España: país contradictorio
Javier Garcia Isac. España es un país contradictorio. Tendemos a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro.
Nos escandalizamos de lo que hacen otros países, otras naciones, pero nunca de lo que sucede aquí.
Soltamos etarras, asesinos y violadores y hablamos como su hubieran sido otros; como si la responsabilidad de poner en la calle a estos criminales no fuera nuestra; como si esto nos hubiese sido impuesto por algún ente superior y no hayamos tenido mas remedio que obedecer.
Hacemos declaraciones bien intencionadas, grandilocuentes pero llenas de falsedad y mentira. Nos toman por tontos, nos tratan como a niños. Las portadas de los periódicos se escandalizan, cubren el expediente pero tapan a los distintos gobiernos responsables de una hoja de ruta sobradamente conocida. Nada es por casualidad. Estas casualidades no existen. Todo se ciñe a un plan prefijado hace ya muchos años: legalización del entrono etarra; su acceso a las instituciones; el acercamiento de los presos y, por último, su puesta en libertad.
Resulta insultante, resulta patético, las explicaciones del Gobierno, de sus ministros y portavoces justificando lo injustificable.
La Izquierda contenta pues nunca se tomo demasiado en serio la lucha contra sus camaradas de ETA y cuando lo hicieron, siempre al margen de la ley y casi como tapadera para robar de los fondos reservados. Basta recordar la comprensión y casi justificación de la Izquierda de este país hacia los crimines de ETA y GRAPO hasta principios de los 80, luego, cualquier cosa era vista como un gesto hacia lo que ellos llamaban paz.
La Derecha o Centro Reformista, traicionando de forma burda a todas las victimas a las que habían prometido no olvidar, no abandonar.
Y la Justicia riéndose de todos nosotros, condenando a miles de años a sujetos, a individuos culpables de crímenes atroces y que solo han pasado entre rejas unos pocos.
¡Se nos queda cara de imbéciles! Ver como Santi Potros, Bolinaga o De Juana Chaos ya están en sus casas y recibidos como héroes por los mierdas de sus vecinos y familiares. Todo calificativo se queda corto para definir la infamia y el insulto que suponen estos hechos.
Ahora está de moda “hablar” de Reforma Constitucional, de idealizar una Transición que fue de cartón piedra, pero no oigo a nadie decir que la futura nueva Constitución, cambiará la Ley electoral; corregiría todas las justificaciones que estos terroristas han tenido para asesinar; garantizaría la unidad de España y, todos seriamos iguales independientemente de la zona geográfica donde hubiéramos nacido.
Seguimos hablando de la Transición como la panacea cuando esta fue una de las grandes mentiras de la reciente historia de España, con un desastre de gestión económica, territorial y política, alentando y motivando un sentimiento separatista que hasta la fecha era residual. No podemos idealizar lo que mal se hizo, no podemos ensalzar los errores y, no podemos justificar lo que no tiene justificación.
La Transición fue una chapuza consentida para que algunos mantuvieran sus privilegios y otros vivieran del cuento a costa de España y los españoles.