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Diario YA


 

no hace tanto tiempo medio millón de muertos fue el precio de Argelia

Francia y Marruecos: Soledades en compañía

Luis de Carlos Calderón. Todas las personas padecemos males; los gobiernos de las naciones, más. Se repite, reiteradamente, en la historia reciente el que gobernantes franceses colaboren con los que conculcan los Derechos Humanos. No hace falta remitirse a la guillotina como medio de imponer unas abstractas libertades; nada nuevo bajo el sol, que reza la Biblia. La clase política francesa, con su chauvinismo enfermizo, siempre ha tenido un concepto muy particular de sus intereses situados por encima de cualquier otra consideración que haga referencia a la justicia con respecto a otras naciones. En esto días hemos leído las declaraciones a EFE del presidente de la RASD, M. Abdelaziz acusando a Francia en tres puntos de trascendencia: ser responsable del conflicto saharaui al "animar" a Mauritania y a Marruecos a entrar en el territorio en 1976; ser responsable, con su uso de veto como miembro permanente del Consejo de Seguridad, de la violación de los DD.HH., por parte de Marruecos, en el Sahara; y estancar, con su actitud, las negociaciones entre el Polisario y Marruecos bajo los auspicios de la ONU. Así mismo, seis prisioneros saharauis de la prisión local de Salé (Marruecos), eran conscientes de esta verdad, al escribir: “La realidad está siendo ocultada al mundo (…). Esconde crímenes inimaginables y, (…), todo está siendo supervisado por Francia, el país que pretende tener una legitimidad fundada en la defensa de las libertades (…) ofrece a Marruecos su paraguas para continuar su persecución de saharauis pacíficos en la parte ocupada del Sahara”.

Algo de conocimiento, deberían tener los gobiernos franceses, sobre el final de un proceso de independencia, cuando no hace tanto tiempo medio millón de muertos fue el precio del de Argelia, donde la lucha por la misma se inició en 1954 y duró hasta 1959 año en el que se admitió la libre determinación de los argelinos, siendo reconocida, en 1962, como nación soberana. ¿Piensan los actuales mandatarios franceses que otros pueblos, como el saharaui, son menos constantes en la búsqueda de su independencia?

Cuando una clase política se cree y es poderosa, todo el mal que pueda producir su interés inmediato no deja de considerarse como un simple efecto colateral. Ni derechos humanos ni vidas humanas son tan importantes. España sufrió a su vecino, como santuario de terroristas que, durante décadas, asesinaron a un millar de personas, secuestrando y extorsionando a otras tantas. Todavía, el 14 de marzo de 2001 el periódico francés Le Nouvel Observateur apuntaba: “La dirección del movimiento terrorista se encuentra en la región parisiense (al menos los suplentes, ya que los jefes están en el sur); los campos de entrenamiento militar en Las Landas (suroeste); las fábricas de documentaciones falsas en Bayona; los lugares de reposo de los soldados de la organización que tienen necesidad de descansar, en Hendaya; y la “residencia de jubilación” de prisioneros que no son extraditados a España en Anglet”. En el presente, se ha producido un cambio pero no por amor a España sino porque sus intereses han variado al constituirse el terrorismo en peligro real para la nación francesa.

Recordad la guerra en Ruanda (1990- 1994). Desde 1991 el régimen, cuyo presidente, Habyarimana, se estrellaría (6-IV-1994) en su avión regalo del Primer Ministro francés Chirac, había reprimido a la oposición tutsi. Francia, con importantes intereses en la zona, estuvo a su lado, prestándole apoyo militar y logístico mientras el régimen preparaba la denominada "opción cero" o sea la eliminación de los tutsis y de los hutus moderados. A instancias del Ministerio de Defensa, se crearon grupos armados con el objetivo de preparar las matanzas del segundo trimestre de 1994 en las que se produjeron cerca de un millón de asesinatos, entre ellos 300.000 niños. El representante de la ONU, general Dallaire, denunció la actitud francesa, ayudando a los hutus durante todo el conflicto, como derivada del interés de seguir controlando la zona. Sucesivas peticiones del citado representante de la ONU en orden a evitar la masacre fueron desestimadas. En el Consejo de Seguridad, con Francia por medio, no le dejaban formar una unidad de información. Cuando le constó que se pasaban armas de contrabando, se le negó un permiso para confiscarlas evitando así dar una imagen partidista de la ONU. Por otro lado, el ejército francés permitió que responsables de las primeras matanzas tuvieran refugio seguro, dejando que controlaran la gestión de la ayuda humanitaria. En junio de 1994, a través en la Operación turquesa, pide la ONU a Francia pacificar el suroeste del país, condicionándola a no apoyar al gobierno radical hutu. De este modo, la república gala aparentó cierta solidaridad con las víctimas.

En referencia al Sahara, Francia, como siempre, sólo defenderá sus intereses, constituyéndose, mientras le venga bien, en cooperadora necesaria del Majzen en sus tropelías. Así, los Tratados de 1900, 1904 y 1912 del gobierno español con el francés van reduciendo su territorio, perdiendo España, en el último, la región de Uad Nun y la hamada de Tinduf, hasta quedar en los límites actuales, asignando a Marruecos bajo protectorado español, lo que significaba la obligación de dejarlo en el futuro, la zona de Villa Bens o Tarfaya, un territorio netamente saharaui por las mismas razones históricas y geográficas que cualquier otro del Sahara. Un ejemplo más de la actitud de los dirigentes de Francia es la utilización o no de un mismo dato histórico, así en la Gaceta de Madrid (13 - X -1904) se publicó una Real orden circular que, en su artículo 6º señalaba: “El Gobierno de la República francesa reconoce, desde luego, al Gobierno español plena libertad de acción sobre la región comprendida entre 26º y 27º 40' de latitud Norte y el meridiano 11º Oeste de París, que están fuera del Territorio marroquí", refiriéndose al Sahara Occidental. Cuando a Francia lo creyó conveniente, se hizo uso del citado artículo para defender la independencia de Mauritania en 1960 frente al expansionismo del Majzen, pero el mismo parece no tener valor en orden a la independencia del Sahara Occidental.

¿Alguien cree que los DDHH de los saharauis les pueden producir dolor de cabeza a quienes así actúan? El futuro puede cambiar con el Sahara, como ya vimos sucedió con España, pero sólo si al gobierno galo le conviene. Francia se va quedando sola en su postura dentro del Consejo de Seguridad de la ONU, al igual que Marruecos en su contexto. Soledades en compañía.
Luis de Carlos Calderón

 

Todas las personas padecemos males; los gobiernos de las naciones, más. Se repite, reiteradamente, en la historia reciente el que gobernantes franceses colaboren con los que conculcan los Derechos Humanos. No hace falta remitirse a la guillotina como medio de imponer unas abstractas libertades; nada nuevo bajo el sol, que reza la Biblia. La clase política francesa, con su chauvinismo enfermizo, siempre ha tenido un concepto muy particular de sus intereses situados por encima de cualquier otra consideración que haga referencia a la justicia con respecto a otras naciones. En esto días hemos leído las declaraciones a EFE del presidente de la RASD, M. Abdelaziz acusando a Francia en tres puntos de trascendencia: ser responsable del conflicto saharaui al "animar" a Mauritania y a Marruecos a entrar en el territorio en 1976; ser responsable, con su uso de veto como miembro permanente del Consejo de Seguridad, de la violación de los DD.HH., por parte de Marruecos, en el Sahara; y estancar, con su actitud, las negociaciones entre el Polisario y Marruecos bajo los auspicios de la ONU. Así mismo, seis prisioneros saharauis de la prisión local de Salé (Marruecos), eran conscientes de esta verdad, al escribir: “La realidad está siendo ocultada al mundo (…). Esconde crímenes inimaginables y, (…), todo está siendo supervisado por Francia, el país que pretende tener una legitimidad fundada en la defensa de las libertades (…) ofrece a Marruecos su paraguas para continuar su persecución de saharauis pacíficos en la parte ocupada del Sahara”.

Algo de conocimiento, deberían tener los gobiernos franceses, sobre el final de un proceso de independencia, cuando no hace tanto tiempo medio millón de muertos fue el precio del de Argelia, donde la lucha por la misma se inició en 1954 y duró hasta 1959 año en el que se admitió la libre determinación de los argelinos, siendo reconocida, en 1962, como nación soberana. ¿Piensan los actuales mandatarios franceses que otros pueblos, como el saharaui, son menos constantes en la búsqueda de su independencia?

Cuando una clase política se cree y es poderosa, todo el mal que pueda producir su interés inmediato no deja de considerarse como un simple efecto colateral. Ni derechos humanos ni vidas humanas son tan importantes. España sufrió a su vecino, como santuario de terroristas que, durante décadas, asesinaron a un millar de personas, secuestrando y extorsionando a otras tantas. Todavía, el 14 de marzo de 2001 el periódico francés Le Nouvel Observateur apuntaba: “La dirección del movimiento terrorista se encuentra en la región parisiense (al menos los suplentes, ya que los jefes están en el sur); los campos de entrenamiento militar en Las Landas (suroeste); las fábricas de documentaciones falsas en Bayona; los lugares de reposo de los soldados de la organización que tienen necesidad de descansar, en Hendaya; y la “residencia de jubilación” de prisioneros que no son extraditados a España en Anglet”. En el presente, se ha producido un cambio pero no por amor a España sino porque sus intereses han variado al constituirse el terrorismo en peligro real para la nación francesa.

Recordad la guerra en Ruanda (1990- 1994). Desde 1991 el régimen, cuyo presidente, Habyarimana, se estrellaría (6-IV-1994) en su avión regalo del Primer Ministro francés Chirac, había reprimido a la oposición tutsi. Francia, con importantes intereses en la zona, estuvo a su lado, prestándole apoyo militar y logístico mientras el régimen preparaba la denominada "opción cero" o sea la eliminación de los tutsis y de los hutus moderados. A instancias del Ministerio de Defensa, se crearon grupos armados con el objetivo de preparar las matanzas del segundo trimestre de 1994 en las que se produjeron cerca de un millón de asesinatos, entre ellos 300.000 niños. El representante de la ONU, general Dallaire, denunció la actitud francesa, ayudando a los hutus durante todo el conflicto, como derivada del interés de seguir controlando la zona. Sucesivas peticiones del citado representante de la ONU en orden a evitar la masacre fueron desestimadas. En el Consejo de Seguridad, con Francia por medio, no le dejaban formar una unidad de información. Cuando le constó que se pasaban armas de contrabando, se le negó un permiso para confiscarlas evitando así dar una imagen partidista de la ONU. Por otro lado, el ejército francés permitió que responsables de las primeras matanzas tuvieran refugio seguro, dejando que controlaran la gestión de la ayuda humanitaria. En junio de 1994, a través en la Operación turquesa, pide la ONU a Francia pacificar el suroeste del país, condicionándola a no apoyar al gobierno radical hutu. De este modo, la república gala aparentó cierta solidaridad con las víctimas.

En referencia al Sahara, Francia, como siempre, sólo defenderá sus intereses, constituyéndose, mientras le venga bien, en cooperadora necesaria del Majzen en sus tropelías. Así, los Tratados de 1900, 1904 y 1912 del gobierno español con el francés van reduciendo su territorio, perdiendo España, en el último, la región de Uad Nun y la hamada de Tinduf, hasta quedar en los límites actuales, asignando a Marruecos bajo protectorado español, lo que significaba la obligación de dejarlo en el futuro, la zona de Villa Bens o Tarfaya, un territorio netamente saharaui por las mismas razones históricas y geográficas que cualquier otro del Sahara. Un ejemplo más de la actitud de los dirigentes de Francia es la utilización o no de un mismo dato histórico, así en la Gaceta de Madrid (13 - X -1904) se publicó una Real orden circular que, en su artículo 6º señalaba: “El Gobierno de la República francesa reconoce, desde luego, al Gobierno español plena libertad de acción sobre la región comprendida entre 26º y 27º 40' de latitud Norte y el meridiano 11º Oeste de París, que están fuera del Territorio marroquí", refiriéndose al Sahara Occidental. Cuando a Francia lo creyó conveniente, se hizo uso del citado artículo para defender la independencia de Mauritania en 1960 frente al expansionismo del Majzen, pero el mismo parece no tener valor en orden a la independencia del Sahara Occidental.

¿Alguien cree que los DDHH de los saharauis les pueden producir dolor de cabeza a quienes así actúan? El futuro puede cambiar con el Sahara, como ya vimos sucedió con España, pero sólo si al gobierno galo le conviene. Francia se va quedando sola en su postura dentro del Consejo de Seguridad de la ONU, al igual que Marruecos en su contexto. Soledades en compañía.