España irreconocible pero viva
Miguel Rivilla San Martín
Casi lo han logrado. El caso es que no engañaron. Fue el ínclito socialista Alfonso Guerra quien, al iniciar su mandato el PSOE, vaticinó lo que bien se recuerda: “A España no la conocerá ni…”.En efecto. Tras la etapa felipista y zapaterista, España se ha degradado. La antes agraciada, respetada, emprendedora, y envidiada, con el paso del tiempo y demás factores, ha sufrido estragos letales. Aparece hoy fea, vieja, arrugada, ninguneada y avergonzada de si misma y su pasado. ¡Qué pena¡. Ha sido engañada, maltratada, y violada con falsas promesa de progresismo barato. Se juntó a amistades peligrosas, y señalada por sus devaneos e infidelidades. No, no es la misma.
La apisonadora del poder socialista, junto a nacionalistas vascos y catalanes, la han despojado de su unidad y principios morales, religiosos y trascendentes, con la táctica de la división y enfrentamiento. Casi todo ha sido atacado: la vida, la muerte, el sexo, la familia, la educación, la religión, la Iglesia, la Historia, la autoridad etc. Entre la EpC y Alianza de civilizaciones, puesto todo patas arriba. La crisis, el paro y la pobreza son un serio toque y revulsivo para despertar. Se nota por doquier una sana reacción.
No está todo perdido. Hay brotes de cercana primavera. El pueblo soberano tomará pronto la palabra. Sus mejores hijos están ya de pie y manos a la obra. Y es que aunque
España aunque irreconocible, gracias a Dios, aún está viva.