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Diario YA


 

diario ya comienza hoy un ciclo divulgativo sobre los diferentes movimientos católicos que existen en españa y el mundo

Hoy, en Diario YA, el Movimiento de Schoenstatt

El Padre Kentenich

Rafael Nieto. 14 de Octubre.

Diario YA, consciente de su vocación de aportar luz a una parte de la realidad (la de la Iglesia y todos los movimientos que giran en torno a ella) sobre la cual la cultura imperante de laicismo e increencia pretende cubrir con un manto de olvido y desprecio, comienza hoy una serie de entrevistas de clara intención divulgativa sobre los distintos movimientos católicos existentes tanto en nuestro país como en el resto del mundo. Hoy, empezamos con el Movimiento de Schoenstatt hablando con Mercedes de Soto.

¿Qué es el Movimiento de Schoenstatt, y como nació?

Schoentstatt es un Movimiento de renovación nacido en el seno de la Iglesia católica, a principios del siglo XX. Su centro espiritual es el Santuario de Schoenstatt, donde María se muestra especialmente como Madre y Educadora que da a luz a Cristo en nosotros, conformándonos según su imagen. El Movimiento de Schoenstatt abarca diversas comunidades que forman la Familia u Obra de Schoenstatt. Como Movimiento de renovación posee un marcado carácter laical; una espiritualidad y pedagogías propias, particularmente adecuadas para quienes viven en el mundo y han de enfrentarse con el desafío que significa unas sociedades cada vez más descristianizadas. El nombre le viene del lugar en el que nace el Movimiento, en Renania (Alemania) donde confluyen los ríos Rin y Mosela. El nombre en español significa “lugar bello”. A comienzos del siglo XX los terrenos actuales fueron adquiridos por una congregación oriunda de Italia, los Padres Palotinos, cuyo fundador fue San Vicente Palloti (1795-1850). En 1912 inauguraron allí un seminario. La dirección espiritual de los jóvenes acabó recayendo sobre el Padre Jose Kentenich (1885-1968) que sería el fundador de la Obra de Schoenstatt y cuyo proceso de beatificación está en curso. El P. J. Kentenich fundó con los jóvenes seminaristas una congregación mariana, a cuya disposición se puso, en vísperas del comienzo de la Primera Guerra Mundial, una pequeña capilla que estaba en los terrenos de los palotinos, cuyo origen probablemente se remontara al s. XIII. Esta capilla había sido destruida y reconstruida, en varias ocasiones a lo largo del tiempo. En ese momento estaba abandonada y los chicos la volvieron acondicionar. Esta capilla daría lugar al “Santuario Original”, del que a partir de la Segunda Guerra Mundial, estando prisionero el Padre Kentenich en el campo de concentración de Dachau, empezarían hacerse copias en los lugares en los que se estaba extendiendo el Movimiento (la primera réplica se construyó en Uruguay). Estos santuarios son el corazón espiritual del Movimiento allí en donde se encuentre. Antes de que los seminaristas partieran al frente para incorporarse al ejército alemán, el Padre Kentenich reflexionaba sobre el desafío y peligro que significaría la guerra para los jóvenes y sobre cómo podría asegurar su vida espiritual en condiciones tan exigentes. Llegó entonces al convencimiento de que la Virgen podría querer sellar un pacto, una “alianza de amor” con los jóvenes en aquella capilla recién restaurada. El 18 de octubre de 1914, el Padre Kentenich les confío su “secreta idea predilecta”. Les propone consagrarse a María ofreciéndole en ese lugar todos sus esfuerzos por la propia santificación y el cultivo de un fuerte espíritu apostólico para que la Virgen se estableciera en aquella capilla y la transformara en un lugar de peregrinación y de gracias para la propia casa, para la provincia alemán y “quizás más allá”. La historia posterior demostró que el Padre Kentenich no se había equivocado en la interpretación del querer divino. Al finalizar la guerra, muchos de los primeros congregantes habían muerto ofreciendo sus vidas por la fecundidad del santuario. Pero llegaron muchos que les habían conocido en el frente. Con ellos el Movimiento saltó fuera de las paredes del seminario y se hizo eminentemente laical. Actualmente los santuarios de Schoenstatt, construidos en los cinco continentes, son lugares de peregrinación a los que acuden multitud de peregrinos en busca de un encuentro personal con el Dios Trino a través de María.

¿Quiénes forman parte de él, y que es necesario para poder formar parte de él?

Al Movimiento de Schoenstatt puede pertenecer toda apersona bautizada, cualquiera sea su edad o estado de vida (también pueden formar parte de él una persona consagrada en una orden religiosa, personas que viven de la espiritualidad de otros movimientos o asociaciones…etc) Formalmente la incorporación al Movimiento se produce cuando la persona sella su Alianza de Amor con María en el Santuario. Por tanto, para ser schonstattiano no se requiere pertenecer a ninguna de las comunidades o ramas del Movimiento. Se puede tener un contacto esporádico con el Movimiento o más asiduo, participando en las actividades que se ofrecen a lo largo del año o en la vida de los grupos o de las distintas comunidades existentes.
 
¿Qué importancia tiene la Virgen María para la gente de Schoenstatt?
 
La Virgen María tiene en Schoenstatt un puesto central porque Schoenstatt, como parte de la Iglesia que es, acoge sin restricciones el plan de salvación de Dios tal y como él lo concibió. Dios mismo fue quien coloco a María como la Colaboradora y Compañera de Cristo en toda la obra de la Redención, manifestando de esa manera el puesto que María debe de ocupar en la vida de la Iglesia y de cada cristiano. El Padre Kentenich y con él todos sus hijos espirituales, ven a María como la gran educadora y formadora de la personalidad cristiana. La meta de toda educación cristiana es que Cristo tome forma en los cristianos y en este sentido María puede ser considerada como “la encarnación femenina de la figura de Cristo”. En María aparece el proyecto incontaminado del hombre tal y como Dios lo quiso desde el principio y lo ha realizado en ella. Por ello Dios le ha encargado la tarea de dar a luz a ese hombre que debe ser la imagen de Cristo, tal y como ella misma es. Los schonstattianos pues, se ponen no solo bajo su protección y cobijo maternal, sino que se dejan educar por ella para ser “otros cristos” u “otras pequeñas marías”, según expresión muy querida del P. Kentenich. El vínculo con María pone de manifiesto también la importancia del orden creado como camino y seguro para alcanzar una profunda relación con Dios. A Dios no se le alcanza en el aire, sino a través de lo creado. El mundo y los hombres son camino hacia Dios. Todo esto recupera para el pensamiento cristiano la importancia de las “causas segundas”, y María es en este sentido “la causa segunda ejemplar” que nos lleva más directa y seguramente a una profunda comunión con Dios.
 
¿Cómo es la organización, la estructura del movimiento de Schoenstatt?
 
El Movimiento de Schoensttat, tal y como hoy lo conocemos, surgió lentamente. Surgió de la vida. De ella nacieron los principios y las diversas agrupaciones. 1. Al  primer círculo central pertenecen los seis Institutos Seculares de Schoenstatt entre los que se incluyen dos comunidades sacerdotales: los Padres de Schoenstatt y los Sacerdotes diocesanos. Están erigidos canónicamente – o en vía de serlo -. Son internacionales y están dotados de gobierno centralizado. Sus miembros perteneces al llamado “estado de vida consagrado”.
2. Al segundo círculo pertenecen las Federaciones de derecho diocesano. Se agrupan federativamente a nivel nacional e internacional. Sus miembros aspiran al espíritu de los llamados “consejos evangélicos”, pero sin ligarse a la comunidad por un contrato jurídico (como sucede en los miembros de los Institutos Seculares). Los grados de participación son diversos, según los estados de vida y los compromisos propios de cada Federación. 3. Al tercer círculo pertenecen la Ligas. Como brazo al servicio del párroco y de las inquietudes del obispo de la diócesis, las ligas apostólicas son especial fermento cristiano en el mundo. 4. Movimiento popular de peregrinos: es un complemento de las ramas más estructuradas de Schoenstatt y el instrumento para difundir una piedad mariana clarificada y actualizada. Forman la base amplia del Movimiento. Estos grupos se distinguen entre sí por el carácter del vínculo que los liga a Schoenstatt así como por su compromiso apostólico y comunitario. El primer círculo y el segundo están constituidos por las comunidades de dirigentes de la Familia de Schoenstatt, que son su “parte motriz”. Todos los grupos tienen en común la Alianza de Amor sellada en el santuario con María
 
¿Qué papel juegan los santuarios en Schoenstatt?, ¿los puede visitar cualquiera?, ¿qué actividades se hacen en ellos?
 
Schoenstatt antes que un movimiento es un lugar de gracias. Los santuarios son la fuente de gracias y de toda la vida espiritual que anima el Movimiento de Schoenstatt. Si verdad que Dios está presente y actúa en todas partes es también cierto que en ciertos lugares, el amor y la acción salvífica de Dios se hacen más cercanos y palpables. A lo largo de toda la historia el hombre ha buscado siempre lugares propicios para la comunicación con el mas Allá. La razón es que el hombre al no ser un ser puramente espiritual necesita de los sensible o material para experimentara la presencia de lo divino. Por ello Dios se vale de lo material (el agua, el vino y el pan en la Eucaristía, de lugares…), y de su mismo Hijo que se hace hombre, para hacer llegar su gracia a los hombres. En la historia de Schoenstatt los hechos han confirmado que la Divina Providencia ha escogido el Santuario como fuente de una poderosa corriente de gracias, de vida y de ideas para impulsar la renovación de la Iglesia y del mundo. La convicción de los schoenstattianos es que en sus santuarios María está verdaderamente presente y que desde ellos ella lleva a cabo esta misión de renovación a través de todos los que, por la Alianza de Amor con ella, se le entregan como instrumentos. El santuario de Schoenstatt no nació a partir de una intervención milagrosa, ni de apariciones, o de un sueño, sino mediante una interpretación providencialista de la historia que descifró el querer divino en unos acontecimientos, y de la libre respuesta y activa colaboración de los hombres (en el comienzo, el P. Kentenich y de los jóvenes congregantes) con ese querer. El Santuario surge pues, de una Alianza de Amor entre Dios y los hombres, es decir con ser fruto de una especial iniciativa divina, es también fruto de una intensa cooperación humana. El lema que está en todos los santuarios, expresa bien esta alianza y su actitud fundamental: “nada sin ti, nada sin nosotros”. Los santuarios de Schoenstatt permanecen abiertos todo el día y cualquier persona puede visitarlos cuando así lo desee.
El Santuario es un lugar de oración y de encuentro personal con Dios por y con María. Por ello, salvo cuando se celebra la misa o hay algún acto comunitario, o actividad apostólica (como por ejemplo, la bendición de embarazadas) se procura mantener el silencio, tanto en su interior como en su espacio más próximo.
Entorno al santuario suele haber una casa del Movimiento o de alguna de sus comunidades en las que tienen lugar todo tipo de actividades: de formación, conferencias, cursos, seminarios, reuniones de los diferentes grupos, actividades apostólicas, retiros, convivencias de jóvenes, celebraciones, todo ello orientado a formar en las personas que participan de la espiritualidad del Movimiento, ese “hombre nuevo” a imagen de Cristo y María, que desde el santuario es enviado al mundo a transformarlo con los valores del evangelio. No se debe olvidar que el Movimiento de Schoenstatt es “apostólico”.
 
¿Cómo interviene el Movimiento de Schoenstatt en la educación y formación de los jóvenes en todo el mundo?, ¿cómo ven a la juventud actual?
 
Una de las prioridades de Schoenstatt como movimiento de renovación es formar y educar jóvenes que no solo vivan plena y coherentemente su cristianismo hoy, sino también que sean los forjadores de la Iglesia y de la nueva sociedad que se está gestando para el futuro. Además, como ya he dicho, Schoenstatt fue fundado por un grupo de jóvenes adolescentes acompañados por un también joven sacerdote, José Kentenich, en el marco de un seminario menor, por lo que la preocupación por la educación está en los orígenes mismos del Movimiento
María es contemplada como la gran educadora de la persona y maestra de la vida espiritual especialmente de nuestros jóvenes. Creemos y experimentamos que nuestra Madre tiene un poder y un influjo enorme en la educación de ellos y es el camino privilegiado hacia Cristo pues en ella se da la encarnación humana del evangelio más perfecta. Todo este proceso educativo lo llevamos a cabo en diversas etapas según la edad, y adaptado a la realidad de los jóvenes de hoy. Favoreciendo las formas de expresión propias tratamos de llevar a cabo el programa educativo que el P. Kentenich formulo para los jóvenes ya en 1912 de la siguiente manera: “Bajo la protección de María queremos aprender a educarnos a nosotros mismos para llegar a ser personalidades libres, recias y apostólicas”. Ya entonces se ponía especial énfasisen la autoeducación  tratando de despertar las fuerzas propias y originales que anidan en el interior de toda persona, para desde la aceptación de uno mismo y conocimiento de las propias potencialidades, poder entregarse a los demás según el querer de Dios. En cuanto a la juventud de hoy, si bien vemos a una gran cantidad de jóvenes alejados de Dios y sin valores y principios sólidos que orienten sus vidas, también percibimos a otra juventud, menos visible a veces, que conserva su idealismo y ansias de ser espiritualmente libre, con un gran anhelo de comunidad, de sentirse valorado y aceptado como uno es. Además creemos hay autenticidad y sinceridad en ella. Hay sin embargo que tener en cuenta que el ambiente de competitividad de nuestras sociedades, la negación de los valores espirituales y de la trascendencia de la vida humana, el materialismo y hedonismo imperante hacen mucha mella en los jóvenes, generalmente sin recursos interiores para sustraerse a este modo de entender la vida y la persona. Además el creciente número de familias desestructuradas causa una gran fragilidad afectiva debido a la falta de núcleos familiares sólidos con fuerte presencia del padre y madre. Por todo esto, creemos que es clave que los jóvenes encuentren hogar tanto espiritual como natural para poder fortalecerse y crecer hacia el mundo sobrenatural. El fomento de la comunidad, los grupos de vida y el acompañamiento espiritual son una demanda urgente y son fundamentales para ellos en esta etapa de sus vidas.
 
¿Qué opinión les merece la asignatura de EpC en España?
 
Nuestra opinión, tal y como se ha hecho patente a través de la postura que nuestro colegio Monte Tabor ha adoptado en bloque desde el principio, es contraria a la imposición por parte del gobierno de esta asignatura tal y como está concebida actualmente. Estamos en profundo desacuerdo en que el Estado se arrogue el papel de formador de las conciencias. Además consideramos que el relativismo moral y la ideología de género que subyacen a esta asignatura, está en contradicción con las convicciones de muchos padres que quieren que sus hijos sean educados en los valores del humanismo cristiano y por tanto atenta contra su derecho a elegir la educación que quieren para sus hijos. Este es un derecho fundamental que está contemplado en nuestra Constitución y que el Estado está obligado a respetar. Apoyamos pues, a todos los padres que consideren oportuno ejercer la objeción de conciencia o cualquier otro medio legal, frente a la imposición de esta asignatura en los centros educativos.  
 
¿Cómo puede colaborar cualquier ciudadano con el Movimiento de Schoenstatt?
 
La primera colaboración sería visitar nuestro Santuario y dejarse cobijar por María en su corazón materno, dejarse transformar por ella y estar dispuesto a ser enviado como apóstol a aquella parcela del mundo que es su propio ámbito familiar, profesional y social en que se desarrolla su vida. Se puede colaborar con nosotros involucrándose en las distintas actividades que se organizan en nuestros santuarios  (en Madrid hay dos, uno en Serrano 97 y otro en Pozuelo) mencionadas más arriba. También se puede colaborar en apostolados concretos (con la Virgen peregrina, enfermos, misiones…), con nuestra Fundación “María Ayuda” que tiene varios proyectos de ayuda en Sudamérica, Burundi, ayuda a madres embarazadas con dificultades en Madrid…); y por supuesto, también ayudando al mantenimiento de nuestros santuarios y casas, a las diversas actividades pastorales y apoyando económicamente a nuestros seminaristas.

 

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