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Diario YA


 

nadie se imagina a Carmen Chacón entonando con entusiasmo algunos versos del Himno del Aire

Gobierno y ejército: Choque ideológico

Jesús Asensi Vendrell. Nuestro presidente, el señor Rodríguez Zapatero, presume de feminista porque su Gobierno está formado por un amplio grupo de mujeres en busca de la ansiada paridad, la misma que se exigirá a todos los organismos oficiales, empresas, partidos políticos, clubes deportivos y con toda seguridad, una vez se apruebe la nueva ley de libertad religiosa, a todas las iglesias y confesiones que no quieran perder la subvención.

            Así es, Zapatero dio un certero golpe de efecto cuando decidió nombrar a la señora Chacón como ministra de Defensa. Y no sólo porque, como mujer, no tuvo que realizar el servicio militar obligatorio, sino por la antipatía; esto es lo que parece ante su posicionamiento frente al estatuto catalán, el secuestro del barco Alakrana, la “no guerra” de Afganistán y la nueva Ley de la Carrera Militar; que le merece el artículo 8 de nuestra Constitución, ése que afirma que el ejército “tiene como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”, y también por su falta de comunión con el espíritu castrense que corre por las venas de la mayoría de militares españoles.

            Porque, por ejemplo, todos de los ministros de Zapatero prometieron el cargo por su honor, cuando la inmensa mayoría de los soldados realizan el juramento, ante nuestra bandera y el sacerdote castrense, de dar hasta la última gota de su sangre por España.

            Porque, por ejemplo, a nuestra ministra de Defensa no le sale natural eso de gritar a pleno pulmón un “viva España, viva el rey”, mientras que a nuestros militares les sale del alma un “viva” atronador.

            Y así podríamos seguir, también con ese proyecto de ley sobre la “libertad” religiosa que el ministro de Justicia, el señor Caamaño, está preparando y que quizás acabe con los funerales de Estado, con el himno devoto que se utiliza en el homenaje a los caídos, con la ayuda espiritual y humana que ofrecen los sacerdotes castrenses y con todas las señas de identidad cristianas que aparezcan en escudos y acuartelamientos.

            Porque, de verdad, nadie se imagina a Carmen Chacón entonando con entusiasmo algunos versos del Himno del Aire: “jamás bajaremos desde nuestro cielo a una España sin gloria y sin luz”, “volad, alas gloriosas de España”, “escribid sobre el cielo la hazaña, ¡la gloria infinita de ser español!”