Estreno mundial de “Choeurs” en el Real
Luis de Haro Serrano
El Teatro Real presenta a lo largo de diez sesiones que se desarrollarán durante el mes de marzo, el espectáculo “Choeurs”, creado por el director de escena y coreógrafo belga Alain Platel, basado en una selección de los pasajes más conocidos de obras de G. Verdi y R. Wagner –Requiem, Traviata, Nabucco, Lohengrin, los maestros cantores, y Tanhhaüser- Una producción del propio Teatro, verdadera primicia mundial, realizada en coproducción con los “ballets C de la B”. creados por el propio Platel en 1984, que ha despertado gran expectación en todo el mundo y, tras su estreno en Madrid iniciará una gira por Alemania, Bélgica, y Holanda, además de presentarse próximamente en el Festival de Edimburgo y el Teatre de la Monnaie en 2013 y en el Festival de Viena en 2016. Posteriormente será grabado en Dvd alta definición en una producción del Real, Euroarts y 3Sat. Podrá ser seguido en todo el mundo a través de Internet (www palcodigital.com)
¿Qué pretende ser realmente “Choeurs”?. Un espectáculo teatral musical, lleno de sensibilidad artística, diseñado como un híbrido homenaje al ser humano, en el que se refleja la tensión que habitualmente se suele producir entre el poder del grupo y la fuerza interior del individuo. Tiene por ello a dos grandes protagonistas, el coro y la música por un lado y los intérpretes por otro, que se mueven como si fueran las dos caras de una misma moneda, que gira al unísono para despertar una emoción especial en el público. Una emoción que, como es natural, se desarrollará en cada persona de manera diferente, según sea su capacidad de sentimientos y la posición que adopte respecto a la problemática actual de la vida.
En “Choeurs” se hace referencia a coros y corazones a la vez. Como indica la dramaturga y crítica de danza, Hildegard de Vinght en sus notas al programa, el coro es la constitución musical por excelencia, en el que la voz es absorbida por un conjunto. Tras años en los que el hiperindividualismo era la consigna a seguir, se constata que cada vez hay más personas que buscan y defienden una mayor cohesión social.
La imagen de “Choeurs”, continúa diciendo Hildegard, es como una boca abierta que puede gritar y evocar muchas cosas ¿Un grito silencioso o un ciudadano con voz propia? Wagner y Verdi no fueron colaboradores naturales, pero si compartieron una misma ambición: contribuir a invertir unas coordenadas sociales, hoy difíciles de entender.
Esto, en esencia, pretende ser “Choeurs”; la expresión plástica de un sentimiento realizada en forma de danza, de esa unidad perdida de la individualidad. A semejanza del teatro griego, desea expresar las diversas vicisitudes por las que, en cada momento, atraviesa el hombre, como el dolor vivido en cualquiera de sus numerosas manifestaciones. Así lo define el director musical Marc Piollet. La búsqueda de esa unidad sin la pérdida de la individualidad, de la intimidad. Que se consiga es otro cuestión.
Alain Platel. Ha pretendido transmitirlo con un concepto muy personal que no llegó a captarlo con la misma orientación al espectador, que es, en definitiva, con el que hay que contar. El artista, el creador, no tiene que encerrarse en su torre de marfil para preparar sus creaciones, geniales o no, sin importarle la reacción que su trabajo pueda generar en el público. Si para entenderlo hay que darle al espectador todo un manual de instrucciones que debe leer antes de enfrentarse con su obra, el tema no funcionará bien nunca, como, lamentablemente, en este caso ha sucedido, se soporta solamente gracias a la belleza de las pasajes musicales que ha elegido para acompañar su danza. Una coreografía que muy pocos han asimilado, su frialdad, monotonía y dificultad lo obstaculizan – se mueve entre un concepto híbrido e infantil en algunas ocasiones- si ha servido, en cambio, para mostrar la magnífica preparación física y disciplina corporal que tienen los diez componentes del “ballet C de la B” ¿Es esa la interpretación por el fundamento de lo íntimo que Platel hace, como indica Peter Sloterdjik en su trabajo la subjetividad cardial? Ha querido barajar demasiados conceptos artísticos y sociopolíticos en una sola sesión y el elemento catalizador que ha utilizado para intentar unirlos no le ha funcionado, ha sido demasiado ambicioso y se le han escapado a la velocidad con la que el agua huye de un simple canasto de mimbre. Más que discutido por no decir inapropiado el ensamblaje melódico realizado por el dramaturgo musical Jan Vandenhouwe. A ambos nos gustaría hacerle una pregunta abierta. ¿Creen que si Verdi y Wagner pudieran escuchar hoy la obra, aprobarían su trabajo?
.“Choeurs”, entre otras cosas, ha servido para demostrar la gran calidad del Coro Intermezzo que dirige Andrés Máspero, no solo en la parte vocal sino en la escénica. Además de cantar bien se le ha pedido que actúe, labores que ha desarrollado a la perfección. Lo mismo que la Orquesta titular del Teatro, una vez más ha sacado a flote la calidad que tiene. En todo momento ha sabido entregarse con plena eficacia a las numerosas matizaciones del director Marc Piollet, muy acertado en los efectos sonoros que consiguió gracias a la distribución de algunos elementos de viento en los palcos laterales. Con ello el sonido ganó en intensidad y variedad. “Choeurs es un espectáculo con un montaje atrevido que abusa de la performance, recibido por el público con una clara división de opiniones y ciertos abandonos prematuros de sus localidades.