Juan Pablo II veneró la imagen de una Virgen que había llorado sangre en 14 ocasiones
Juan Manuel Alesson. En mayo de 2011 Monseñor Girolamo Grillo, obispo emérito de la pequeña localidad italiana de Civitavecchia, reveló un secreto guardado celosamente durante años. El Papa Juan Pablo II había venerado y orado ante la Virgen de Civitavecchia, suscribiendo con posterioridad un documento que avalaba el milagro de sus apariciones y el hecho de que hubiese llorado sangre. Para quienes conocían en profundidad la historia la confirmación de esta noticia estuvo lejos de suponer un shock. De algún modo hacía años que la estaban esperando.
Volviendo atrás en el tiempo, en 1995, una figura de la Virgen empezó a llorar sangre en el jardín de la familia Gregori, una familia de clase media que aún vive en su misma casa de Civitavecchia. La imagen llorará sangre en catorce ocasiones, en presencia de multitud de testigos. La última vez ante el incrédulo Monseñor Grillo, conocido en Italia por su escepticismo radical.
Una segunda estatuita, regalada por Juan Pablo II a la familia Gregori, va a ser protagonista de un nuevo milagro de trasudación. La sudoración de un óleo aceitoso que desprende un olor intenso y sumamente agradable. Como en el caso de la imagen que lloraba sangre, los testimonios de las más diversas personas, las fotografías y las imágenes de televisión atestiguan lo que en Italia es vox populi: la realidad de un nuevo milagro que, como el anterior, tiene consecuencias equivalentes a las apariciones de Fátima o Lourdes.
Éste es el principio. En Civitavecchia se vienen sucediendo desde entonces las apariciones y los mensajes de la Virgen a los miembros de la familia Gregori. El contenido es diverso. Unos advierten de la necesidad de proteger la familia como embrión de la Iglesia de Cristo -esto lleva a que se la invoque bajo la advocación de Reina de la Familia-. Otros insisten en la urgencia del rezo del rosario, o en la necesidad de dirigirse diariamente a Dios con plena confianza.
¿Qué sucede en la actualidad en ésta localidad italiana donde la nueva imagen de la Virgen continúa hoy trasudando ese óleo de olor tan agradable, mientras las curaciones y las conversiones se producen masivamente entre peregrinos llegados del mundo entero; cuáles son Sus mensajes y cuál es el significado último de las lacrimaciones de la ‘Madonnina’, como allí se la conoce?
En este ensayo objetivo y apasionante, destinado sin duda a enriquecer la existencia de una mayoría de lectores –es imposible leer el libro distraídamente, con indiferencia o sin agradecimiento-, el conocido escritor y contertulio del Grupo Intereconomía, Santiago Velo de Antelo, da las claves y sirve de guía a través del significado y la trascendencia de unos hechos únicos e imborrables. Todos nos encontramos aquí ante un maravilloso milagro, repetido con continuidad en nuestro propio tiempo.