El fútbol puede esperar
Todos los años la misma historia. Es llegar el mes de julio y con él, los lamentos por la falta de partidos oficiales de eso que llamamos el Deporte rey. Y no es para tanto señores: les recuerdo que hace ocho días estábamos todavía con la resaca eurocopera y ayer ya empezaron a entrenar algunos equipos de primera. Bueno, pues ni por esas: lamentos y más lamentos.
Y la verdad es que un descansito balompédico tampoco viene mal, si no fuera, eso sí, porque a falta de competición nos alimentamos unas cuantas semanas de rumores, más o menos fundados, inventos y ventas de humo al por mayor a los aficionados de los equipos a los que hay que vender que este año si, que este año el equipo está bien compensado y que es firme aspirante a todo. A los que compartan el sentimiento rojiblanco, esto último les tiene que resultar muy familiar.
Si en medio de este panorama, además te encuentras hasta en el gazpacho veraniego a Don Cristiano Ronaldo, entonces la cosa ya está más clara y deseamos con todas nuestras fuerzas que empiece a rodar la pelota aunque sólo sea para acabar con todo este absurdo entramado veraniego.
Para los que tanto se quejan de los fines de semana sin fútbol no está de más recordar que a los aficionados al Deporte no nos faltan los alicientes cada sábado y domingo. Para pasar la abstinencia tenemos a los chicos de los motos, a Lobato y Alonso, antes el Giro, ahora el Tour y por si fuera poco......Nadal.
Dejó al manacorí para el final, para separarlo del resto. Lo suyo es sobrenatural. Las sensaciones que es capaz de transmitir a millones de personas -porque fuimos unos cuantos frente a la pantalla- a lo largo de casi cinco horas de juego con sus correspondientes interrupciones, son difíciles de explicar. Y ni falta que hace, que a fin de cuentas, soy consciente de que ustedes debieron estar sintiendo, más o menos, lo mismo durante la batalla contra el suizo.
Por cierto que hablando de Federer, es digno de mención la suerte que han tenido tanto él como nuestro Rafa de encontrarse en las canchas. Si, es verdad que tienen que repartir triunfos y que el helvético tiene que estar hasta el gorro del nuestro, ultimamente. En fin, con el tiempo, todos valoraremos en su justa medida, no ya sólo los triunfos de uno y de otro, sino los partidos que ambos nos están dejando para la leyenda de este deporte.
A estos dos monstruos se les va a recordar siempre como grandísimos campeones, pero además como parte de una de los duelos deportivos más hermosos de todos los tiempos. De momento, Nadal, se está llevando la palma pero Roger tendrá más finales para intentar tomarse la revancha.
Y en el horizonte, una posibilidad de que ambos, por fin, recojan un galardón juntos, sin vencedores ni vencidos. Más de uno lo deseó el domingo en el fragor del partido. Muchos queríamos que ganaran los dos. Pues bien, ese milagro igual lo presenciamos en los Premios Príncipe de Asturias, donde la candidatura conjunta de estos dos grandes deportistas está subiendo enteros para llevarse el triunfo.
Si siguen protagonizando momentos como el del domingo en la hierba londinense lo conseguirán. Antes o después, juntos o separados, Rafa y Roger son de esa estirpe de campeones que siempre consiguen sus objetivos. Y nosotros felices por poder verlo y orgullosos de que el de Manacor sea uno de los nuestros.
Después de todo, el fútbol puede seguir esperando.