Redacción Madrid. 15 de mayo. La Cruz Roja dijo que sus equipos han presenciado una "catástrofe humanitaria inimaginable" en el área de Sri Lanka donde las tropas del gobierno rodearon a los Tigres Tamiles. "La falta de seguridad sobre el terreno significa que nuestras operaciones por mar continúan paradas, y esto es inaceptable", dijo el director de operaciones del Comité Internacional de la Cruz Roja, Pierre Krahenbuhl.
La agencia informó de que el Green Ocean, un barco de la organización cargado con ayuda, fue incapaz de atracar en la costa noreste del país a causa de las intensas batallas de los últimos tres días, por lo que no podrá evacuar a los heridos.
Otra embarcación del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas también espera para poder entregar su carga, dice la Cruz Roja.
Equipos médicos tuvieron que abandonar el último hospital que quedaba en la zona de guerra bajo control de los rebeldes Tigres Tamiles y algunas fuentes aseguran que hasta 400 heridos graves fueron abandonados y un centenar de muertos aún deben ser enterrados.
Más de 50 personas murieron este miércoles en Sri Lanka cuando varios proyectiles impactaron un hospital, informó un funcionario de salud a la BBC. El gobierno y los rebeldes se echan en cara mutuamente estas víctimas.
ESPERANDO EVACUACION
Un portavoz militar, Brig Udaya Nanayakkara, explicó a la BBC que un avión había observado a más de 2.000 personas caminando alrededor de la laguna que rodea la zona de batalla.
Según Brig Udaya Nanayakkara, los civiles intentan escapar de la zona controlada por los Tigres Tamiles, aunque no se pudo conocer la versión de los rebeldes.
La organización británica Save the Children dijo que un gran número de niños fueron separados de sus familias al entrar a las áreas controladas por el gobierno. "Los campamentos son un caos", lamentó su portavoz, Branko Golubovic.
"Estos niños están saliendo de zonas de combate, donde han sufrido traumas severos, para encontrarse solos en un entorno también duro", añadió, refiriéndose a los campamentos.
El enviado de la ONU a Sri Lanka, Vijay Nambiar, llegó hoy para "ayudar a resolver la situación humanitaria", dijo la organización.
El pasado abril, Nambiar se reunió con el presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, pero no le arrancó un acuerdo para garantizar un acceso seguro de los equipos de rescate a las zonas más maltratadas por los combates.
Según la ONU, cerca de 50.000 civiles están atrapados a causa del conflicto, aunque el gobierno de Colombo discute esta cifra.
Estados Unidos y el Reino Unido han solicitado tanto al gobierno de Sri Lanka como a los Tigres Tamiles que pongan fin a los enfrentamientos "inmediatamente" y permitan la evacuación de los civiles.
El presidente de EEUU, Barack Obama, sugirió al gobierno dar los siguientes tres pasos por el bien de los civiles: detener los bombardeos indiscriminados, permitir el acceso de los equipos de asistencia humanitaria a la zona bloqueada, y permitir a la Cruz Roja y otros organismos brindar ayuda a los desplazados.
El martes, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, y su homólogo británico, David Milliband, expresaron su alarma ante el elevado número de víctimas civiles.
Rajapaksa ignoró las peticiones internacionales de un alto en la ofensiva en contra de los rebeldes y argumentó que eso les daría tiempo para recuperar fuerzas. Se espera que ahora que las tropas oficiales acorralaron a los Tigres Tamiles, al fin se pueda poner fin a una guerra civil que dura ya 25 años.