Suso do Madrid
Al reformar el Registro Civil, tengo la sensación que el Gobierno solo pretende asestar un golpe definitivo al concepto jurídico de “familia” tal y como todavía hoy se concibe, fomentar el individualismo y eliminar una tradición histórica basada en la preferencia del apellido paterno en los recién nacidos.
Es, una vez más, la raquítica concepción que tiene el Gobierno de la igualdad y el nulo respeto por tradiciones que solo una exigua minoría discute. No es cuestión de machismo, de feminismo o de igualdad sino de la imposición de la ideología de género, una muestra más de su interés por la deconstrucción de la sociedad. Con esta actuación de nuevo el Gobierno da una pésima lección al legislar sobre asuntos irrelevantes, ajenos al interés mayoritario y que en absoluto forman parte de la inmensa lista de prioridades y preocupaciones del ciudadano. ¿Una cortina de humo o una cosa calculada para distraer la atención de los ciudadanos de dos cosas importantes en estos días: la visita del Papa y el aumento del paro? Pienso se dan las dos cosas: imposición ideológica a través del Registro Civil y distracción de asuntos de mayor interés.