Miguel Massanet Bosch. Dentro del lenguaje jurídico penal, el término preterintencionalidad se considera, en ocasiones, como un atenuante, sin embargo, tengo la impresión de que, en el caso de la señora Cristina Fernández de Kirshner, presidenta de la Argentina, pudiera entenderse como un agravante, al menos por lo que se puede considerar como un error de cálculo en relación con las consecuencias mediatas de su, poco meditada y populista, decisión de nacionalizar YPF, la filial de la empresa española, REPSOL. Y no sólo respecto a las esperadas consecuencias de semejante robo a mano armada dentro de un mundo económico globalizado, despreciando tratados y normas internacionales, sino por las formas canallescas que se han utilizado para tal expolio y por la ilegalidad derivada de una expropiación perpetrada sin el previo pago del justiprecio de la compañía; algo inusual en cualquier proceso expropiatorio dentro de un país civilizado y consciente de las obligaciones de cumplir sus compromisos internacionales. No se puede ignorar que YPF, cuando fue adquirida por REPSOL carecía de la fuerte estructura técnica, financiera, de la proyección internacional y de los recursos humanos de los que estaba dotada en la actualidad; circunstancia que le ha permitido obtener los logros de los últimos años, entre ellos el descubrimiento del depósito de Vaca Muerta.
Cuando se ostenta el cargo de presidenta de un país grande y hermoso, como es la Argentina, no se puede actuar como si se tratase de una vulgar pickpocket o triple arrabalero. No sé, exactamente, lo que estará pensando en estos momentos la señora Fernández, ni lo que barruntará su explosivo y mal educado ministro de Planificación, pero, mucho nos tememos, que ya deben de estar inquietos por las consecuencias que le puede acarrear a la nación y su costo en prestigio, confianza y efectos económicos derivados del acto tan vandálico llevado a cabo; cuando, como parece que se va a producir, van a tener que comparecer ante los tribunales internacionales para dar cuenta de su expolio. Es muy fácil, cuando se está al otro lado del Atlántico, menospreciar al rival, mofarse y hacer alardes de patriotismo, pretendiendo demostrar una fortaleza de la que carecen; un bienestar social inexistente y bravuconear de ser una potencia económica cuando, la realidad, viene demostrando que la nación argentina está yendo directamente, si Dios no lo remedia, a otro “corralito”, como el que padecieron hace unos años.
Ahora, cuando le comienza a apretar la puntera del zapato, cuando se han tomado medidas en España de limitar la entrada del biodiesel argentino, la cuitada señora presidenta se queja, mediante una carta dirigida a la Unión Europea, de la decisión tomada por los españoles. Dice la señora Fernández, en su misiva, que lo que hace España podría suponer “una violación de la Organización Mundial del Comercio”. Si no supiéramos cómo se las gasta esta señora, la filosofía relativista que, como buena izquierdista; parece que rige sus actos y la falta de vergüenza política que viene caracterizando sus decisiones; seguramente podríamos decir que sus contradicciones alcanzan el grado del absurdo y la más incomprensible paradoja. Pues, ¿no acaba Argentina de prohibir la importación de jamones españoles?, ¿deberemos entender que la restricción de la entrada de biodiesel de Argentina es contraria a las normas de la OMC y, no obstante, no lo es impedir la importación de jamones españoles?
Y, aunque la reacción de Europa, sumida en sus propios problemas de identidad y en la recesión que está padeciendo, no ha sido todo lo rotunda que se hubiera podido esperar respecto al tema de la nacionalización de YPF, ni el señor Obama haya mostrado, por medio de la señora Clinton, una decidida actitud en contra de la vulneración de las normas internacionales cometida por Argentina en dicha cuestión, si se han dado muestras de reprobación, por algún congresista de los EE.UU, en el sentido de pedir la exclusión de Argentina del G20. A lo que van a tener que enfrentarse los argentinos, aparte de haber conseguido distanciarse del pueblo español, que siempre los había tenido en gran aprecio, va a ser el haberse metido en un maremagno judicial, que va a tener ocupado a su “canciller” y al gobierno de la señora Fernández, intentando justificar que la expropiación de YPF ha sido un acto de necesidad, justificado por la utilidad pública, aparte de verse en la tesitura de defenderse de la acusación de discriminación y favoritismo, cuando los únicos accionistas que han sido expropiados han sido la española REPSOL, sin que ninguno de los restantes partícipes en la sociedad hayan sido afectados por el trámite expropiatorio
Se habla de que la sociedad REPSOL considera, con fundamento, que Argentina ha vulnerado diversas reglas del Tratado de Promoción y Protección de Inversiones. Entre las cuales se encontrarían aquellas que establecen la obligación de no nacionalizar y expropiar las inversiones de la petrolera española; lo que se considera como una actuación “ilícita”.. Hace hincapié, la empresa perjudicada, en el hecho insólito de que “ni tan siquiera de la que contempla el pago de una indemnización adecuada y sin demora a cualquier medida expropiatoria”. Es obvio que, el proceso que está dispuesta a emprender REPSOL, para el cual está perfectamente asesorada y preparada; puede significar que, la acción inconsciente y precipitada emprendida por la señora Kirchner, pueda acabar reportándole, a su país, un coste millonario si, como ya ha sido notificado al gobierno argentino, las acciones legales que se han empezado a llevar a cabo bajo el Derecho internacional, dan sus frutos y conllevan para Argentina: el pago de una reparación integral de los daños y perjuicios por la expropiación ilegal de la petrolera YPF, filial de la petrolera española.
Habrá que ver si, detrás de esta nacionalización Express, no se oculta, como malas lenguas vienen insinuando, una acción torticera para beneficiar a una empresa china con la que parece que YPF parece que estaba en tratos para que tuviera una participación. Pudiera suceder que, dentro de un tiempo prudencial, cuando se hayan calmado los ánimos, dicha compañía podría ocupar el puesto de la expropiada REPSOL en YPF. Deberíamos resaltar la circunstancia, por la que parece que, los mandatarios argentinos, no han tenido en cuenta que España, tradicionalmente, ha sido el puente entre Europa y los países de Hispanoamérica, en cuyo tránsito,. han sido a miles los argentinos que han quedado afincados en la península, todos ellos beneficiados por la doble nacionalidad, la argentina y la española; algo que, de persistir la animadversión declarada del gobierno argentino hacia España y teniendo en cuenta el trato que parece vienen recibiendo algunas de nuestras empresas en aquel país ( recordemos la multa de 32 millones de euros a Telefónica por una supuesta responsabilidad, no aclarada, en un apagón) quizá el gobierno español debiera de empezar a reconsiderar.
Argentina es una gran nación pero no ha tenido suerte con sus gobernantes. El Peronismo de Perón y Eva Duarte tuvieron su efecto beneficiosos para sacar al país de las dictaduras anteriores, pero no hay duda de que, con el tiempo, ha ido adquiriendo los “tics” propios de toda dictadura, las corrupciones tan frecuentes en aquellos regímenes que se perpetúan en el tiempo y los vicios autoritarios de aquellos mandatarios empecinados en su infalibilidad. Esto le ocurre a la señora Fernández. O, señores, así es como lo veo desde la óptica de un español corriente.