Principal

Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Ha muerto María Dolores Pradera, quien nos acariciaba con sus interpretaciones y nos deslumbraba con su señorío

LA DAMA DE LA CANCIÓN

Manuel Parra Celaya.
    Ha muerto María Dolores Pradera, quien nos acariciaba con sus interpretaciones y nos deslumbraba con su señorío. Su voz -dulce y, a la vez, enérgica y vibrante infundía a rancheras, boleros y valses un sello de aristocracia y de elegancia, imposible de imitar. Incluso el movimiento de sus manos, sus gestos y movimientos en el escenario contribuían poderosamente a envolvernos en una atmósfera de distinción y de nobleza, totalmente contrapuesto a cualquier asomo de vulgaridad o estridencia, pero también de afectación o cursilería.
    Por ello, le venía como anillo al dedo el título de dama de la canción, tan profusamente repetido ahora en los elogios a su figura desaparecida: Personalmente, siempre me la imaginaba como la protagonista  real de Amarraditos, recorriendo un paseo y saludando con donaire…
    Como siempre ocurre cuando fallece una figura pública, los elogios se multiplican y todo lo anterior ha sido dicho de ella; por lo tanto, al repetirlo, no aspiro a ser original en absoluto, pero sí sumarme al juicio unánime de quienes, como yo, disfrutaron con sus canciones. Hace escasas semanas, la reconocí y valoré, jovencísima, en la reposición televisiva de Zalacaín el aventurero, donde entonaba , con su inconfundible voz, un precioso zorcico.
    No me resisto a explicar tampoco dos detalles que no he encontrado, sin embargo, en los comentarios ante su muerte; el primero se refiere a su vida y el segundo a su trayectoria artística. Del último puedo dar fe de certeza, y está al alcance de cualquiera su comprobación; del otro, admito que puedo estar en un error, porque, en su momento, pasó por mi mente como una simple anécdota. Empiezo por este y pido disculpas por mi posible equivocación.
    En el Centro de Interpretación de la Batalla del Ebro, en la tarraconense localidad de Gandesa, figura, enmarcado, un carné de margarita tradicionalista a nombre de M.ª Dolores Fernández Pradera; quien me lo hizo notar, me aseguró que se trataba de la famosa cantante. Repasando su biografía, leo que, tras una corta estancia en Chile, su familia retornó a España en plena guerra civil, con lo que no sería extraña la afiliación infantil mencionada. Quede el dato entre las curiosidades históricas, si es cierto.
    El otro detalle se refiere a una canción en concreto: Paso de vencedores, que, al final de la década de los 60 o principios de los 70, interpretó M.ª Dolores Pradera, en honor a la Reforma Agraria que el general Alvarado estaba llevando a cabo en Perú, tras el golpe militar que lo llevó al poder con el lema ni con el capitalismo ni con el comunismo.
    La poesía de la canción era atrayente, e incluía una expresión vibrante: patria en barbecho; era un canto a la redención de los más desposeídos, al soldado que seguía la luz del guerrillero, a la madre del campesino, a los clarines de libertad… La letra nos maravilló, y empleo el plural porque solíamos cantarla a coro los de mi Centuria juvenil en los Fuegos de Campamento y en los trenes cuando íbamos de marcha montañera, porque nos parecía un reflejo de aquella otra Reforma Agraria nunca llevada a cabo en España, la que José Antonio Primo de Rivera anunciaba entre sus propósitos revolucionarios.
    Leíamos con fruición los propósitos de aquel gobierno militar, reformista y regenerador de su patria: nacionalización de la Banca y entrega del 75% del accionariado de esta a los peruanos, nacionalización de empresas extranjeras, sindicalización de los medios de difusión, etc. Posteriormente, me enteré de que el coste de las medidas, la reacción de terratenientes y la presión estadounidense habían hecho embarrancar aquel intento de revolución nacional peruana; Alvarado falleció en 1977, pero fue considerado por muchos un héroe popular. 
    ¿Utopía o posibilidad? Dejemos la pregunta ahí en este momento. Para unos jóvenes de camisa azul de aquellos momentos históricos como éramos nosotros, en todo caso, era una promesa y un ejemplo.
    He vuelto ahora a escuchar Paso de vencedores, y la voz y el mensaje de María Dolores Pradera me ha llevado, no a la nostalgia de un imposible de juventud, sino a una afirmación en mi madurez.