ESPAÑA CON LA SEÑORA DEL APOCALIPSIS
Son numerosos los pueblos y ciudades de España que celebran la festividad de la Asunción de Nuestra Señora y en los que se encuentran magnificas representaciones de este Misterio Mariano. Tal como sucede en Elche con su magnífico auto Sacramental. Esta festividad adquiere en Gijón, Parroquia de Begoña de los PP. Carmelitas Descalzos un protagonismo especial, en la celebración litúrgica, pero con muchas limitaciones en la presencia pública, debido a las circunstancias dramáticas que impone la pandemia que no cesa la Convid-19, que también ha afectado a la Villa de Jovellanos en todos los eventos públicos lúdicos y deportivo pero que tienen su máxima expresión en la anulación de los esperados fuegos artificiales y mágicos de la noche de Begoña. Aunque Gijón no ha perdido su tradicional encanto, como se nota por las numerosas familias que nos visitan y los muchos niños que deambulan por las calles, en la ciudad se respira cierta atmósfera de impotencia y resignación temerosa.
La festividad de la Asunción de Nuestra Señora está profetizada en el gran libro tan mal interpretado, como poco leído El Apocalipsis, atribuido a San Juan Evangelista, que poco tiene que ver con las connotaciones tremendistas y terribles que algunos hermeneutas posmodernos y nihilistas quieren en vano darle con motivo de la pandemias y del Covid-19. En el centro del libro sagrado está situada la figura de la Mujer Misteriosa vestida de sol, con la luna a sus pies y coronada su cabeza virginal y maternal con doce estrellas, que vence al dragón infernal, Satanás, que intenta devorar al Hijo de la Mujer y declara la guerra de exterminio a todo lo santo, bueno, bello y verdadero.
Esta mujer es la Santísima Virgen a quien el Papa Pío XII II, tan grande como calumniado, declaró como verdad solemne de Fe revelada y creída, que por su Asunción está glorificada en el Cielo en toda su realidad personal, cuerpo y alma (espíritu y materia) con lo que esa falsedad platónica del cuerpo es cárcel del alma, que con tanto ardor vociferan los enemigos de la Iglesia Católica, tiene poco sentido. Nuestros antepasados siempre han celebrado como especial interés y devoción, esta festividad de Santa María en su Asunción a los Cielos, todos los grandes pintores, como el Greco, han inmortalizado en maravillosas obras esta misteriosa prerrogativa, que entre todos los nacidos de mujer, sólo es propia de la Madre de Dios.
Fidel García Martínez Catedrático Lengua Literatura Doctor Filología Español