García-Gasco: "La dignidad de los embriones humanos no puede limitarse"
Redacción Madrid. 27 de diciembre.
El cardenal arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, defiende en su carta pastoral de la semana la dignidad de los embriones humanos y lamenta el "intento burdo que existe en nuestra sociedad de equiparar lo moral o la ética con la legalidad vigente". En su carta, que titula 'La dignidad del ser humano no puede limitarse', insiste en que el ser humano "es mucho más que una cosa" y su dignidad no puede limitarse "ni por los gobiernos, ni por las empresas, ni por los propios hombres".
Después de expresar que la ciencia "es una actividad humana que desarrolla de modo excelente la inteligencia y la libertad humanas" , el purpurado se refiere a la reciente instrucción vaticana 'Dignitas personae' y subraya que los avances científicos en el conocimiento de la vida humana y de los estadios iniciales de su existencia aumentan la necesidad de que los científicos ejerzan su razón práctica, su prudencia, y no se dejen atrapar por ningún prejuicio".
El cardenal anima también a los fieles diocesanos a tener "criterios bien fundados para descubrir el verdadero progreso científico" y recalca que "el ser humano es lo más importante de la creación".
En este sentido, muestra su "sorpresa" por las legislaciones "que protegen más a los animales, incluso a los huevos de ciertas especies, que al ser humano cuando se encuentra en su estado inicial de gestación" y recuerda que "la ciencia ya ha demostrado que el embrión humano cuenta con un código genético distinto al de su padre y su madre".
Además, dice, el ser humano "no puede ser propiedad de nadie, ni de sus progenitores ni tampoco de unos laboratorios o empresas que se lucran con servicios que conllevan la eliminación de embriones humanos", destaca el purpurado.
A este respecto, advierte de que "los intentos de disfrazar la realidad con eufemismos son frecuentes entre quienes utilizan los embriones humanos como si fuesen cosas, materiales, objetos sin dignidad humana".
Ante esta situación, el cardenal arzobispo de Valencia reitera que el cuerpo de un ser humano, desde los primeros estadios de su existencia, "no se puede reducir al conjunto de sus células" .
Por ello, recuerda en su carta los "criterios éticos fundamentales" en las intervenciones sobre el embrión humano "que toda persona preocupada por la dignidad humana puede aceptar con coherencia intelectual".
En primer lugar, "el respeto incondicionado y moralmente debido al ser humano en su totalidad corporal y espiritual desde el primer momento de su existencia" y, en segundo lugar, el reconocimiento que se le debe de "los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano a la vida", enumera.
Al término de su carta, el cardenal García-Gasco concluye que el embrión humano "tiene desde el principio la dignidad propia de la persona" y cita como ejemplos de "rectitud y eficacia científica" los trabajos con "células madre de personas adultas, lícitamente obtenidas, o los bancos de cordón umbilical". En suma, la Iglesia "proclama la defensa de la dignidad humana sin límites engañosos como el mejor criterio de respeto a cada ser humano", finaliza el purpurado.