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Diario YA


 

España frente a la Europa por la vida

José Luis Orella. 31 de marzo. Desde que la Unión Soviética legalizó el aborto en 1920, para liberar a la mujer de su maternidad y disponer de ella como instrumento laboral, el aborto se ha ido expandiendo por la geografía democrática como un derecho de la mujer. La Europa por la vida mantiene un par de islotes que no sucumben a los intentos legalistas proabortistas de la Unión Europea, son Malta e Irlanda. Ambos países mostrados como una pequeña rareza en el continente, pero sin relevancia para provocar un cambio moral. El Papa Juan Pablo II quiso provocarlo recuperando para ello a las naciones marianas (Polonia, España, Italia y Portugal), las únicas naciones europeas asentadas sobre una cultura y una sociedad uniformemente católica, aunque la práctica se vea reducida al tercio o la mitad. Portugal se perdió con la despenalización del aborto en el 2007 y la complicidad del Partido Socialdemócrata (centroderecha) con la izquierda. En Italia el catolicismo social ha recuperado posiciones y muestra una lucha transversal por eliminar la ley impuesta en 1978, que sería el modelo a seguir después en España. En Polonia, el anterior gobierno de coalición consiguió reducir el aborto de cien mil asesinatos a doscientos cincuenta. El aborto en Polonia se inicio en 1943, bajo la ocupación alemana, y a partir de 1956, con el gobierno comunista. Con la llegada de las libertades, el gobierno de coalición consiguió reducir el aborto, instruir a más de dieciséis mil maestros para ayudar a las adolescentes y apoyar a las familias. En la actualidad, el gobierno liberal, presionado por la Unión Europea se ve obligado a difundirlo, como fue el apoyo dado al aborto de una adolescente menor de edad, que se oponía a su “derecho” en contra del parecer de su familia y novio.
 
El papel de Polonia, donde el 52 % de la población es provida, debía servir para movilizar la conciencia de países como España. La importancia de nuestro país procede por ser el modelo ideal para experimentar, por similitud de cultura, para Hispanoamérica. Cuba, Puerto Rico y Belice son los únicos países proabortistas, a los que se ha sumado el caso de México Distrito federal y la Colombia de Álvaro Uribe. Los demás países se enfrentan a una dura lucha cultural, donde la defensa de la vida es primera línea de combate. En este punto los movimientos sociales provida españoles tienen un talón de Aquiles, se han mostrado muy beligerantes frente a la ley del aborto socialista, pero fueron mudos frente a la legislación del gobierno de Aznar, que abrió la sociedad española a la píldora RU-486 y a la investigación embrionaria. La vía no abolicionista del aborto, pretende encauzar al movimiento contestatario a aguas más tibias. La Iglesia Católica  tendrá que volver hacer tronar su voz, para que sus ovejas no sean secuestradas por intereses electoralistas, y puedan defender con entera independencia la dignidad humana en su plenitud.

 

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