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ENTREVISTA A

Javier Barraycoa, autor de El último catalán

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Javier Barraycoa (Barcelona, 1964), politólogo y ensayista, se atreve con su primera novela,  El último catalán (Stella Maris), nada más y nada menos que una sátira sobre la imaginaria Cataluña independiente de 2083. Experto en nacionalismo y mitología catalanas (Mitos y mentiras del nacionalismo catalán [Libroslibres, 2011]), el autor ha escrito esta obra con fina ironía y haciendo guiños constantes a la actualidad política, trayendo la reflexión sobre las terribles consecuencias de la ingeniería social al servicio de la “construcción nacional”.  

Usted describe una Cataluña dominada por “minorías mayoritarias”.
Algo así, los catalano-catalanes son una casta política endogámica que tiene que pactar con múltiples fuerzas políticas emergentes, como los musulmanes del partido Al-Catalán o los lobby de los “Gaytalanes”. Por otro lado, la lengua estándar de Pompeu Fabra ha sido sustituida por una nueva reforma post-fabriana, liderada por chinos capaces de lograr mayores flexiones en la pronunciación vocálica, y esto les permite acceder a altos cargos del funcionariado…  en fin, es la plenitud de una Cataluña multicultural donde ya nada queda de las raíces catalanas, salvo nuestro protagonista.

Pasamos del constructo imaginario colectivo de Cataluña y de la mitología nacionalista a una novela, ¿por qué un politólogo y sociólogo se mete en este berenjenal?
Por desgracia, ante el fanatismo, la única arma que nos queda es la risa. Para abordar algunos temas políticos candentes me pareció efectivo (y un disfrute) hacer uso de la sátira. Además, la novela aspira a que el poso del argumento convierta en protagonistas incluso a los personajes más pintorescos, indeseables o estúpidos. La ambientación política puede confundirse con la trama, pero es simplemente el decorado o contexto.
¿Quién es el protagonista, José Casademunt, en toda esta ambientación?
Es un catalán de toda la vida incapaz de reconocerse en la sociedad que ha forjado una casta política nacionalista. Debe luchar contra una burocracia insufrible y a partir de ahí va redescubriendo su vida, desde su ingenua niñez, hasta en los golpes más duros recibidos por la realidad.
¿Entonces la novela esconde una labrada “humanidad” detrás de la parafernalia política?
No diría que es una novela política, es una novela profundamente humana. Se trata de un catalán, pero en el fondo es un hombre universal que se encuentra en un mundo excesivamente moderno e inhumano, que ya no es suyo. Es un catalán que vive en una sociedad llamada Cataluña, pero nada tiene que ver con la verdadera Cataluña que conoció. Más aún, en la que apenas quedan catalanes.
Leyendo la novela parece tener tonos excesivamente reaccionarios…
Si por reaccionarios consideramos la capacidad de reaccionar ante los que no puede perjudicar o matar, la novela es muy reaccionaria, sí.
El protagonista es un poco carca…
Sí, bastante. Pero su carcunda es fruto de su inocencia vital, de su buena fe y de su magistral fuerza física.
Todo un personaje.
Creo que quien más, quien menos, encontrará algo de sí mismo, o de sus padres, o de sus abuelos en el protagonista. Pero la novela, aunque aparentemente se construye entorno a un personaje, en el fondo es como un trencadís gaudiano. Son muchas piezas –muchos personajes, más de un centenar– los que construyen la trama.
¿Estos personajes hacen referencia al imaginario del ser catalán que conocemos?
Si el nacionalismo independentista apela “al Pueblo”, en la novela se relata la vida de “un pueblo”. Muchos personajes, insisto, estrafalarios algunos hasta lo indecible, tienen una profunda humanidad oculta tras su miserable existencia. Cada uno de ellos es una pincelada que acaba constituyendo un cuadro.
No obstante, en algunos momentos se aproxima excesivamente a la realidad política.
¡Qué remedio! Sí, salen apellidos famosos como Pujol, Puig, Mas, Junqueras… Pero no dejan de ser más que sombras de ellos mismos. Sus fantasías políticas quedan devoradas por la imaginación del argumento. Al final, estos son los personajes más secundarios y ridículos de todos. En esto la novela sí que se acerca a la realidad. No obstante, constantes flash back, permiten entender al personaje como fruto de una saga catalana de lo más tradicional y, a la vez, original.
 

Etiquetas:libros