Genocidio Cristiano consentido y silenciado en el mundo
Javier Garcia Isac. Occidente nos habla de compresión hacia unas minorías religiosas que cada vez lo son menos. Y de unos colectivos con nula intención de integrarse en los países occidentales donde son acogidos. Facilita unos privilegios y prebendas a una religión que en la mayoría de los casos ve al occidental como un enemigo, como un infiel. Acusa a sus propios conciudadanos de “islamofobia” y no asume responsabilidad alguna en la gestión de las crisis migratorias. Su falso y equivocado buenismo es cómplice de las desigualdades sociales que se genera entre las clases más desfavorecidas.
El descontrol de los flujos migratorios y la creación de guetos, crea insolidaridad con los vecinos del país que les acoge. En multitud de ocasiones se utiliza la palabra racismo o islamofobia cuando algún colectivo denuncia esta cuestiones. Se insulta y “se mata al mensajero”, en lugar de buscar soluciones. Todo ello nos puede hacer llegar a pensar que existen intereses poco claros encaminados a “eliminar” la propia identidad de occidente. Olvidamos con facilidad, miramos a otro lado ante “el genocidio cristiano consentido y silenciado por el mundo”, sin tener en cuenta que los que allí mueren y son sometidos a martirio, no son extraños ni extranjeros en los países donde son torturados, perseguidos, asesinados o exterminados, están en su casa, en su tierra.
No huyen, no se marchan. Aguantan estoicamente defendiendo sus creencias y su fe. Existe una “cristianofobia” creciente en el mundo, también en occidente. No solo por miles los cristianos que están siendo asesinados, miles de víctimas que se producen de forma mayoritaria en aquellos países donde la religión musulmana es la más influyente, también por la falta de libertad de culto.
Aquí hablamos de cristianos que no vinieron de fuera a imponer sus creencias, hablamos de cristianos que son parte de esos países, no extraños. Los cristianos son perseguidos en la mayoría de los países del mundo donde son minoría, y de otra forma, también empiezan a serlo en occidente. Determinadas tendencias políticas, entienden que debemos adaptar nuestras costumbres y nuestras creencias, a las de las minorías venidas de fuera. Esto implica insulto y menos precio a nuestra religión e incluso limitación a la práctica del culto católico en algunas instituciones donde antes era habitual. España no es ajena a todo esto. La izquierda Española, tiene alguna peculiaridad que la diferencia de sus homologas europeas, es profundamente anti patriótica, además, tiene una especial inquina a los cristianos en general y muy particularmente a los católicos.
Así lo vienen demostrando a lo largo de su historia, plagada de episodios de terror y crimen contra la iglesia católica y sus fieles. Ya no cabe hablar solo de cristianofobia en los países de influencia musulmana, la cristianofobia se ha extendido a occidente, donde una progresía intenta atacar la identidad de Europa y sus creencias bajo el paraguas de que todas las religiones son iguales y deben estar en pie de igualdad. Esta es la misma progresía que no reclama el principio de reciprocidad en los países donde el cristianismo está prohibido o el culto se encuentra restringido. En el fondo, lo que subyace es una clara intención de borrar o eliminar nuestras creencias más sagradas, pues de esta manera les será mucho más fácil imponer sus teorías. Incluso en esto se equivocan.
La fuerza de los cristianos es muyo más fuerte que sus ganas de eliminarlos, y en el hipotético caso de triunfar sus tesis, esto no les libraría de la “ira del islam”. Son considerados igual de infieles que el resto. Hoy, se hace más necesario que nunca, defender nuestra identidad, nuestras creencias, nuestras costumbres, nuestra religión, la católica, la única verdadera. Si al respeto de los que no piensan y sienten como nosotros, pero nunca plegarnos ni rendirnos, ni someternos a aquellos que desean borrar nuestras raíces cristianas.