Redacción Madrid. 18 de agosto.

La triatleta australiana Emma Snowsill se proclamó hoy campeona de triatlón en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 tras firmar un tiempo de 1 hora, 58 minutos y 27 segundos e imponerse a la máxima favorita al oro, la portuguesa Vanessa Fernandes, que se llevó la plata.

   Snowsill, triple campeona del mundo en 2003, 2005 y 2006, decidió romper la igualdad de la prueba en la segunda transición --de ciclismo a la carrera a pie-- y de forma meteórica comenzó a adquirir una ventaja insalvable para Fernandes, que salió a su caza aunque sin éxito.

   La triatleta 'aussie', en el grupo de cabeza desde el comienzo, venció con claridad y da relevo a la austriaca Katherine Allen, medalla de oro en Atenas. El bronce, tras Snowsill y Fernandes, se lo adjudicó la también australiana Emma Moffatt.

   En cuanto a la representación española se refiere, Ana Burgos fue la mejor clasificada merced a su vigésimo puesto. La veterana madrileña fue de menos a más y en el tramo a pie recortó las distancias con el segundo gran grupo tras las líderes.

   Sin embargo, Burgos, de 41 años, no pudo asomarse a las mejores plazas, que desde un principio estuvieron reservadas para las grandes favoritas. La estadounidense Laura Bennett se decidió a ser la primera en imponer el ritmo, muy fuerte en el kilómetro y medio de natación.

   En esos instantes, Ainhoa Murua, que en los días previos a la prueba sufrió una fuerte fiebre, era la mejor del dúo española, a sólo 9 segundos de las escapadas. Sin embargo, la distancia comenzó a crecer de forma abismal y la vasca disipó sus opciones antes de llegar a la segunda y última transición.

   Además, Murua, lanzó al vacío todas sus opciones cuando en la quinta vuelta de ciclismo se vio involucrada en una caída que la restó más de un minuto respecto al grupo de cabeza. Fue ahí cuando Burgos la adelantó, y las favoritas pisaron el acelerador a fondo.

   Así, tras la sexta vuelta en bicicleta, y una transición perfecta de Fernandes, la victoria pareció que se decidiría en los tramos finales de la carrera, pero la 'aussie' Snowsill no quiso mirar atrás y empezó su subida a la cima de la montaña.

   Fernandes se quedó perpleja e intentó salir al paso. La lusa, cinco veces campeona de Europa, permaneció clavada ante el imponente ritmo de Snowsill, que a cada paso que daba se veía más cerca de la victoria definitiva.

   Así, y con un sensacional final de Burgos, que adelantó a la estadounidense Tucker --que al comienzo estaba entre las mejores-- la oceánica Snowsill encaró la recta final, se enganchó a su bandera y después de 500 metros entró triunfal en la meta: acababa de destronar a una de las grandes favoritas, Fernandes, que iba a dar a Portugal un oro casi seguro.