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Diario YA


 

se mostraba deseoso y esperanzado de gobernar en solitario, sin el concurso imprescindible de VOX

Feijóo y VOX: INSOMNIOS E INCOMODIDADES

MANUEL PARRA CELAYA. Como saben los lectores, no soy aficionado a escribir de política al uso; en parte, porque no entiendo (zapatero a tus zapatos…:¡ojalá se hubiera aplicado en España este refrán!); en parte, porque -como alguien aconsejó una vez- haga como yo, no se meta usted en política; sobre todo, porque, en mis momentos de más lucidez, prefiero ahondarme en los ámbitos de la Metapolítica, que es algo más importante, serio y difícil.
    Hago hoy una excepción, tras haber leído la reseña periodística de una entrevista que concedió el Sr. Feijoo a la COPE; al parecer, se mostraba deseoso y esperanzado de gobernar en solitario, sin el concurso imprescindible de VOX, formación con la que se sentiría “incómodo” en caso de tener la necesidad de acudir a su apoyo en forma de coalición para superar en número de escaños al actual frente popular.
    Inmediatamente, recordé aquellas palabras del presidente Sánchez en las que rechazaba de antemano la presencia de Pablo Iglesias y Podemos en su gobierno; dijo, si la memoria no me falla, que, en ese caso, a él y a todos los españoles les costaría conciliar el sueño. Claro que donde dije Diego… La nueva versión, en boca de su oponente,  es sustituir el insomnio por la incomodidad.
    Partamos de algunas premisas: España está en un momento crítico de su historia, y el PP dice que se apresta a rectificar el rumbo; lógico que el intento de su líder actual sea suscitar el apoyo mayoritario de los ciudadanos, que se dice que serán llamados a las urnas en diciembre; también es lógico y natural su deseo de que su mayoría sea absoluta, sin dependencias foráneas. Pero el Sr. Feijoo se dirige, en su predica, a “los votantes de centro-derecha”. ¿Y por qué no a todos los españoles a secas, sin encasillarse en un sector ideológico concreto, suponiendo que lo sea? Posiblemente, hay muchos que desean un recambio del Ejecutivo para evitar lo peor, pero no se encuadran en los parámetros partidistas mencionados. Estamos, otra vez, en un fuerte particularismo (Ortega dixit), en este caso, de partido-recambio en línea continuista.
    Por otra parte, ¿cuáles fueron las razones del nacimiento de formaciones políticas al margen del PP? Primero, fue Ciudadanos, aquella gran esperanza blanca en Cataluña, perdida por seguir una estrategia a todas luces errónea en su salto a Madrid; después, ha sido VOX, en crecimiento constante, contra el que -seguimos recordando- el PP, por boca del Sr. Casado entonces, arremetió ferozmente con una dialéctica agresiva cuando aquello de la moción de censura contra Sánchez. Las razones son, sencillamente, porque los populares han defraudado sistemáticamente a sus votantes, a las expectativas puestas en ellos una y otra vez.
    Recordamos también temas como la ley del aborto o la de la memoria histórica (hoy, democrática), de las que no se tocó ni una coma durante el mandato popular último; recordamos sin gran esfuerzo, especialmente los catalanes, aquel infame pacto entre los señores Aznar y Pujol, para -entre otras cosas- quitar de en medio a Aleix Vidal-Quadras, el que hablaba más claro, lo que supuso que el PP fuera, en esta Autonomía, un partido escasamente testimonial; en la misma línea de recuerdos, sumamos las constantes concesiones y prebendas a los secesionistas (al igual o en mayor grado que el PSOE), como si este fuera el modo de solucionar el problema… No olvidemos menos aún que fue el PP quien suspendió el mandato constitucional de que “los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España” (artículo 30), es decir, la mili, supuestamente por también exigencias separatistas; se evitó con ello que los jóvenes españoles de cada Comunidad convivieran con los de otras, superando así los localismos a ultranza y se consiguió barrer cualquier rastro de patriotismo en nuevas generaciones.
    Señor Alberto Núñez Feijoo: personalmente, no soy de centro-derecha (ni siquiera de derecha o izquierda, en sus versiones moderadas o extremas); tampoco soy de VOX, al que he votado últimamente aunque discrepo de algunos de sus planteamientos. Pero creo que, si Ud. quiere revertir la situación catastrófica en que nos encontramos los españoles, necesita un acicate, un aguijón, una mosca cojonera (con perdón del Sr. Abascal) que impida nuevas actitudes melifluas, contamporanizadoras y nuevos desaguisados por parte de su formación.
    Mis preferencias van en la línea de un gobierno de concentración nacional, que esté formado mayoritariamente por personalidades egregias, por expertos, si se quiere llamarlo así, tengan o no identificación de partido, aunque mejor en el segundo caso. ¿Puede usted ofrecerme esa posibilidad?
    Un gobierno, en suma, que, sin dejar de lado en modo alguno la alternativa a la crisis económica que se nos viene encima, atienda también a otros temas perentorios. Como ese combate cultural en el que está sumido todo nuestro mundo occidental, y del que el PP pasa olímpicamente, sea por complacencia o por cobardía. Eso de limitarse a ser buenos administradores de la economía viene a ser otra forma de materialismo real, que no tiene nada que envidiar al materialismo histórico de los neomarxistas; si solo cuenta la gestión de los dineros para usted y su partido, estamos ante una postura que alguien definió un día como el bolchevismo de los privilegiados.
                                                             
 

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