Fallece el miembro del Consejo Asesor de DiarioYA Alberto Miguel Arruti
Rafael Nieto. Alberto Miguel Arruti era, sobre todo, un gran periodista. A pesar de su formación científica (era Licenciado en Ciencias Físicas por la Computense y Diplomado en Planificación Energética), la mayor parte de su vida profesional se la pasó dirigiendo informativos (RNE, TVE...) o impartiendo clase a futuros periodistas en la Universidad San Pablo CEU de Madrid.
Después de tenerlo como profesor, año 1993, pasó el tiempo y perdí el contacto con él. Hasta que, en aquellos meses locos que precedieron al nacimiento de este diario digital, acudí a buscarlo para que se sumase al Consejo Asesor. Consideré que su perfil técnico, su amplia experiencia en MCS y su mirada serena sobre la candente actualidad eran argumentos de peso para hacerlo. Y, por supuesto, aceptó.
Después de aquel día, compartí con el profesor Arruti muchas comidas y cenas, bastantes. Menos de las que me hubiese gustado. Era un conversador extraordinario. Tenía una memoria prodigiosa para nombres, fechas, acontecimientos...Vivió en primera personas algunos sucesos increíbles, en aquellos años tremendos del final del franquismo y la Transición. Él estaba en la cresta de la ola, disfrutaba de un prestigio bien ganado. Y sus ojos glaucos revivían como los de un niño al recordar todo aquello.
Cada mes, o dos meses, me llamaba o le llamaba, y me decía: "¿Cuándo comemos?" Esa pregunta significaba que le apetecía contarme cosas, o que yo se las contase. Cosas sin demasiada importancia sobre la profesión, sobre cambios en las empresas periodísticas, nombramientos y ceses, programas de radio que iban bien o mal, o amigos comunes que habían dicho tal o cual cosa. Pero siempre, al final de esas anécdotas, se despertaba su memoria y terminaba contándome, a veces repitiéndome, grandes historias de periodistas ilustres, o de políticos de otro tiempo..., o de todo un poco.
Hace un par de años sufrió una caída en plena calle que empeoró mucho su calidad de vida. Estuve con él en el hospital, después en la residencia Los Molinos donde pasó un tiempo de recuperación. Alberto vivía solo en un piso de la calle Vallehermoso, rodeado de cientos de libros y papeles de los que no se quiso nunca desprender, a pesar del enfado de sus amigos que querían para él un hogar más cómodo. Pero él no quería espacio ni comodidades: quería sus libros.
A veces me confesó, por teléfono, que se sentía deprimido. La soledad. Caminaba poco y con dificultad, y apenas iba de casa a su despacho de profesor emérito en el CEU, en la calle Julián Romea, y vuelta a hogar después de comer o cenar en el restaurante de Luz, a pocos metros de su portal. Antes de subir a su piso, siempre abría el buzón para coger el ABC, al que estaba suscrito desde hacía muchos años.
Nunca le vi nervioso, ni enfadado, ni le escuché criticar a nadie con saña. A veces hacía comentarios irónicos sobre alguien, y entonces sonreía como un crío, contagiando la risa al otro. Tenía una bondad natural, no impostada, la bondad que da saberse sin enemigos, sin odios y sin rencor hacia nadie. Vivía tranquilo, sin buscar guerras, compartiendo su saber con aquellos pocos afortunados que nos acercamos a él algún día y supimos disfrutar de su inmensa personalidad.
Confieso que le echo ya de menos. Me arrepiento de no haberle llamado más para quedar. Me duele no haber sabido que pasó sus últimos días deprimido, triste, con algunos dolores de espalda y con la sola compañía de su inseparable Mariluz, amiga que siempre estuvo a su lado cuando hizo falta. Ojala, Alberto, hubiera sabido que necesitabas charlar un rato, como solíamos.
Pero me queda la enorme alegría de saber que ahora mismo se encuentra ya muy cerca de nuestro Padre, en el Cielo, en el sitio donde van los buenos. Alberto era bueno de alma y de inteligencia, no tengo la menor duda de que Dios le tenía reservado un lugar para que ya no vuelva a estar solo nunca más. Para que sea feliz, muy feliz, para toda la Eternidad.
Descansa en paz, querido profesor Arruti.
(Adjunto enlace a la entrevista que hice al profesor el 15 de septiembre de 2008: