Principal

Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Hablando en hipótesis

Manuel Parra Celaya. Francamente, estoy desorientado. Me asomo a cualquier medio de difusión que no esté generosamente subvencionado y numerosos colaboradores esgrimen las mismas razones que un servidor para afirmar, con una autoridad de la que yo carezco, que esto no funciona, y entiéndase el esto en el sentido más amplio del panorama político, social, económico y moral.

 
    Resulta que de la corrupción no se escapa nadie (bueno, casi nadie); que el paro crece inmisericorde y ni tirios ni troyanos disponen de fórmulas para frenarlo; que el Estado de las Autonomías hace agua por todos sus poros y amenaza la propia existencia de España; que la partitocracia ha suplantado a la democracia; que los sindicatos mayoritarios no representan a casi nadie pero son generosamente untados; que la luz del final del túnel, al igual que aquellos brotes verdes de hace poco,  solo la ve el interesado de turno…
 
   Mi desorientación estriba en que antes, cuando afirmaba aspectos semejantes, recibía el palmetazo de turno, y eso que mi razonamiento era tan impecable o equivocado como ahora: si todos los elementos del Sistema son inútiles, han degenerado o resultan perniciosos, ¿no será que lo que falla es el propio Sistema?
 
    Cuando por fin me atrevo a opinar así enana tertulia más o menos amigable poro siempre privada (no participo de la condición social de tertuliano), todos coinciden en las apreciaciones previas, en lo negativo, pero, cuando llego a la última pregunta que he formulado, siempre alguien me responde a la gallega, esto es, con otra pregunta: “¿Es que hay otro Sistema posible?”.
 
     La situación que se plantea evidencia tres posibilidades: a) que, efectivamente, el Sistema no funciona y los fallos son de base, esenciales y no accidentales, con lo cual habrá que buscar recambio; b) que, al ser la siembra del Pensamiento Único tan generosa , mis contertulios se muestran horrorizados y repiten mentalmente la conocida frase de los absolutistas al deseado Fernando VII sobre la manía de pensar, y c) que lo dicho, que no existe otro Sistema y fuera del vigente todo es llanto y crujir de dientes.
 
    Repaso la historia del pasado siglo y constato cómo ha conseguido supervivir el Sistema; sus dos presuntas alternativas fueron derrotadas, en 1945 y 1991, respectivamente; el Sistema, como el Ave Fénix, termina siempre por resurgir de sus propias cenizas.
 
    A lo mejor, hay que hablar en hipótesis: “¿Y qué ocurriría si…?”. Aquí, el ciudadano y paciente lector puede incluir todas sus desideratas en pro de una sociedad más justa, más libre, más unida y, a lo mejor, más democrática en los contenidos. Permítanme que, por ahora, omita mis opciones y les proporcione, simplemente, una pista: pongámonos a imaginar (¿No decían la imaginación al poder, allá por el 68, los actuales defensores y beneficiarios del Sistema, entonces con pana y ahora con Armani?). Diseñemos en nuestra mente (el pensamiento no delinque) qué alternativas al Sistema se nos ocurren; preguntémosle, incluso, a los jóvenes que piensan más allá de los programas de la E.S.O.; preguntemos a nuestros mayores, por aquello de la experiencia. A lo mejor, entre unos y otros, obtendríamos coordenadas que no se corresponden, en modo alguno, con la que nos impone el Sistema.
  
     Si esto es así, solo falta que nos pongamos a trabajar para que esas líneas maestras hipotéticas, acaso difíciles pero seguro que mucho más bellas, conformen un dibujo completo. Se me dirá que el último intento en ese sentido se llamó 15-M y quedó disuelto como azucarillo en agua. No importa. Quizás nació viciado de origen por interferencias del propio Sistema.
  
     Si nadie hubiera lanzado al vuelo las campanas de la imaginación, aún estaríamos gozando de las ventajas de lo que los eruditos llaman Era Neolítica, o quizás de épocas previas. Agradezcamos a la Providencia haber dotado al ser humano de ansias de perfección, de imaginación y de esperanza. Busquemos, en el fondo de nuestro almario colectivo alternativas al Sistema.
 
    Aunque hablemos en hipótesis.