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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Fundó las libertades religiosas y civiles de EEUU en los derechos naturales, y no en una mera tolerancia

George Washington y la libertad religiosa en EEUU

Julia Shaw.  George Washington no fue simplemente un presidente. Fue el hombre indispensable para la fundación de EEUU. Sus palabras, pensamientos y obras como jefe militar, presidente y líder patriótico hacen de él el estadista más grande de la historia de este país.

Todos los presidentes pueden aprender del liderazgo de Washington en cuanto a la política exterior, el mantenimiento del imperio de la ley y, especialmente en la actualidad, la importancia de la religión y la libertad religiosa.
 
Washington sabía que la religión y la moral son esenciales para la creación de las condiciones para que la política sea decente. Y se preguntaba: “¿Dónde quedan la seguridad de la propiedad, de la reputación y de la vida, si el sentido de la obligación religiosa es apartado de los juramentos que son los instrumentos de investigación en los tribunales de justicia?” El primer presidente también tenía la convicción de que la religión y la moral son esenciales para la felicidad de la humanidad. “Un solo volumen sería insuficiente para rastrear todas sus conexiones con la felicidad pública y privada”.
 
Para hacer coincidir su alabanza a la religión con la libertad, Washington tenía una sólida comprensión de la libertad religiosa. La libertad permite que la religión, en su modalidad ética y por medio de la enseñanza de la religión, ejercite una influencia sin precedentes en la opinión pública y privada. La libertad religiosa moldea las costumbres, cultiva las virtudes y proporciona una fuente independiente de razonamiento moral  y de autoridad. En su carta a la congregación judía de Newport – que en aquel tiempo era la comunidad más grande de familias judías en EEUU – el Presidente Washington fundó las libertades religiosas y civiles de EEUU en los derechos naturales, y no en una mera tolerancia.
 
Hoy en día nos dicen que la religión y la política exigen una estricta separación, que la religión es un obstáculo para la felicidad y que, por ello, ha sido gradualmente despojada de su presencia en la esfera pública. También nos dicen que las manifestaciones de fe religiosa lejos de apoyar a la comunidad, son completamente ofensivas para los no creyentes. El Tribunal Supremo ha apoyado ad nauseam esta torcida lógica. Desde los años 40, el Tribunal ha colocado la religión y la libertad religiosa en una gaveta cada vez más pequeña. En el mejor de los casos, la religión es considerada un bien privado, pero un bien que no debe ser presentado a otros. Y se considera que la religión no tiene apoyo en la vida pública.
 
Podemos ver a dónde nos lleva esta lógica. Bajo el plan de salud de Obama, todos los planes de salud deben ofrecer cobertura, sin costo alguno para el asegurado, de los fármacos abortivos, los anticonceptivos [incluyendo los que son abortivos], la esterilización, la educación del paciente y la consejería a mujeres de edad reproductiva. Para que quede clara la manera tan estrecha con que el gobierno de Obama concibe la religión, sólo a los templos religiosos, según esta ley, se les exime de la coerción de este mandato. Muchos otros patronos, como los hospitales católicos, las escuelas cristianas, los centros para atender a mujeres embarazadas que son dirigidos por personas de fe están obligados a proporcionar y financiar la cobertura de servicios que, precisamente debido a su fe, consideran moralmente objetables.
 
Aún el reciente “acomodo” que el gobierno ha propuesto a este mandato no es tal en realidad. Como explica Sarah Torre, el arreglo sugerido “es un fracaso en cuanto a abarcar a muchos patronos – y ciertamente a todos los particulares – que tienen objeciones morales o religiosas ante este mandato”. El cumplimiento del mismo exige que los hombres y mujeres que son creyentes violen la doctrina de sus iglesias y sus conciencias. Bajo el Presidente Obama, hemos ingresado al terreno de la tolerancia religiosa, tal y como ésta ha sido definida por un burócrata que está sentado en algún lugar.
 
George Washington fue, como dijo un presidente, “el espíritu dirigente sin el cual no hubiera habido independencia ni unión ni constitución ni república. Washington sentó el tono de lo que debía ser la presidencia de EEUU. Por ello es que fue “el primero en la guerra, el primero en la paz y el primero en el corazón de sus compatriotas”.
 
Julia Shaw es investigadora asociada y directora de programas del Heritage’s B. Kenneth 
Center for Principles and Politics.
 
Ideas Claras