Ignacio Torres-Brizuela. Llega Halloween. Tengo el disfraz a punto, la casa donde hemos quedado localizada, y si cualquier cosa, tengo un plan B. A veces compensa ser sociable, cosa de la que te das cuenta cuando ves que más de un grupo requiere tu presencia habitualmente. Tarareando una canción que no tengo ni idea de donde ha salido, decidí consultar las noticias del día. He de admitir, aunque me duela, que no tengo una gran memoria (no para todo, por lo menos). Y he de admitir que hasta que no leí esa noticia no me acordé.
-I, ¿tu te acordabas del Madrid Arena?
-Claro, especialmente ahora que me lo has recordado
Mañana es Halloween. Mañana se cumple un año desde la Tragedia Del Madrid Arena. Mañana es el aniversario de la muerte de esas cinco chicas aplastadas durante el ”Thriller Music park” .
Me detuve a pensar unos instantes: ¿Habían llegado a “arreglar” el asunto? Casi me meto una bofetada por hacer una pregunta semejantemente estúpida. ¿Cómo demonios arreglas la muerte de una persona? ¿Es más, como arreglas la muerte de CINCO jóvenes? No puedes. Y punto en boca.
¿Pero en que había quedado el asunto? Di gracias entre dientes a Internet una vez mas, al contestarme:
Cristina Arce (18 años), Katia Esteban (18), Rocío Oña (18), Belén Langdon (17 años) y María Teresa Alonso (20) siguen muertas. Miguel Ángel Flores, promotor del evento y principal imputado, permanece en libertad con cargos después de que cubrir una fianza de 200.000 euros. (¿En serio? ¿Cagarla de esa manera solo cuesta esa cantidad?). E Isabel de la Fuente, madre de una de la victimas, sale dar la cara por las familias que han perdido a estas chicas.
“¿Cómo llegamos a esto?” Pensé. Recordaba que habían vendido casi un 60% más de entradas de las permitidas. Superaron el aforo en un 58%. De 10.600 personas autorizadas, había 23.000
¿Cómo demonios hicieron para meter a toda esa gente? ¿Usaron un calzador? No, ahora en serio: ¿De quién fue esa maravillosa idea?
Puedo entender que, en el momento, hagan un ligero “overbooking”, como los aviones, para que, por la razón que sea, no falte mucha gente y puedan cubrir gastos… Un 5%, un 6%, que narices, puede que hasta un 8-10%.
¡¿Pero 58%?! ¿Pero qué es esto, hasta donde nos vamos?
Yo entiendo al responsable. Seamos sinceros: Entiendo que el que dirigía esto quisiera rentabilizar el espacio lo máximo aconsejable y maximizar así el beneficio. Yo, y cualquiera, habríamos hecho lo mismo, pues tenemos que sacar beneficios. Pero eso fue pasarse cuatro pueblos. Si quieres hacer dinero sin que te importen las consecuencias, no sé, dedícate al contrabando o a la venta de armas. Pero no hagas semejante chapuza, por Dios.
Quiero decir, es evidente que el tipo no quería que esto pasara, y a juzgar por lo que se vio en la investigación, no tenía prevista ni la posibilidad. (De hecho, un buen porcentaje de ese exceso surgió de gente que se colaron por una salida de emergencia abierta deliberadamente) Pero ya que vas a hacer algo así, ten por lo menos un plan de emergencia, en caso de que todo lo que pueda salir mal salga mal. Hay siempre que tener un plan B en caso de algo salga mal, ya que así es la vida, las cosas no siempre salen bien, hagas lo que hagas. Y ahora, ese “pequeño error de cálculo” le ha costado la vida a cinco chicas. Sencillamente genial.
Ya que estamos: ¿A quién se le ocurre traer una bengala a un sitio como ese? Es más, ¿Cómo dejan a alguien que la saque, prenderla en mitad del concierto? Desde luego, estamos ante un gran ejemplo de inteligencia española: Nadie revisó nada, todos se metieron a mogollón aunque no entrara ni un alfiler de lado (aun tengo curiosidad por saber cómo lograron encajar a toda esa gente), un genio demasiado estúpido o demasiado borracho como para pensárselo dos veces prendió una bengala y una avalancha de gente no pudo evitar aplastar a cinco chicas al intentar huir. Los siguientes días hasta casi hoy, El Madrid Arena solo destapaba errores como la falta de equipo médico correspondiente, la apertura de la puerta de emergencia para que entrara más gente, posteriores dimisiones y la no-reforma del Madrid Arena. No quiero meterme con nadie, pero seamos sinceros: todo el asunto fue una metedura de pata tras otra.
Por si fuera poco, nuestra queridísima alcaldesa, se lució. No solo cuando no destituyó a ningún responsable indirecto, como a Fátima Nuñez, excoordinadora General de Seguridad y Emergencias. Tampoco cuando se fue a un spa de lujo en Portugal unas horas despues (aunque ahí tampoco puedo decirle tanto, solo criticarle en conjunto a lo siguiente). Sino cuando tardó un mes y medio en enviar unas formales disculpas, y por si fuera poco, negó errores que la investigación judicial ha destapado tanto en la Administración del Madrid Arena como en el dispositivo de seguridad. (¿He mencionado que aun hoy el Arena funciona sin licencia?)
Sinceramente, no es lo peor que este país me ha mostrado, pero no quita que sea tan desconcertante como desastroso. Si todo, o casi todo, lo que se puede hacer mal, se hace, ¿Cómo esperamos que las cosas salgan bien?
Cerré el ordenador, cogí mi libro, “Los Mitos de Cthulhu” y leí hasta que me dormí. Después de todo, mañana iba a ser Halloween.