Fútbol de madrugada
Miguel Ángel Guijarro. 21 de noviembre.
Sigo sin entender qué narices pintan los partidos a las diez de la noche. Por muchas vueltas que le doy a la cabeza, no se me ocurre otra idea que la de impedir que las nuevas generaciones acudan con sus padres al partido. Sinceramente, me da pena que un miércoles como anteayer, un padre no pueda llevar a su hijo al campo para ver, por ejemplo, a la selección. Las teles mandan, ya lo sé, pero nos estamos cargando la afluencia a los estadios pensando en el dinerito que sueltan las televisiones y al final nos olvidamos de que la afición realmente se mantiene con la gente en el estadio y no delante de la televisión. Ya no hablamos de lo que cuesta, desde el punto de vista económico, acudir a un estadio, que eso daría para otro artículo, pero desde luego, no es de recibo que para un partido de la selección, o de Primera o incluso de Copa del Rey, las gradas estén semivacías. Salir del trabajo corriendo cerca de las ocho de la tarde, acudir a un estadio donde es difícil aparcar, pagar las entradas, los refrescos y ver el partido se convierte en una aventura muchas veces insalvable, pero más siendo el partido a las diez de la noche ya que eso significa que el árbitro no pitará antes de las doce menos cuarto, en ese momento, abandonar el recinto, se convierte entonces en otra aventura quizá más complicada que la de las ocho de la tarde. El transporte público no está en su hora punta con lo que alcanzar un bus es tarea harto difícil, El post-partido, es decir, la cañita con los amigos comentando las jugadas, es imposible alargarla ya que al día siguiente, el despertador es innegociable, también imposible llevar a un menor ya que el cole al día siguiente no perdona. Si miramos los partidos europeos que se jugaron este miércoles, el horario más tardío fue el del partido en el Madrigal. Este problema se acrecienta entre semana ya que los sábados es otra historia. Hace años los hosteleros, los cines o los teatros protestaban porque la gente veía el partido en casa y no iban a los bares, ahora esos bares hacen su agosto con los partidos durante toda la tarde. Ahora no se quejan ya que gracias al ppv (pagar por ver), los bares se llenan de aficionados que prefieren tomarse una cerveza en vez de una bolsa de pipas en el campo, No sé cuál es la solución, pero estoy seguro que con el fútbol a otra hora, el joven aficionado podrá ir al campo con sus amigos. Eso pasa en otras ligas, claro que ahí se fomenta el fútbol hasta en Navidad para que las familias acudan mientras que aquí, se para el fútbol por convenio y cuando no hay cole, tampoco fútbol… lo agradecerá el circo.