Juan Carroll, primer obispo de los Estados Unidos
Javier Paredes. El protagonista del día es Juan Carroll, a quien el Papa Pío VI designó el 6 de noviembre de 1789 primer obispo de los Estados Unidos, las antiguas trece colonias de Inglaterra que nacían por entonces como nación independiente.
No fue nada fácil la vida de Juan Carroll ya que le tocó abrir surco por primera vez en tierras que todavía no habían sido cultivadas. Realmente sus primeros años de sacerdocio actuó como un misionero sin tener medios. Construyó una capilla de madera en las dependencias de la casa de su madre donde decía misa. El tuvo que enfrentarse a las nuevas autoridades de los Estados Unidos para exigirles el reconocimiento de la libertad religiosa, y gracias él se debe que la Constitución reconozca que no se pueda hacer ningún examen de religión para obtener una calificación con el fin de obtener un cargo público. A él se debe también la iniciativa de establecer misiones para cristianizar a los indios de América del Norte, y consiguió que el presidente de los Estados Unidos fijara un sueldo anual para un sacerdote católico dedicado a este cometido.
El obispo Carroll es un pionero de la fe católica que salió airoso de muchas y enormes dificultades. Murió en el invierno de 1815, y en el lecho de la muerte reveló cuál había sido su secreto durante su vida: “Entre las cosas que me dan más consuelo en este momento, una es que siempre he estado unido a la práctica de la devoción en la Santísima Virgen, que establecí esta devoción entre la gente bajo mi cuidado y coloqué a mi diócesis bajo su protección”.