Estreno mundial de”Brokeback Mountain” en el Teatro Real
Luis de Haro
Con más expectación fuera de España que dentro de nuestro país –la venta de entradas es la mejor referencia para estas apreciaciones-, “Brokeback Mountain” cierra el ciclo de óperas programado por el Asesor artístico, Gerad Mortier, con la idea general de “amores imposibles”, integrado por títulos como “L’elixir d’amor”, “La conquista de México”, “The indian queen” y “Tristán e Isolde”, con la particularidad de que este último se ofrece, además, como modelo de amores prohibidos, tratando de establecer un cierto paralelismo argumental con él por lo que simultanea escenario en sus primeras representaciones. Un paralelismo fuertemente defendido por el asesor artístico. Afirmación que no se sostiene por muchas razones que pretendan argumentarse para mantener esta idea. La realidad es que, a pesar de que sean dos amores prohibidos, su naturaleza es bastante diferente. Mientras que en “Tristán” se desarrolla un amor afecto, el que se describe en “Brokebac Muntain”, tal como lo narra Annie Proulk en su libreto, es un amor necesidad. Conceptos bien definidos y diferenciados por el escritor C.S. Lewis en su obra “los cuatro amores”. Una semejanza cuyo paralelismo solo puede defenderse con palabras mendaces o muy subjetivas.
Estas consideraciones éticas, no influyen para nada en la calidad musical con la que Charles Wuorinen –compositor americano poco conocido en España- ha trasladado su historia al campo de la ópera.
El tema central procede de un relato corto que con el mismo título Annie Proulx escribió y que, tras su publicación en la Revista “The New Yorker” el 13 de octubre de 1997, fue llevada al cine dirigida por Ang Lee, estrenada en 2005.
Annie Proulx fue Premio Pulitzer 1993 por su obra – The Shipping News- , además de por otros a la mejor historia corta del año.
A pesar de su corta extensión - 30 páginas- en ellas se refleja muy bien el fluido estilo de la autora. Fluidez que no se recogió en la película de Lee, con la que mantiene algunas diferencias. A pesar de las ocho nominaciones que obtuvo el film, entre ellas la de “mejor película”, no acabó de convencer del todo al público. Tal vez porque sus guionistas duplicaron la extensión del relato original. De ahí que la propia autora, tras el encargo del Real, solicitara personalmente a Wuorinen, ser la que realizara el libreto de la ópera. Como así ha sucedido. En él describe la historia y fuerte pasión amorosa que surge entre Jack Twist y Ennis del Mar, inmersos en la fuerte soledad en que transcurre su trabajo de cuidadores de ovejas, que tiene lugar en un entorno excesivamente duro, pero lleno de bellos paisajes. Ambos se consideran dos perdedores del medio oeste americano, que suspiran por convertirse en auténticos vaqueros. Una historia que, según la escritora, ofrece muchas posibilidades dramáticas.
La ópera se divide en dos actos –que se representan sin interrupción- con 22 escenas en total, diferenciadas por el lugar y el tiempo de su acción. Musicalmente se interrelacionan con breves interludios o se unen directamente, siendo estos los momentos orquestales más importantes de la ópera, según señala el propio Wuorinen. Como el que aparece en los compases del inicio, que presentan la fuerza y el poder de la montaña, a los que se unen otros dotados de una delicada expresividad para describir la primera noche de amor que viven los protagonistas, sus vacilaciones, la contínua búsqueda de su personalidad, así como el deseo de saber y conocer lo que cada uno es realmente tras el inicio de esa relación carnal, que ninguno consigue olvidar, ni lo desea, a pesar de haberse casado y tener hijos.
El libreto de Proulx se pierde un poco en el desarrollo general de la obra, precipitando conductas y conceptos que dan lugar a que el espectador, en algunos momentos, se evada del desarrollo general de la historia. No está clara la causa de la muerte de Jack, si fue realmente accidental o si se debió a un asesinato promovido por alguien ligado al padre de Ennis, que no estaba de acuerdo con su conducta.
Para el compositor, dada la especial personalidad de cada uno de los protagonistas y sus particulares características sicológicas sus voces se asimilan muy bien a unos patrones musicales ya establecidos, tan conocidos que resultan casi clásicos. Aún cuando Ennis sea homófobo, tal como se le describe es sexualmente el dominante en la pareja Circunstancia que influye en sus respectivas descripciones musicales, de ahí que la voz de Jack se haya confiado a la tesitura de tenor y la de Ennis, a un bajo barítono. Estas diferencias tonales son las que mejor reflejan las vicisitudes sicológicas que cada uno de ellos vive.
Para el director musical, Titus Engel, la música de Wuorinen es sencilla, inquieta, abrumadora en algunos pasajes y dulce en otros, transcurriendo en la línea del más puro estilo dodecafonista y atonal
Van Hove ha planteado una escenografía demasiado simplista, confusa en la presentación conjunta de los dos hogares y pobre en las imágenes del vídeo. Si en el teatro no se debe trabajar con el patrón del realismo, si debe hacerse, con el de la claridad y él, en algunos momentos, no lo ha hecho. Circunstancia que no resta mérito a la delicadeza con la que ha concebido otros que podrían resultar más delicados o sensibles.
Titus Engel ha sabido llevar con rigurosidad y precisión esta difícil y controvertida partitura de Wuorinen, La orquesta titular del teatro, ha conseguido interpretarlas con eficacia gracias a su habitual entrega, teniendo sus mejores momentos en los solos instrumentales.
El elenco vocal ha sido la parte más débil de la representación, especialmente la cuerda femenina; Heather Buck (Alma), poco natural en sus vocalizaciones y Hanna Esther Minutillo (Lureen), con una voz más elegante y atractiva. Tom Randle (Ennis) y Daniel Okulith (Jack) han sido la excepción de este apartado, gracias a la calidad y fuerza de sus voces; expresivas y con calidez ambas, especialmente la de Tom Randle. que tuvo su momento más brillante en el largo pasaje del juramento de fidelidad a su “compañero” Jack, con el que se cierra la obra.
El público recibió bien este novedoso estreno mundial, pero sin demasiados alardes de aceptación Tal vez por ello pueda apuntarse que este “Brokeback Mountain” del Real, a pesar de la aureola de novedad con la que se ha querido adornar este encargo suyo, pasará sin pena ni gloria a la historia de la ópera, sin negarle por ello el pequeño revulsivo que su presentación ha supuesto para el mundo de la ópera en Madrid.