IBLA: Una misión de apertura y diálogo intercultural y religioso
Agustín Arteche Gorostegui, M.Afr. La noticia de la muerte trágica de Juan Bautista Maffi, Padre Blanco de origen italiano, la tarde del 5 de enero de este año llegó de manera improvista y que deja la puerta abierta a un montón de interrogantes. ¿Qué pasó exactamente? Juan Bautista Maffi se encontraba en la biblioteca de IBLA, cuando se produjo la explosión y el incendio que provocaron su muerte y la destrucción de gran parte de sus casi 40.000 volúmenes. Tenía 54 años. Se encontraba en Túnez desde hacía apenas dos años. Su muerte no sólo da al traste con una vida y la experiencia personal acumulada de un hombre con muchos años de trabajo, sino también los sueños y el trabajo de varias generaciones de parloersonas que hacían de IBLA y de su biblioteca, un centro reconocido de estudio e investigación científica y cultural sobre Túnez y los países árabes. La muerte del padre Maffi hace tambalear fuertemente el proyecto de IBLA.
IBLA (Instituto de Bellas Letras Árabes), nació el 30 de marzo de 1931 como respuesta al deseo de unos cuantos hombres de poner un nombre y hacer posible un proyecto de diálogo y convivencia con un país (Túnez), una religión (el Islam) y una cultura (árabe) diferentes. IBLA se concretiza y se visualiza externamente en una casa de estilo árabe, ubicada en un barrio popular, en las inmediaciones de la Medina de Túnez y vecina también de la casa, hoy convertida en museo, en que habitó durante cierto tiempo el presidente Habib Burguiba. El lugar escogido para esta biblioteca estaba escogido en función de un objetivo: el servicio a las necesidades de estudiantes y universitarios. En aquel barrio y en sus aledaños se encuentran la Universidad de Teología de la Zituna, varios, liceos y colegios de segunda enseñanza, así como algunas facultades de la Universidad de Túnez.
IBLA, sigue conservando el objetivo para el que fue creado, y se ha convertido al mismo tiempo en puente de culturas (occidental y árabe) y religiones (cristiana y musulmana), funciones que no siempre fueron fáciles de mantener, sobre todo, durante la lucha de los tunecinos por lograr su independencia. Las dificultades y tensiones con los representantes de la ocupación colonial fueron numerosas, pero en la mente de los fundadores de IBLA, prevalecieron más las convicciones de aprecio y respeto por los tunecinos que las opciones políticas que Francia deseaba para sus súbditos. La independencia se obtuvo en 1956. El acceso a la biblioteca se mantuvo aún en los momentos más conflictivos. Desde el año 1959 comienzan a parecer contribuciones y rúbricas animadas por los mismos tunecinos en la revista que publica IBLA.
La biblioteca de IBLA dispone de dos bibliotecas: una a disposición de los estudiantes, abierta a las tardes para individuos y grupos y está diseñada en función de los programas escolares del país. Dispone de un fichero informatizado que los alumnos consultan ayudados por los profesores. IBLA posee también de una biblioteca privada que pertenece a los Padres Blancos, consagrada a la literatura y a las ciencias humanas del mundo árabe y tunecino, a disposición de profesores de universidad e investigadores. Cuenta con casi 40.000 monografías, la mitad de las cuales están en lengua árabe. Recibe más de 150 revistas, muchas de las cuales en permuta. Los ficheros están informatizados por autores y materias.
IBLA ha contribuido a reforzar los lazos entre el mundo árabe y tunecino y el mundo occidental, sabiendo que promoviendo el respeto y la estima de las respectivas culturas y religiones lleva a la convivencia y a la paz. IBLA es un espacio de libertad, de respeto y aprecio de la verdad. El mundo de hoy no necesita sólo tolerancia mutua, sino aceptación de las diferencias, respeto y reconocimiento del valor que tienen todas las religiones y culturas.