José Luis Amat Martínez. Una parte importante de la población, nos hemos quedado impresionados con la resolución en un barrio de Burgos de un conflicto urbano, en el que una minoría violenta y no representativa, ha jugado un papel decisivo.
Hay que recordar que las obras del barrio burgalés, contaban con la aprobación de varias asociaciones de vecinos, se habían aprobado conforme al protocolo municipal y eran necesarias. Sin embargo, una minoría violenta y no representativa, ha forzado el brazo de la voluntad política y han conseguido que el proyecto quede anulado, con un coste tremendo en indemnizaciones y en deterioro social.
A nivel nacional, estamos viendo algo parecido, con el Anteproyecto de Ley sobre el concebido y la maternidad, presentado reglamentariamente hace unas semanas, con informes favorables de instituciones y respetuoso con la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
Y no lo entiendo, porque la anterior Ley de la Maternidad, de la legislatura anterior, consagraba el aborto como un derecho, pese a que no constaba en el programa electoral, había informes en contra, y sobre todo, por la existencia de una reacción ciudadana que se manifestó reiteradamente de manera pacífica y de forma masiva a favor de la vida.
Por favor, si hay alguien que lo pueda explicar, le ruego que lo diga