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Diario YA


 

Eudaldo Forment, autor del prólogo a la nueva edición de "Idea de la Hispanidad", celebra con Diario YA la Fiesta Nacional

"La cualidad propia del humanismo español es la fe en la igualdad de todos los hombres"

El catedrático Eudaldo Forment

Rafael Nieto. 12 de Octubre.

Eudaldo Forment, Catedrático de Metafísica en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona es un catalán que, precisamente por serlo, se siente muy orgulloso de ser español. Por eso hemos querido charlar con él sobre el prólogo que ha escrito de la nueva edición de la obra "Idea de la Hispanidad", de Manuel García Morente, de la editorial Homo Legens. Un libro que recoge una serie de conferencias pronunciadas por quien fuera el mejor discípulo de José Ortega y Gasset los días 1 y 2 de Junio de 1938 en la Asociación de Amigos del Arte en Buenos Aires.

¿Cómo entiende Vd. la palabra “hispanidad” (con minúscula), teniendo en cuenta la cantidad de interpretaciones y controversias que despierta esa palabra?
 
                Creo que el término «hispanidad», creado en 1926 por Zacarías de Vizcarra, para sustituir al de «raza», que se empleaba  entonces y que no parecía adecuado para designar a pueblos integrados por diferentes razas, tiene un significado, que me parece indiscutible, y que se podría escribir, como indica Usted, en minúscula. Expresa el conjunto de naciones que han surgido de una misma raíz española. Constituyen una especie de «familia de naciones», una colectividad de pueblos que hablan, piensan, sienten, rezan y viven, en definitiva, al modo español. Negar esta comunidad de pueblos y naciones de Europa, América, África y Oceanía, de cultura y origen hispánico, sería ir contra la historia y la realidad.

Usted habla en su prólogo de “Defensa de la Hispanidad”, la famosa obra de Maeztu, y de esta “Idea de la Hispanidad” de García Morente, quizá no tan popular…¿qué conceptos básicos defienden los dos autores?, ¿en qué se diferencian, o qué matices distintos ofrecen?
 
                También estoy plenamente convencido de queel filósofo Manuel García Morente, el famoso catedrático de Ética de la Universidad de Madrid, que falleció en 1942, acertó plenamente al distinguir entre dos acepciones de hispanidad. Una, la citada, que sería una hispanidad concreta, la que se da en la historia, y otra abstracta, en cuanto expresaría la esencia de lo español, aquello que por lo cual lo hispánico es hispánico. Esta esencia o idea de “Hispanidad”, que merece escribirse con mayúscula, es la que explicaría sus distintas concreciones en diferentes lugares y momentos históricos o temporales. García Morente en la Idea de la Hispanidad, demuestra, utilizando el método fenomenológico, de Husserl, aplicado a la historia, que está esencia de lo hispánico es un estilo, una modalidad singular, diferente de otros ideales colectivos. Ramiro de Maeztu, en su Defensa de la Hispanidad  descubrió que la cualidad propia constitutiva del humanismo español es la fe profunda en la igualdad esencial de todos los hombres. Además, que su origen está en una verdad católica: todo pecado puede recibir la redención y todo justo, en este mundo, puede no ser fiel a la gracia. El español no cree ni en razas ni pueblos superiores. Lo hispánico es reconocer y respetar la dignidad de todos los hombres.

Quizá lo que más preocupe del momento actual no es que en un Día como hoy (domingo, 12 de octubre) haya miles de exaltados que nos insulten a quienes nos sentimos españoles, sino el desconocimiento profundo que existe en el pueblo español acerca de lo que es la hispanidad y lo que ello
representa, ¿no le parece?
        
                Tiene Usted mucha razón. Tanto Maeztu como García Morente creen que los ideales hispánicos, por ser esenciales, de manera parecida como es la idea de justicia, trascienden el espacio y el tiempo y permanecen, aunque en un determinado momento, por ejemplo, pocos o incluso ninguno sea justo. Hoy especialmente deberíamos aprender la lección que nos dan con sus escritos: ayudar a recuperar la memoria de los valores hispánicos.
 
Llama mucho la atención, volviendo al texto de G. Morente, los catorce rasgos que él encuentra en el “estilo hispánico” caballeresco…¿Piensa que hoy, con esto de la igualdad de género y el
relativismo imperante, la mayoría de los jóvenes lo encontrarían “sexista” o “demodé”?, ¿cree que habría base, sólo con estas características indiscutiblemente comunes, a impulsar algo así como un nuevo “nacionalismo español” (lo digo porque como otros presumen de “rh”…)?

                Una pregunta parecida me hizo hace pocos días una periodista de una cadena de radio hispanoamericana. Le contestaré, si me permite, de la misma manera. García Morente encuentra, como Usted muy bien ha dicho,  catorce rasgos en el hombre de la hispanidad, al que denomina «caballero cristiano». Naturalmente no se refiere ni sólo al varón ni a una sola nación como España. Es innegable que estos rasgos se dieron en un grado superior en mujeres hispánicas, como, por ejemplo, en Isabel la Católica o en Santa Teresa de Jesús, por citar a dos muy representativas. Son cualidades, como el «quijotismo», el valor, el no dejarse humillar, ni ser servil, entre otras, que se pueden descubrir en todos los momentos de la historia, en hombres y mujeres, y en cada una de las veinte naciones de la hispanidad. Siempre en determinados grados, que varían, y a veces quedan velados por otras cualidades accidentales o circunstanciales, e incluso por notas negativas.

 
Usted cita en su prólogo, y también lo hacía Ramiro de Maeztu en su obra más célebre, a otros intelectuales españoles, como Menéndez Pelayo, Jaime Balmes o Donoso Cortés…, ¿qué han aportado ellos al sentido de la hispanidad? 
               
             Me alegra que me haga esta pregunta, porque, aunque el término «hispanidad» sea relativamente reciente, sus significados han estado siempre presentes en nuestra cultura. Jaime Balmes decía, a principios del siglo XIX, en Cataluña, que el fundamento de toda la nación española, y de las ramas que han brotado de ella en el mundo, está en el catolicismo. Menéndez Pelayo precisaba, en este sentido,  que la religión católica es la que dio la unidad a España, y la que le permitió ser fecunda. Añadía el ilustre polígrafo santanderino que el día que España pierda la religiosidad volverá al estéril cantonalismo, como el de los reyes taifas. Lo que en realidad hizo García Morente fue desarrollar, y con un avance considerable, el concepto de hispanidad, del que siempre se ha tenido conciencia
 
Uno de los rasgos que enumera G. Morente, y que aparece en el resto de autores citados, es la innegable religiosidad y el catolicismo de los españoles…, quizá por eso no deja de sorprender el empeño de los políticos de hoy en barrer todo rastro de Fe en la vida pública española. ¿Usted piensa que puede llegar a perderse por completo la fe católica en nuestro país?
               
                Muchos indicios parecen apuntar a ello, pero, como participo completamente de la visión providencialista de estos grandes intelectuales, muchas veces silenciados, confió en la intervención de Dios en la historia de la hispanidad. Los ideales hispánicos serán siempre fecundos. Se iniciaron en España y se extendieron en el espacio y en el tiempo pasado. Pueden hacerlo, igualmente con la ayuda de Dios, también en el futuro. Creo, sin embargo, con el hispanista argentino Alberto Caturelli, que esta vez la ayuda concreta vendrá de América. Hispanoamérica devolverá así lo que en el pasado le dio España.
 
Otro fenómeno que siempre sale a relucir los “12 de Octubre” es el asunto de la bandera: quienes creen que exponerla en una plaza pública es una provocación, y quienes simplemente nos sentimos orgullosos de ella al verla ondear al viento, ¿cree que este es un fenómeno exclusivo de España?, ¿piensa que es consecuencia exclusiva de la dictadura de Franco, o puede haber algún otro “ingrediente” de tipo sociológico?

                El uso de las banderas como símbolo nacional no tiene nada que ver con la historia reciente. Es muy antiguo y casi universal. Se sabe que eran ya utilizadas por los pueblos asirios y en Egipto. Probablemente, su uso que se ha extendido a todos los pueblos y culturas, y que parece incluso connatural al ser humano, no sólo es representativo de la nación, sino también una manera de expresar concretamente la virtud del patriotismo. Se advierte claramente en las manifestaciones deportivas de carácter internacional. Cuando falta el patriotismo, puede ocurrir que sea vea la bandera como algo sin sentido e incluso negativo u hostil, tal como Usted ha señalado.

 
Hay muchos “hispanistas” extranjeros,  y eso demostraría que España es un país que apasiona y seduce…Pero en cambio, a la mayoría de los ciudadanos españoles les aburre la Historia de España, ¿a qué puede
deberse?, ¿qué consecuencias tiene esto para una nación milenaria como la nuestra?
              
                Decía San Agustín que la facultad más importante del hombre es la «memoria de sí», el tener presente el propio yo, con lo que soy, con mi pasado, con  mi historia. Gracias a esta memoria personal puedo tener inteligencia y voluntad libre. Se podría decir lo mismo de la hispanidad y también más concretamente de España. Si desconozco los momentos en que se ha manifestado el estilo español, ni lo entenderé, ni lo amaré Además, lo que todavía es peor, perderé libertad. Adoptaré o me impondrán otros estilos, o sucedáneos del mismo, que ya no serán propios. En definitiva, sin pasado, perderé el futuro. Es una grave responsabilidad que debemos asumir todos los españoles e hispánicos en general.
 

 

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