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la libertad está en nosotros

Jerzy Popiełuszko, el último asesinado por los comunistas en Polonia

José Luis Orella.  Este 27 de enero se estrena en España, la película Jerzy Popiełuszko, la libertad está en nosotros, del director Rafal Wieczynski, sobre la vida martirial del sacerdote polaco. Jerzy Popieluszko nació el 14 de septiembre en Okopy, provincia de Bialystok, en el seno de una familia rural, profundamente católica. Su religiosidad le llevó a ser víctima de los ataques anticatólicos de los comunistas durante el servicio militar obligatorio. Tras cumplir con sus estudios eclesiásticos en Varsovia, fue ordenado sacerdote por el cardenal Stefan Wyszynsky, un 28 de mayo de 1972. Destinado como párroco de la Iglesia de San Estanislao de Kostka, desarrolló una intensa labor social con los más débiles de la sociedad. Capellán de Solidarnosc, el sindicato que se convirtió en movimiento de liberación nacional, defendió los derechos de la dignidad de la persona, y estimuló el perdón al verdugo. Por su labor de liderazgo social, pronto fue amenazado y espiado por los servicios de seguridad comunistas. Sus principales acciones, sin embargo, no habían sido políticas, sino celebrar las Misas por la Patria, y dirigir encuentros con los jóvenes, donde se explicaba las enseñanzas antropológicas y de Doctrina Social de la Iglesia desarrolladas por el cardenal Stefan Wyszyński y el Papa Juan Pablo II.
En una de sus famosas homilías dijo:”SOLIDARNOŚĆ representa la esperanza de apagar el hambre en el corazón del hombre, el hambre de amor, de justicia y de verdad. No se puede pisotear esta palabra y fingir que pertenece a un pasado poco loable. En todo el mundo esta palabra se pronuncia con respeto. Nuestro Santo Padre dice que es una palabra digna de alabanza, y ha sido honrada con el más grande reconocimiento el mundo: el premio Nobel de la Paz a la Madre Teresa.
Nuestras esperanzas de agosto de 1980 viven todavía y nosotros tenemos el deber de seguir cultivándolas en nuestro interior y compartirlas con nuestros hermanos. Hace falta quitarnos el peso del miedo que nos paraliza, que inmoviliza los corazones y mentes de los hombres. Repito aquí una frase que habéis oído con frecuencia: “Sólo debemos tener miedo de traicionar a Cristo por cuatro monedas de estéril tranquilidad”.
Pero el 19 de octubre de 1984 cuando regresaba de Bydgoszcz, una pequeña localidad cercana a Torun, la ciudad universitaria del occidente polaco, fue secuestrado por tres funcionarios del ministerio del Interior, y salvajemente torturado. Finalmente fue ahogado con una piedra en el fondo del Vístula. D. Jerzy Popieluszko había muerto mártir con 37 años. Su funeral se convirtió en una manifestación anticomunista y de profundo fervor religioso. 600.000 personas participaron en el sepelio. Tres años después, Juan Pablo II visitó su tumba, al lado de su fiel y querida parroquia de S. Stanisław Kostka y rezó por su compañero en el presbiterado.
El 6 de junio de 2010 fue beatificado Jerzy Popiełuszko. La celebración en la Plaza del Mariscal Józef Pilsudski, fue presidida por monseñor Angelo Amato SDB, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y representante del Santo Padre, ante miles de personas que rebosaban la enorme plaza varsoviana. El último asesinado por los comunistas en Polonia llegaba a los altares de la beatificación. Desde su muerte, 18 millones de personas habían acudido a venerar sus restos. "El Padre Popiełuszko, con las únicas armas espirituales de la verdad, de la justicia y de la caridad, buscó mantener y testimoniar la libertad de su conciencia de ciudadano y sacerdote" (Ángelo Amato SDB, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos).