LA CUESTIONADA TRANSPARENCIA DE LAS FUNDACIONES
Jorge Llopis Planas
Presidente de CEPTAPA (Consejo Español de Peritos Tasadores de Arte y Patrimonio Artístico)
Asesor de Arte
Estos días se esta viviendo de nuevo una vieja polémica que desgraciadamente se repetirá en el futuro: la cuestionada transparencia de las fundaciones. Como experto y asesor de arte, podría analizar aquellas que están vinculadas con el ámbito artístico como es el caso de la conflictiva Fundación Seldas – Fagalde. De las creadas por partidos políticos como Refugio de Pecadores, Puertas Giratorias, blanqueo de financiación ilegal y hasta negocio paralelo, mejor ni hablar.
Adviértase a los Googlelianos que hoy tampoco es fácil saber cuantas fundaciones hay en España
Durante mi estancia en los Estados Unidos, durante más de cinco años, una de las cuestiones que más me asombró fue la transparencia de las instituciones y de los organismos oficiales que las amparan. Es decir, el acceso libre de la información a la que todo ciudadano tiene derecho por ser ciudadano, así como la estricta obligación por parte de las instituciones, públicas y privadas, ya no sólo en publicar sus actividades y resultados, sino de actualizar casi semestralmente (y hablo de 1993) dicha información. Aparte de asombro, también me produjo una tremenda tristeza y envidia africana ell comparar estos aspectos con mi país. Adviértase a los Googlelianos que hoy en día tampoco resulta fácil saber cuantas fundaciones hay en España, pero superaban las 12.000 en 2012 (según la AFN).
Una Ley de mecenazgo muy necesaria, que el gobierno vigente ni se plantea cambiar por su neurosis recaudatoria y obsesión por controlar y pisotear las iniciativas privadas independientes
Las fundaciones son necesarias. Representan ante el Estado controlador, sus magnánimas y maniqueas subvenciones, un resquicio a la libertad y a la independencia cuando su aportación ayuda a mejorar diferentes aspectos de la sociedad. Una opción que la vigente Ley de Mecenazgo, absurda, ridícula y miserable hace que la empresa y el particular desestimen participar. Una Ley de Mecenazgo que el gobierno vigente ni se plantea cambiar por su neurosis recaudatoria y obsesión por controlar y pisotear las iniciativas privadas independientes, incluso ideológicamente.
Se ignora que ésta es otra Competencia parcialmente cedida y así, el sindiós se multiplica por 17.
Pero claro, eso es la teoría. La opacidad reinante en el sector de las fundaciones a través de las diferentes asociaciones que las amparan es cuanto menos frustrante y no es extraño que en España, la Opinión Publica valore estas instituciones como simples empresas de blanqueo de capitales. ¿Todas? Por supuesto no. Como en botica gallega, unas si y otras no, auque tal vez lo que se debiera preguntar el ciudadano es, no tanto quien incumple, sino por qué o cómo, o si prefiere ¿Quien consiente y regula?. La respuesta es el Ministerio del Interior a través de la Dirección General de Asociaciones, circunstancia más que lógica debido a los privilegios tributarios, exenciones fiscales y el debido acatamiento y respeto a las leyes de la Constitución Española. Por tanto debiera ser al Ministerio del Interior al que pedir explicaciones cuando sale a la luz algún “díscolo” ¿O es que los plenos poderes y mecanismos de vigilancia y control que ostenta, sólo sirven para acojonar al ciudadano y silenciar los Whassaps?. También se ignora que ésta es otra Competencia parcialmente cedida y así, el sindiós se multiplica por 17.
Volviendo a los americanos (y a cualquier país democrático y serio) las leyes se cumplen y si encima te beneficias de ellas como son las fundaciones ¡Guárdate mucho de cantearte un pelo!. En estos casos la ley no está tan judicializada y lenta como en esta España. El que la hace la paga, y paga por 10 con todo el escarnio público y retirando incluso el pasaporte a los infractores como medida preventiva.
Aunque ¿Para qué despertar la envidia malsana y aspirar que España tenga una Justicia normal?