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Diario YA


 

Protagonista del día

Godoy y Napoleón

El 27 de octubre de 1807 se firmó el Tratado de Fontainebleau, por eso hoy son protagonistas sus artífices: Godoy y Napoleón. El objetivo de este acuerdo era el control efectivo de Portugal por parte de Francia, por lo que nuestro país vecino fue dividido en tres partes: el norte se adjudicó al rey de Etruria, que pasaría a llamarse rey de la Lusitania septentrional, la zona central se la quedaba Napoleón, y los dominios del Alemtejo y los Algarves se los adjudicaba Godoy, que se llamaría príncipe de los Algarves. El rey de Etruria era Carlos II de Parma, un niño de siete años y nieto del rey de España, cuya madre María Luisa de Borbón –hija de Carlos IV- actuaba de regente tras la muerte de su esposo. Napoleón los desposeyó de sus títulos y María Luisa y Carlos II se trasladaron a la Corte de Madrid, con la promesa del emperador francés de que convertiría al niño en rey la Lusitania septentrional. En cuanto a Godoy y Napoleón, no necesitan presentación. Para garantizar el reparto, Godoy autorizó el paso por España a 28.000 soldados franceses, que en realidad fueron 100.000 e invadieron España, que perdió su soberanía. Así jugaba Napoleón, utilizando las ambiciones de Godoy y de los Borbones. No fue la primera vez, ni sería la última en la que un gobernante español se hace la foto con los poderosos del momento, anteponiendo su interés personal al bien común.  Y lo de Godoy no fue ni la primera, ni la última vez, en la que una ambición inmoral como objetivo de la política internacional, además de no satisfacer intereses personales, causa un gravísimo perjuicio al bien común de los españoles.