Redacción. La Fundación Kolbe está formada por un grupo de publicitarios catalanes que utiliza todas las técnicas publicitarias legítimas para acercarnos a Jesucristo y mostrarnos el Evangelio como si pasara hoy día, en los tiempos modernos, con imágenes y frases impactantes que inducen a la reflexión. Son muchos los mensajes que transmiten.
Puede visitar la página de Fundación KOLBE en
www.fundkolbe.org y ver todos los carteles, además de utilizar de manera gratuita todo el material que contiene. Es más, estos profesionales de la publicidad y de la comunicación han creado la Fundación KOLBE sin ánimo de lucro, puesto que ellos trabajan como voluntarios sin recibir nada a cambio, para que el mensaje católico pueda transmitirse de manera profesional y eficaz. Para ellos, cuanto más se utilice su material mejor, mayor difusión tendrá y llegará a un número más amplio de personas. Ayudan con su genial trabajo a realizar las campañas publicitarias de las instituciones católicas que lo necesitan, diócesis, congregaciones religiosas, comunidades cristianas, movimientos apostólicos, ONG’S católicas...
Los carteles católicos creados por la Fundación Kolbe nos ayudan a conocer y a redescubrir el Evangelio. Nos muestra la realidad con los ambientes de hoy, utilizando “motos en vez de caballo y tejanos en vez de túnicas”.
Paco Segarra, Presidente de la Fundación Kolbe de publicistas católicos y también Director de la Agencia Closeau de Barcelona, confiesa que se sintió interpelado por Jesús cuando dijo «Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio». “Soy publicista y me gano la vida haciendo anuncios; por eso sentí que esas palabras de Jesús iban dirigidas a mí, y así me lo tomé -comenta Paco Segarra-.
Como, en general, los publicistas no lo han hecho, estos publicitarios catalanes se propusieron anunciar a Jesucristo hablando claro, modernizado la estética del lenguaje cristiano pero teniendo especial cuidado de no secularizar el mensaje.
La Fundación toma el nombre de San Maximiliano Kolbe, que dirigió un convento con más de 700 franciscanos y fundó dos periódicos, “El Caballero de la Inmaculada” y “El Pequeño diario”. En Japón fundó una revista católica con una tirada de 15.000 ejemplares en un país donde no abundaban los católicos. Fue muy curioso que a su imprenta no le pasara nada cuando una bomba atómica destruyó la ciudad de Nagasaki. Cuando vivió en Polonia, los nazis le deportaron a Auschwitz y allí encontró la muerte al ofrecerse para sustituir a un compañero que había recibido el castigo de morir de hambre.