ETA deja de matar ¿HASTA CUÁNDO?
Lorenzo de Ara. Otro alto el fuego. ¿De quién? De ETA. De los asesinos de niños. Los etarras han vuelto a dejar las armas. ¿Por cuánto tiempo? Zapatero tiene de nuevo una gran oportunidad para llamarlos hombres de paz. A todos ellos. No importa que tengan las manos manchadas de sangre. Esos jodidos soldaditos de la ficticia patria vasca han saciado el apetito. Mañana no intentarán comer, o lo que es lo mismo, mañana no intentarán matar.
Los asesinos aseguran que han tomado la decisión hace meses. Nosotros, los españoles de bien, hemos tomado la decisión desde hace muchos años. ETA tiene que entregar las armas y rendirse. No hay otra salida.
Más de 800 muertos desde finales de la década de los cincuenta del pasado siglo. Se dice pronto. Llevamos muchos meses hablando de una posible tregua. Ha llegado. Una más. Siempre han sido trampas. Sucias trampas. Ganaron tiempo para rearmarse. Y luego actuaron con más virulencia. Más sangre, más muertos. Todo en nombre de la jodida patria vasca.
Los etarras hablan de poner en marcha un proceso democrático. ¿Ellos? Y dicen que seguirán peleando por un País Vasco democrático y socialista. Más democrático y más socialista. ¡Asco!
Ha llegado el momento que tanto anhelaba Zapatero. Todos queremos la paz, que no haya más asesinatos, ni más secuestros. Que se termine el terror. Todos queremos la rendición de ETA. Pero también sabemos que son muchos los que ya trabajan para hacer posible un final de ETA sin rendición, sin perdón. Nos pedirán un gran esfuerzo de solidaridad. Una demostración, otra más, de fuerza democrática. Nos pedirán que perdonemos, que olvidemos a los muertos, que desterremos de la memoria el sufrimiento, la barbarie y la miseria nacionalista vasca.
El alto el fuego es una buena noticia. Pero ETA tiene que recibir con claridad el único mensaje posible. Dejar las armas. Rendirse. Pedir perdón.
Y alguien, no sé quién, debería acercarse a Zapatero y susurrarle que él no es protagonista, que su política antiterrorista ha sido calamitosa y cobarde.
Todos, repito, ansiamos que ETA deje de matar. Las víctimas no merecen el olvido. Los vivos no deben olvidar.