La batalla se libra en el corazón
Juan Manuel Alesson.
La Belleza es limpia como el alma de un niño. Y el Bien debe nacer de los deseos y las voluntades de los hombres de Dios, porque ya no hay tiempo para más paradas en la noche. Los días turbios deben terminar, y los deseos de los hombres ser amables y auténticos, porque el mundo se enfrenta hoy a una batalla final, que se libra en nuestros corazones. El hombre habrá de elegir sin trabas cuál es su camino. Y será el Bien o el mal.
La vida nos pertenece, ¿qué vamos a hacer de ella? El Bien no tiene doblez, ni duda, ni desconfianza en sí mismo. El Bien supremo es la mano amorosa de Dios.
Hemos cerrado los ojos tantas veces, no los cerremos otra vez ahora, mientras el mundo se enfrenta a su propia maldad. No escuchemos lo que nos lleva a más desastres. El mal nunca ha creado nada. Nunca. Su voluntad es solo acabar con la Luz divina. El miedo es solo vacío.
El bien no tiene fronteras, y es el origen de todos los principios.
No todo es desagradable aquí; es un planeta muy hermoso, lleno de vida y belleza. Pero su evolución viene de luchas, hambre, guerras y dolor, y dureza. Y este enfoque es lo que hay que cambiar, porque el ser humano no debe ni puede seguir comportándose como un troglodita antediluviano.
La civilización nace solo de esto: de la comprensión de que la persona que tenemos al lado es un ser que necesita amor; que no es nuestro enemigo, que hay suficiente para todos, y que el amor es el motor que debería mover el mundo. Ni la rabia ni el dolor ni la autosuficiencia.
Para sanar la sociedad la esperanza juega un papel decisivo. Sin esperanza no puede construirse nada que no sea caos y decepción. Es demasiado triste recordar que muchos sueños han fracasado por eso.