Sr. Director
Causaron gran revuelo las palabras del nuevo Viceprimer ministro japonés, cuando dijo que los ancianos deberían darse prisa en morirse, porque suponen un gran coste para el Estado. Tal vez este haya sido el primer escándalo del recién estrenado Gobierno liberal japonés.
El verdadero problema es que no se trata de un desliz, sino que el ministro, Taro Aso, ha dicho en voz alta lo que su Gobierno y muchos otros realmente piensan. Con una tasa de natalidad casi tan baja como la española y una elevada esperanza de vida, el Estado social japonés es insostenible, y su única opción viable a corto plazo, según la ONU, pasa por retrasar la jubilación hasta los 77 años y admitir a un millón de inmigrantes. Yo, que estoy a punto de jubilarme, después de 47 años cotizando ininterrumpidamente, he pensado, menos mal que no soy japonés.
Muy cordialmente,
Domingo Martínez Madrid