Honor en Afganistán
Santiago Velo de Antelo. El repliegue de las tropas españolas en Afganistán sigue su curso. Los soldados de la primera compañía del Batallón Ceriñola del Regimiento de Infantería Ligera Canarias 50 van dejando la base militar de Qala-e-now en la provincia de Badghis. Es el inicio del fin de la presencia española en estas duras tierras. Nuestros compatriotas han y están llevando a cabo un trabajo excepcional para salvaguardar la vida de muchos afganos, a los que se ha defendido, ayudado y formado. Y, una vez más, nuestros militares han dejado el pabellón español muy alto, recordando a aquellos otros soldados españoles, que en otras épocas de la historia, como bien nos recuerda con su esplendido lienzo Augusto Ferrer-Dalmau, han sido honor y gloria de España.
Pero la realidad es que la presencia allí no se puede mantener por más tiempo, ya que no puede ser eterna, y queuna vez las tropas extranjeras abandonen Afganistán, de las montañas descenderán los talibanes y no tendrán piedad con nadie que haya colaborado con los militares de los ejércitos foráneos.
Tierras ariscas y duras, muy duras, pueblan el paisaje de Afganistán. Nadie ha podido con este pueblo... ni siquiera los soviéticos. La presencia de Occidente ha sido un soplo de aire fresco para muchos, y el bien realizado ha sido grande, pero es un país enorme que vive anclado en una forma de vida medieval. Y encima con sus castas, tribus y clases que dividen a la sociedad en jefes, jefecillos y súbditos donde todo –o todos- se compran y venden.
Cien bajas nos contemplan. 73 del ejército de Tierra, 22 del Aire, 2 de la Armada y 3 Guardia Civiles. Un Teniente Coronel, 5 comandantes, 9 capitanes, 6 tenientes, 2 alféreces, un suboficial mayor, 3 subtenientes, 13 brigadas, 26 sargentos, 13 cabos y 21 soldados. Honor a todos ellos.
Santiago Velo de Antelo. Dragón de Honor del Grupo de Caballería de Reconocimiento Santiago VII