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Diario YA


 

Considerada en el pasado la “Suiza de oriente”

Líbano: La última provincia de la Unión Europea

José Luis Orella. -Ha ofrecido una conferencia sobre la situación de los cristianos libaneses, el general Aoun, antiguo presidente del gobierno de aquel país. En la actualidad es uno de los líderes de la comunidad cristiana, que opta por la alianza con los chiitas de hizbullah, para hacer frente a la colaboración sunita con Arabia Saudita. El futuro de los cristianos no se anuncia claro.

Líbano es un pequeño país situado en el Mediterráneo, que desde sus ancestros fenicios ha mantenido una rica relación con los pueblos ribereños del Mare Nostrum. Considerada en el pasado la “Suiza de oriente”, Líbano fue un país modelo en convivencia, donde por su montañosa geografía, la historia la había convertido en refugio de un gran número de minorías religiosas y culturales. Desde entonces, geografía y situación al lado del litoral levantino ha propiciado una relación intermitente con occidente, lo que posibilitó la supervivencia de los cristianos locales. Herederos de una historia con muchas páginas sangrientas, los cristianos libaneses han sabido sobrevivir, llevándose bien con vecinos de diferentes religiones. También han sabido ser modelo de refugio, el trágico siglo XX les trajo a los armenios, a los palestinos y últimamente a iraquíes, tanto cristianos como musulmanes.

Pero este lugar de paz, se asienta sobre un frágil equilibrio. Los diferentes poderes políticos se asientan sobre las comunidades religiosas, y la disminución progresiva de los cristianos altera la estructura de poder. La nueva geografía religiosa impone nuevas distribuciones de poder, pero mientras países como Arabia Saudita e Irán apoyan sin complejos a las minorías fieles a las obediencias de sus religiones oficiales, el secularizado occidente olvida a sus propios recursos a los cristianos del Levante oriental. La Iglesia Católica es la única institución que ayuda con proyectos sociales a través del ICU, AIN o las instituciones educativas de las órdenes regulares, presentes desde el siglo XIX. Se necesita un compromiso de todos los católicos para mantener la presencia cristiana en el Líbano, modelo de esperanza para los el resto de los 15 millones de cristianos árabes del Próximo Oriente. Para evitar la intromisión de sus vecinos, la democracia libanesa, con su tradición de puente entre occidente y oriente, quizás tenga que optar a la integración en la Unión Europea. Desde luego tiene muchos más argumentos que algunos de sus vecinos que sus mismas pretensiones.