en nombre de la seguridad vial y la ciudadana.
"El hecho de que ahora haya un muro de hormigón no molesta y no hacía falta ningún permiso para construirlo. Es una cuestión de seguridad", señaló al diario SME la portavoz municipal, Iveta Paleckova.
Esta explicación es considerada hipócrita y falsa por parte de Laco Oravec, responsable de la Fundación Milan Simecka, que apoya la integración de los gitanos en la sociedad. "Está claro que el muro surgió como una reacción por las quejas de los ciudadanos, que desde hace años no querían que los gitanos paseasen entre sus casas por puro racismo", denunció Oravec.
Desde hace tiempo, los vecinos se quejaban reiteradamente de los daños materiales causados por los habitantes de Angy Mlyn, del consumo y tráfico de drogas, y de la falta de higiene en la zona.
No es el primer caso de este tipo de muros en Eslovaquia, ya que otra obra similar se construyó a finales de 2009 para aislar a la población gitana del resto de la ciudad de Ostrovany. Existen igualmente tapias parecidas en las localidades de Secovec, Lomnicka y en el centro de Trebisov, todas ellas en el sudeste del país.
"Yo tengo dos hijas, de 12 y 14 años -explicaba un veterano vecino de la región- y le aeguro que es muy poco agradable tener que vivir constantemente con el miedo en el cuerpo por la inseguridad que hay en la zona. Los gitanos han convertido lo que era un barrio tranquilo en un núcleo de degradación social sin precedentes. Robos, saqueos, tráfico de drogas, prostitución.. ¡ya no podíamos ni pasear tranquilos por nuestras calles! Son muchos los vecinos que recientemente han sufrido atracos, que han sido agredidos.. Las famílias de aquí lo que queremos es convivir en paz, como siempre ha sido, y no tener que convertir nuestro pueblo en un guetto de tercera categoría".
Los brotes contra los núcleos de población gitana, con la mecha que encendió el inicio de la deportación impulsada por el Ejecutivo francés de Nicolás Sarkozy, parecen extenderse como la pólvora en las últimas fechas a lo largo del viejo continente. España, un oasis en medio de la cruzada iniciada por la gran mayoría de gobiernos europeos. ¿Hasta cuándo?