Redacción Madrid. 18 de mayo. Benjamin Netanyahu y Barack Obama ya habían tenido una buena reunión, el verano pasado, pero ninguno de los dos estaba aún en el poder. Ahora que son primer ministro de Israel y presidente de EEUU, respectivamente, tienen que ponerse a trabajar y hay inquietudes sobre un posible choque entre los dos líderes, quienes no coinciden en temas clave.
El líder israelí y el presidente estadounidense se reunieron hoy en la Casa Blanca y según sugirió el ministro de Defensa de Israel, Ehud Barack, Netanyahu podría apoyar el plan de paz de Obama para crear un estado palestino.
La última vez que Netanyahu estuvo en Washington como primer ministro de Israel fue hace casi 10 años y hay dos factores clave que indican que ahora lidiará con una dinámica muy diferente al abordar el tema de la paz.
El primero es el programa nuclear de Irán y sus ambiciones regionales que están en lo más alto de las prioridades israelíes.
Hace 10 años, el tema de Irán no estaba realmente en la agenda de nadie pero ahora es una preocupación central para Estados Unidos e Israel, e incluso para algunos países árabes.
Israel está preocupado acerca de las ofertas diplomáticas que la administración de Obama ha hecho a Teherán, y Netanyahu quiere garantías de Washington y podría condicionar el comienzo de conversaciones con los palestinos a la muestra de signos concretos de que Irán se mantendrá bajo supervisión.
Pero la sucesión de eventos será clave. Según dijo el asesor de seguridad nacional de Netanyahu, Uzi Arad, de camino a Washington, pareció indicar que la paciencia de Israel ante Irán se está acabando.
Sin embargo, Netanyahu se enfrenta a un nuevo y popular líder estadounidense, quien hizo del establecimiento del estado palestino y la paz en Oriente Próximo una de sus más altas prioridades de política exterior justo desde el comienzo de su mandato.
Obama nombró a un enviado especial para la región, el senador retirado George Mitchell, a quien se le atribuye la definición del acuerdo de paz de Viernes Santo en Irlanda del Norte, y espera contar con su apoyo para esta difícil misión.
"El público estadounidense apoya una solución de dos estados, apoya que EE.UU. lleve adelante este proceso y entiende cada vez más que esto requerirá que ambas partes se digan ciertas verdades", dijo Daniel Levy, un ex negociador israelí que ahora trabaja con New America Foundation, organismo liberal en Washington.
"Es interesante que lo que también se viene diciendo es que esto aplica a la comunidad judía. Barack Obama tiene 78% del voto de los judíos estadounidenses y las encuestas señalan que este apoyo se ha mantenido sólido", añade Levy.
Durante su visita a Israel el verano pasado, Obama acumuló algún capital político: se reunió con líderes israelíes y mostró su apoyo y simpatía por uno de los aliados principales de EE.UU.
También hizo declaraciones fuertes en apoyo a Israel en la conferencia del Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC, siglas en inglés) el año pasado.
"Israel tiene que trabajar hacia una solución de dos estados", dijo el vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden. "A ustedes no les va a gustar que diga esto, pero es necesario que no se construyan más asentamientos, que se desmantelen los puestos de avanzada existentes, y que se permita a los palestinos libertad de movimiento con base en sus primeras acciones. Este es un trato basado en cosas concretas, no en la fe. Hay que mostrar".
A cambio, Israel buscará garantías de Washington para contener a Irán y sus crecientes ambiciones regionales. Pero Hillary Clinton advirtió el mes pasado a Israel que el gobierno de Obama no está de acuerdo en afrontar primero el tema de Irán antes que atender el tema del estado palestino.
Los dos temas tendrán que ser tratados en paralelo.
Aunque las circunstancias han cambiado, Netanyahu ya ha hecho esto antes, y ha probado ser socio duro y, algunas veces, frustrante.
PRESIONES COMPLICADAS
Muchos funcionarios en la administración de Obama estuvieron en la de Clinton y recordarán al líder israelí de aquellos días.
Los mandatarios estadounidenses se han resistido a presionar a Israel para avanzar hacia la paz y han enfrentado muchas presiones cada vez que lo hacen, sea Jimmy Carter, Ronald Reagan o George H.
W. Bush, quien en 1991 intentó bloquear garantías de préstamo para Israel y las condicionó al freno de la actividad de asentamientos en territorio palestino ocupado.
"Si quieres enfrentarte a Israel, debes estar preparado para la tensión, que puede ser terriblemente intensa", dijo Richard Haass, quien fuera asesor clave de Bush padre de 1989 a 1991 y ahora es presidente del Consejo de Relaciones Exteriores.
"Pero hoy la presión probablemente no sería la que la gente normalmente piensa, cosas como ayuda humanitaria, etcétera. La economía israelí es demasiado grande, EE.UU. no va a hacer nada que ponga en peligro la seguridad de Israel", señala.
"La presión real probablemente vendrá en forma de palabras.
Israel es una democracia, lo que EE.UU. dice hace eco", afirma Haass.
Pero la reunión de hoy todavía será de sonrisas y apretones de mano, y es improbable un enfrentamiento, aun cuando podría haber alguna tensión. Las conversaciones, sin embargo, fijarán el tono para las semanas que vengan.
El presidente Obama planea reunirse con los líderes palestino y egipcio la próxima semana, y dará un discurso al mundo musulmán en El Cairo, el próximo mes. Sus conversaciones con Netanyahu lo ayudarán a determinar qué puede esperar de Israe, cuánto progreso será capaz de lograr en Oriente Próximo y a qué ritmo.