Fernando Ballesteros. 22 de octubre. No saben como me alegra no haber tenido que escribir el lunes. Estaba muy cerca, demasiado, lo del Vicente Calderón del sábado y tendría que haberme referido a aquello y explicar lo inevitable o evitar lo inexplicable. Pero no caeré en mi propia trampa. Ya pasó, ya pasó, me repito mientras paso página y le hago un regate a un nuevo capítulo de esa historia de fracasos, pérdida de identidad y desilusión en la que han convertido al Atlético de Madrid.
Pero como en el fútbol todo va tan rápido y como a los aficionados del Madrid ya parece que ni les pone lo de ganar en el Manzanares, los rojiblancos no han tenido que sufrir en la tertulia de bar ni en el trabajo. O lo habrán hecho pero no tanto como antes, cuando la victoria colchonera no estaba descartada de antemano en estos duelos vecinales.
Lo que decía, que ha llegado la Champions al rescate y mientras el Madrid nos recuerda ante la Juve que también puede perder y el Villarreal le hace seis al Aalborg rumbo a los octavos de final, el Vicente Calderón se prepara para una de sus grandes noches, de las de antes. Llega el Liverpool sin Torres y Platiní, Villar y su siniestra cuadrilla nos permiten ver el gran espectáculo. Demos gracias a los "pesos pesados" de la UEFA por su magnanimidad.
Como la cosa hoy viene breve, me voy a ir despidiendo. Ya lo habría hecho si no fuera porque tengo un aviso importante. Atención: si alguno de ustedes tiene un club de fútbol, tengan cuidado. En los próximas días, quizá horas, Juan Villalonga les hará una oferta, lo digo en serio. Comenzó el verano metiéndose en el Valencia, lo intentó con el Getafe, se reunió con los dirigentes del Atlético de Madrid y ahora anuncia que se presentará a las próximas elecciones del Real Madrid. Espectacular. Pero recuerden, el fútbol es deficitario.