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José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

COSAS QUE NO CAMBIAN AUNQUE DEBERÍAN

La carta conjunta de los obispos

Pedro Sáez Martínez de Ubago. Este 13 de febrero, coincidiendo con el miércoles de ceniza e inicio de la cuaresma, los obispos de San Sebastián, Bilbao, Vitoria y Pamplona y Tudela, José Ignacio Munilla, Mario Iceta, Miguel Asurmendi y Francisco Pérez, junto con, Juan Antonio Aznárez (auxiliar de Pamplona) han dado a conocer su carta conjunta, La alegría de caminar con Jesucristo, en la que, partiendo de una glosa del evangelio de San Lucas y el episodio de las Discípulos de Emaús, hacen una serie de reflexiones para ayudar a sus feligreses a recorrer el camino cuaresmal que conduce a la Pascua.

Como los firmantes dicen al inicio de este documento, “Lo hacemos en el Año de la Fe convocado por el Papa Benedicto XVI para conmemorar los 50 años del inicio del Concilio Vaticano II y los 20 años de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. Queremos acoger así su invitación a profundizar, testimoniar y proponer la fe, el mensaje del Evangelio, para dar un nuevo impulso a la misión evangelizadora. No podemos menos que empezar agradeciendo el don de la fe viva y probada de tantas personas y comunidades. Hemos de confesar con alegría que el hecho de confiar en Jesús o, mejor dicho, de experimentar su confianza en nosotros y de seguirle es lo mejor que nos podía pasar. El conocido relato pascual referente a los discípulos que se dirigen a Emaús nos sirve de marco y guía para esta Carta Pastoral. Ahí identificamos los elementos fundantes de la experiencia de la fe y la llamada permanente a caminar acompañados por Jesús”.

Sobre esto, en principio no habría nada que objetar, dado que, los obispos, como pastores, cada uno de su diócesis, ostentan (CIC 381) “toda la potestad ordinaria, propia e inmediata que se requiere para el ejercicio de su función pastoral, exceptuadas aquéllas causas que por el derecho o por decreto del Sumo Pontífice se reserven a la autoridad suprema o a otra autoridad eclesiástica”.

Sin embargo, de esta excepción, surge una primera duda en torno a si la autoridad eclesiástica competente para configurar las provincias eclesiásticas o archidiócesis, mantiene a Bilbao y Vitoria como diócesis sufragáneas de Burgos, y a San Sebastián como sufragánea de Pamplona, que incluye a Tudela, Jaca y Calahorra - La Calzada ¿A qué interés obedece el que se junten, como vienen haciendo asiduamente, aunque cambien las personas, los obispos de Bilbao, San Sebastián, Álava y Navarra, cuatro provincias españolas en que se da un particular enfrentamiento político entre sí y con el resto de la nación?

Otra segunda pregunta es si en esta carta los cuatro obispos ordinarios y el auxiliar de Pamplona aportan o no algo nuevo. Hasta ahora lo que más ha trascendido a los medios es que estos cinco pastores de la Iglesia perciben en la sociedad una situación de "crisis antropológica, ética y cultural" en la que los "grandes valores" se ven "a menudo amenazados".

No es cuestión de afirmar en un juicio de valor si se puede considerar que los autores de la carta pastoral siguen principios más propios de da antropología de Immanuel Kant que del Catecismo o el Evangelio; pero lo cierto es que fue el filósofo prusiano, quien hace más de un siglo, afirmó que “El campo de la filosofía puede reducirse a las siguientes preguntas: ¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me está permitido esperar? ¿Qué es el hombre? Ala primera pregunta responde la Metafísica, a la segunda la Moral, a la tercera la Religión y a la cuarta la Antropología. Pero, en el fondo se podría considerar sólo antropología, pues las tres primeras preguntas se refieren a la última”. 

Sin embargo, sin cuestionar la autoridad legítima de estos pastores, desde un punto de vista político se les puede acusar de que tras su acción ecuménica, docente, teológica o moral, se esconda la insistente y mendaz aspiración del nacionalismo vasco de crear su iglesia propia, despegando a los fieles vizcaínos y alaveses de la sede de Burgos y separando de Pamplona a Jaca y Calahorra - La Calzada.

Ésta arraigada pretensión panvasquista de separatismo eclesial y civil es algo que se replantea periódicamente y que no tiene nada que ver ni con la doctrina, ni con la oral, ni con la fe, ni con la liturgia, ni con los objetivos pastorales; y que, además, está fuera de la potestad de estos obispos, dado que la configuración de las provincias eclesiásticas o archidiócesis y delimitar sus sedes y territorios son asuntos puramente políticos y administrativos competencia del Estado Vaticano y de la Santa Sede por medio de la Congregación para los Obispos (Congregatio pro Episcopis) y, en consecuencia, criticable, como toda decisión terrena de una persona, independientemente de su estado eclesiástico, civil, militar…

Estoy personalmente convencido de que esta nueva complicidad de los titulares de las diócesis vascas y navarras, aún obedeciendo pretendidamente a un fin más o menos bueno, no dejará de incomodar a muchos católicos y no sólo de los ámbitos diocesanos de los cinco obispos firmantes. Por esto, a ellos, a los monseñores José Ignacio Munilla, Mario Iceta, Miguel Asurmendi y Francisco Pérez y Juan Antonio Aznárez, quisiera recordarles la conveniencia de ejercer su autoridad legítima, teniendo en cuenta, por el bien de su grey, la conveniencia de ser ecuánimes y rectos con todos, sin soliviantar con abusos extemporáneos ni menoscabar los legítimos derechos personales de los fieles a ellos encomendados, estas palabras de Antonio Maura: “La autoridad es una sugestión espiritual que introduce en el ánimo del súbdito la presunción de la rectitud del acto y nos lo trae a la obediencia”.