Gordon Brown gana sus primeras elecciones desde que asumió el poder en 2007
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Redacción Madrid. 7 de noviembre. El primer ministro británico, Gordon Brown, vivió hoy su primera victoria electoral desde que asumió el poder en junio de 2007 después de que los laboristas fuesen capaces de mantener el escaño de la circunscripción escocesa de Glenrothes en las elecciones que se celebraron la pasada jornada, pese a que los sondeos auguraban una victoria al Partido Nacionalista de Escocia (SNP).
De esta forma, Brown pone fin a las cuatro derrotas consecutivas que había experimentado en las urnas desde que se mudó al número 10 de Downing Street y confirma los indicios de recuperación que las encuestas habían apuntado a raíz del protagonismo que había adquirido en el liderazgo internacional ante la crisis de crédito.
Tras el varapalo sufrido el pasado mes de julio en Glasgow Este, donde perdió la mayoría de más de 13.500 papeletas con las que contaba, el Laborismo temía la cita celebrada hoy en la circunscripción del conocido como Reino de Fife, pero finalmente su candidato Lindsay Roy, director del centro escolar Kirkcaldy High School en el que el propio Brown cursó sus estudios, logró mantener el asiento en Westminster que se puso en juego tras la muerte el pasado mes de agosto del diputado laborista John McDougall.
Sin embargo, el resultado más importante de la cita de hoy es el fin de la sucesión de derrotas en cadena sufridas por el mandatario escocés, que vio cómo los suyos lograban 19.046 votos, por los 13.209 obtenidos por los nacionalistas escoceses, en una cita que recabó una participación del 52,37 por ciento.
Un saldo inferior al recabado en 2005, del 56,1 por ciento, al igual que la diferencia conseguida por los laboristas, de 10.664 papeletas hace tres años, si bien en ambos casos el resultado suficiente como para que los laboristas mantuviesen el escaño de una circunscripción que limita con la de Kirkcaldy y Cowdenbeath a la que el actual primer ministro representa en la Cámara legislativa desde hace más de una década.
En este sentido, la cita de hoy era especialmente esperada en Reino Unido por cuanto constituía la prueba para probar oficialmente el alcance de la recuperación de popularidad de Gordon Brown tras su protagonismo internacional en la crisis de crédito, que le ha permitido recortar a más de la mitad la distancia por encima de 20 puntos que hasta ahora hace dos meses le sacaban los conservadores.
Brown ha puesto así fin al encadenamiento de cuatro derrotas, tantas como convocatorias electorales desde que asumió el poder en junio de 2007, desde que en las locales del 1 de mayo no sólo viese cómo los suyos entragaban Londres a los conservadores, sino que quedaban relegados como tercera fuerza.
Posteriormente, el partido confirmó su suerte con la pérdida del asiento de Crewe y Nantwich, que había ostentando durante 30 años, la pobre actuación en junio en las parciales de Henley, en las que fue la quinta opción más votada, y el posterior varapalo sufrido en Glasgow Este, la cuidad natal de Gordon Brown.
Por ello, el primer ministro decidió en esta ocasión romper la convención por la que los mandatarios británicos no se implican en campañas parciales y se presentó hasta en dos ocasiones en Glenrothes. Un gesto que, con todo, fue interpretado por la oposición como un reflejó de la "desesperación" del mandatario.
En este sentido, la votación de hoy se consideraba clave para testar la recuperación de un Brown que ha visto cómo su actuación en el Congreso laborista de septiembre y su liderazgo internacional en la respuesta a la crisis financiera le han permitido recortar por encima de la mitad la distancia de más de 20 puntos que lo separaban de los conservadores.
Además, los expertos consideraban que la celebración de los comicios tan sólo dos días después de las presidenciales de Estados Unidos había sido planeada para tratar de atenuar la atención de la cita, ya que el plazo estaba punto de agotarse. En este sentido, las votaciones parciales en Reino Unido se celebran por el fallecimiento o la renuncia de parlamentarios a los escaños con los que cuentan en Westminster y en determinadas circunscripciones se consideran un fiel reflejo para una proyección del resultado de unas generales.
En este caso, el Laborismo apostó por una campaña de perfil alto en la que llegó a tomar parte la propia esposa del primer ministro, Sarah Brown, quien desde que en junio de 2007 se convirtió en primera dama había mostrado una discreta actitud alejada de los focos, así como ministros destacados como el de Hacienda, el también escocés Alistair Darling, y la de Interior, Jacqui Smith.