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José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Desde el 31 de mayo de 2012 y hasta el 2 de julio de 2013, en Córdoba

Inicio del año jubilar del Monasterio Santa Catalina de Siena

 Diario Ya.    El pasado 31 de mayo, fiesta de la Visitación de la Virgen María, se dio inicio al Año Jubilar del Monasterio Santa Catalina de Siena de la ciudad de Córdoba, que con una duración de un año y tres meses, se extenderá hasta el 2 de julio de 2013, según informa AICA. Durante este Año Jubilar se celebrarán, con numerosos y diversos actos, los cuatro siglos del primer monasterio contemplativo del país, fundado hace 400 años por doña Leonor de Tejeda y Mirabal. Los festejos consistirán en celebraciones religiosas, actos culturales y conferencias con temáticas alusivas a la conmemoración, a la vida contemplativa, a la cultura y a los valores ético–religiosos que cimentaron los inicios del monasterio.

      El jueves 31 de mayo, el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez, presidió la misa de apertura del Año Jubilar del monasterio. Con él concelebraron cuatro obispos: monseñor Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje; monseñor Carlos María Franzini, obispo de Rafaela; monseñor Gustavo Gabriel Zurbriggen, obispo coadjutor de la prelatura de Deán Funes; y monseñor Abdo Arbach, obispo exarca apostólico para los greco-melquitas de la Argentina.
 
     Otros concelebrantes fueron Fray Pablo Carlos Sicouly OP, superior provincial de la Orden de Predicadores; Fray Carlos Alfonso Azpiroz Costa OP, ex Maestro General de la Orden de Predicadores y actual Prior del convento dominico de Córdoba; Fray Miguel Enrique Guevara OP, Fray Sebastián Maza OP, Fray Aníbal Ernesto Fósbery OP, fundador y presidente de Fasta; dos sacerdotes de Fasta, todos los vicarios del arzobispo de Córdoba, entre ellos especialmente el presbítero Mario Sánchez, vicario episcopal de liturgia, que tuvo especial intervención durante la celebración. También concelebraron los capellanes de las monjas, numerosos sacerdotes diocesanos y religiosos claretianos, rogacionistas, dos frailes carmelitas, un sacerdote del Instituto Cristo Rey de Roldán (Santa Fe), el vicario general de Cruz del Eje, un sacerdote de la Prelatura de Deán Funes, y otros.
 
Monición antes de comenzar la misa
     Antes de comenzar la misa, entre dos monjas leyeron la monición de entrada redactada por las mismas monjas catalinas, cuyo texto decía:
 
     “Con esta Eucaristía, iniciamos el año jubilar en memoria de los 400 años de la fundación de este monasterio Santa Catalina de Siena, el primero de nuestra patria. El 2 de julio de 1613 doña Leonor de Tejeda y Mirabal materializó en estas tierras el sueño de perpetuar la espiritualidad y el camino de la vida virtuosa de las jóvenes de Córdoba, transformando su casa en un monasterio de clausura. Han pasado 4 siglos desde que la comunidad de monjas, con todas sus generaciones, han sabido mantener y respetar el mismo carisma que su fundador, Santo Domingo de Guzmán, intuyó para sus monjas, impulsado por el verdadero amor a la Verdad y por una caridad solícita hacia los hombres.
 
     “Un carisma que consiste en la búsqueda de Dios en el silencio, por medio de fervientes plegarias para hablar con El de la humanidad y para poder transmitir el clamor de tantos millones de personas que no saben o no pueden orar, como así también, escuchar las palabras divinas, ya que han sido llamadas por Dios para permanecer a los pies de Jesús, al igual que María la de Betania.
 
     “Hoy nos reunimos para dar comienzo al jubileo, en una fecha especial para el calendario litúrgico del Monasterio. Hoy la Iglesia celebra el misterio de la visita que la Virgen María hizo a Santa Isabel. Durante el jubileo, la comunidad ha decidido mostrar diferentes aspectos de sus vidas y la historia, para lo que se ha previsto un ciclo de conferencias y conciertos a realizarse según programa.
 
 
     “Como iglesia que peregrina en Córdoba, la primera diócesis del país, sabemos que la presencia evangelizadora de la vida contemplativa de nuestras hermanas y de toda vida entregada a Dios, es un misterio de fecundidad que solo se explica a través del prisma de la fe. Desde aquí se fundó el primer Carmelo del país en 1628 y partió el grupo fundador del Monasterio Santa Catalina de Siena de Buenos Aires, en 1745.
 
     “Por eso en este inicio del Jubileo, damos gracias al Señor y a su Madre, que han sostenido el proyecto fundacional de doña Leonor de Tejeda y de todos los que la secundaron; a Santa Catalina, que con su espiritualidad, nutrió la vida orante de la comunidad, desde sus inicios. Damos gracias a todas las monjas que han santificado estos claustros. Y a todos los que nos acompañan en esta celebración.
 
     “Agradeciendo a Dios porque sus obras son admirables y suplicándole que siga enviando orantes a la Iglesia que peregrina en nuestra patria, nos ponemos de pie mientras el coro entona el canto de entrada”.
 
Las ofrendas
     La procesión de las ofrendas se hizo desde la puerta de la iglesia, y las moniciones de la procesión de ofrendas, también redactadas por las monjas, fueron éstas:
 
     Ofrenda de flores. “Queremos destacar hoy el papel central que para la Iglesia y la sociedad, tiene la familia fundada en el matrimonio. La familia es una institución insustituible según los planes de Dios, cuyo valor fundamental no cesa de estar vigente, a pesar de las múltiples insidias que minan su estabilidad y los variados ataques de que es víctima. La familia es una comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y cristianas y lugar del primer anuncio de la fe a los hijos. La fe cristiana es, ante todo, un encuentro de amor con la persona concreta de Jesucristo. Un encuentro íntimo con todas sus consecuencias. Esta infinita locura de amor ocurrió en una familia: Dios es Trinidad, Dios es Amor y nos ama. Ama a cada una de nuestras familias, a cada uno de nosotros, con un amor apasionado que perdona, que hace revivir. Este amor de Dios es fuente de nuestra alegría y nuestra paz, porque nosotras también somos en la comunidad, en esta concreta comunidad de monjas, una familia, la familia que Dios se eligió para habitar aquí, entre nosotras. Dios mismo se preparó una familia para entrar al mundo: la Sagrada Familia, constituida por San José y la Virgen María, para que pudiera nacer y crecer el pequeño Jesús. Por eso, haciéndonos eco del amor de Dios que Jesucristo ha elevado a Sacramento el amor esponsal, hoy presentará una ofrenda de flores, la familia de una monja de nuestra comunidad”, sor Liliana, y la llevaron Nelly con su esposo Nino, sus hijos José y Emmanuel.
 
     Ofrenda de incienso. El incienso, desde antiguo, era parte de la composición aromática sagrada, destinada únicamente a Dios, por ello se transforma en símbolo de adoración y subraya el carácter solemne de una celebración. Con el incienso, los Magos de Oriente adoraron al Niño Dios. La ofrenda del incienso y la oración simbolizan el sacrificio de alabanza presentados a Dios. El incienso envuelve todo en una atmósfera sagrada de oración, que, como una nube perfumada, se eleva a Dios. Así, se elevan las oraciones de todas las monjas. Presentó esta ofrenda sor María Belén, en representación de todas las comunidades orantes.
 
     Ofrenda del vino. “Jesús en las bodas de Caná, a pedido de su Madre la Virgen, hizo el primer milagro de cambiar el agua en vino. En la misa, por las palabras del sacerdote, el Espíritu transforma el vino en la Sangre del Señor. Es el vino de la fiesta del amor eterno, que se anticipa en la vida de toda monja, entregada por amor. Llevó la ofrenda una monja del monasterio San José, de carmelitas de la ciudad de Córdoba.
 
     Ofrenda del pan. “La Virgen María dio su carne para que el Verbo tuviera un cuerpo humano, para que se hiciera uno de nosotros. Con la humildad de sabernos simples granos de trigo, parte de este pan que presentamos, custodiamos la firme certeza de que el amor de Dios, encarnado en Jesucristo, se quedó con nosotros para alimentarnos. Llevó la ofrenda sor María Rosa, del monasterio de San Justo.
 
     Debido a la magnitud de la asistencia hubo que instalar una pantalla gigante para que pudiera participar de la misa desde la Peatonal.
 
     Acompañó las partes de la misa el Coro Juvenil mixto de la Municipalidad de Córdoba, dirigido por el Maestro Gustavo Báez.+

 

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